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“Oaxaca sigue haciendo historia”. La indigenidad, el desarrollo, y la desigualdad en Oaxaca en el siglo XX

ENVIADO POR EL EDITOR EL Miércoles, 30/10/2024 - 16:19:00 PM

A