La soberanía nacional en el Zócalo
ENVIADO POR EL EDITOR EL Viernes, 28/03/2025 - 16:25:00 PMMario Camarena Ocampo y Lourdes Villafuerte García*
¡Qué impresionante cantidad de gente! Eran alrededor de las ocho de la mañana del 9 de marzo de 2025, cuando al arribar a la estación Bellas Artes del metro de la Ciudad de México el altavoz informó que no había servicio en varias estaciones; nos bajamos del tren y comenzamos a caminar por la calle de Tacuba. Observamos a mucha gente en grupos familiares, de amigos, vecinos, paisanos, turistas, etcétera, aunque también se observó la presencia de algunos contingentes corporativos; llamaba la atención la presencia abrumadora de banderas de México, sin que faltaran de otros tipos. Las personas llevaban pancartas, algunas estaban impresas y otras eran una simple cartulina con mensajes diversos, otros llevaban mantas bien elaboradas. Todos tenían un común denominador: el apoyo a México.
El contexto de esta concentración fue la actitud injerencista y violenta especialmente hacia México y Canadá, por parte del presidente de los Estados Unidos de América, con la ilusión de volver a la época posterior a la Segunda Guerra Mundial, sin tomar en cuenta el paso de 80 años, pero no se puede girar hacia atrás la rueda de la Historia. Para impulsar su objetivo, pretende imponer aranceles a las importaciones de varios países, especialmente el nuestro, poniendo como pretexto la migración de México a Estados Unidos y el supuesto tráfico de fentanilo hacia ese país, con lo cual desaparecería el Tratado México-Estados Unidos-Canadá. Es un hecho que la imposición de tales tarifas redundaría en una grave afectación a la economía mexicana. Por otro lado, la presencia y actividad de las organizaciones de narcotraficantes, la entiende nuestro vecino como amenazante para sus habitantes, por lo que, de manera unilateral, declaró a estos grupos delictivos como terroristas, abrogándose el derecho a una intervención militar directa.
La reacción del gobierno de México, ha sido una apuesta por la dignidad y el diálogo. La presidenta Claudia Sheinbaum ha puesto por delante el respeto a la soberanía de nuestro país. Después de más de treinta años de neoliberalismo, con una gran apuesta por la globalización –entendida como homogenización e imposición de los valores de Estados Unidos– aparece de nuevo el fantasma del nacionalismo. Durante el gobierno de Vicente Fox y los posteriores, desapareció incluso la noción de “patria”, la cual vuelve ahora con mucha fuerza.
El pueblo de México reaccionó rápidamente para acudir a esta concentración, citada con sólo unos días de anticipación. En principio, la cita era a una asamblea popular para plantear una estrategia de defensa del país frente los embates de un gobierno extranjero. Después de una llamada telefónica entre los presidentes de ambas naciones, Donald Trump anunció la posposición de los aranceles hasta el mes de abril, cuando anunciará las tarifas recíprocas a todo el mundo, por lo que el carácter de la concentración cambió de asamblea a fiesta con un mensaje de la presidenta. La gente acudió con un ánimo festivo haciendo gala de la riqueza cultural de México.
La imagen general de la multitud fue de nacionalismo, manifestado sobre todo con la portación de banderas de México; por otro lado, había banderas de algunos sindicatos (como el de trabajadores petroleros), del partido Morena y mantas que aludían a los estados de origen de muchos asistentes como Sonora, Oaxaca, Tlaxcala. La vestimenta actuó también como una pancarta, desde las camisetas con letreros alusivos como “Yo apoyo a mi presidenta” hasta las prendas tradicionales de ciertos pueblos portadas con orgullo, tales como los trajes tradicionales de los wixárika, los purépechas, de oaxaqueños, chiapanecos, etcétera, los cuales daban el mensaje de orgullo de sus pueblos, pero junto con el mensaje de orgullo de ser mexicanos.
Entre los asistentes, era evidente la presencia de grupos familiares, parejas solas o con sus hijos; a veces eran familias más grandes que, incluso, llevaban a alguna anciana en silla de ruedas. Otra forma de aglutinarse era entre paisanos con su manta que decía “Sonora (o Oaxaca o Chiapas o Michoacán) presente en apoyo a la presidenta”. Los resabios del viejo corporativismo se hicieron presentes elevando el nombre del líder sindical petrolero, Aldana, o el grupo de Pedro Haces. Asimismo, aparecieron unas extrañas banderas con la “batiseñal” en color guinda que, según varios periodistas, hacen alusión a Omar García Harfuch.
Es inevitable hacer la comparación con la gran concentración de 1938 en el Zócalo, donde las personas acudieron, más que nada, identificadas por el sindicato al que pertenecían, para apoyar que la industria petrolera perteneciera a la nación, con lo cual se manifestaba una noción de México como nación a través de sus trabajadores. En la concentración de 2025, la intención es manifestar apoyo a las acciones de defensa de la dignidad de los mexicanos y la defensa del territorio, amenazado por las injerencias de un gobierno extranjero que, además, es el más poderoso del mundo.
Las manifestaciones populares de apoyo tienen una gran creatividad; nos referiremos sólo a algunas de ellas. La música es una manifestación muy rica y compleja: por una parte, algunos contingentes traían bandas de viento que en los pueblos son muy apreciadas, pues tocan en fiestas patronales, bodas, bautizos y grandes ocasiones; otras veces, las personas bailaban al ritmo de la música que se tocaba, por ejemplo, Los Chinelos, grupos característicos del estado de Morelos y del sur de la Ciudad de México.
En la calle de Pino Suárez, justo al lado del Museo de la Ciudad de México, vimos a dos músicos vestidos con trajes huicholes o wixárika de gala, tocando uno de ellos el contrabajo y el otro un instrumento de cuerda parecido a una jarana huasteca de cinco cuerdas.[1] Interpretaban una canción muy sencilla que tenía sólo dos frases: “Hay que rescatar a todos los estados” y “hay que defender a México”, la repetían una y otra vez en español y en wixárika. Estos músicos, por una parte, mostraban orgullosos sus trajes, identificándose con su pueblo como wixárikas, pero haciendo un llamado a defender a México; lo cual nos pareció de una enorme riqueza, pues de alguna manera, el pueblo wixárika es México, cuando hay un riesgo ante un gobierno extranjero que quiere imponerse a la patria.
Otra manifestación que llamó nuestra atención, fue una pancarta elaborada sobre cartulina sostenida por un palo, en la cual aparecía en una cara de la cartulina, una figura de Donald Trump con el aspecto del “Capitán cavernícola”[2] portando un gran garrote en la mano; mientras en la otra cara aparece el héroe Kalimán con la clásica frase “Serenidad y paciencia”, enseguida aparece la cara de la Presidenta de México con un turbante de Kalimán en la cabeza con una “C” (de Claudia) acompañada de la frase “Cabeza fría y amor al pueblo”. El mensaje es muy claro: de una parte se alude a un personaje popular de la televisión de la Edad de Piedra que resuelve todo a garrotazos y, de otra parte, se equipara la máxima del héroe de cómic mexicano, quien se enfrenta a situaciones muy peligrosas y complicadas poniendo en juego un carácter reposado que lo impulsa a actuar con inteligencia, lo cual nos da la medida de la manera en que se percibe la actitud de la presidenta: haciendo alarde de un carácter sereno y sensato, combinado con el amor al pueblo, hace de ella una persona inteligente, lo cual le ayuda a tratar con una persona que se la percibe como salvaje.
Aquí vemos que las personas se piensan a sí mismas como sujetos políticos que participan o están dispuestos a participar en la defensa del país y en la toma de decisiones. Se observa la recuperación de la noción de ciudadano, de “patria” y de soberanía. El país se siente amenazado en su territorio y en su dignidad, y por eso responde con decisión, otorgando su apoyo a una mujer que lo defiende, quien tiene la legitimidad y la autoridad otorgada por la voluntad predominante del pueblo, unificado en su gran diversidad cultural. Ante el peligro de reducir tal legitimidad, se manifiesta un consenso por la integridad y la dignidad de México.
Finalmente, muchos conceptos abstractos creados por académicos de educación universitaria, pasan al pueblo, quien los reelabora y se los apropia materializándolos en algo o alguien concreto, en este caso la Presidenta de la República, quien encarna la esperanza de un país soberano y digno.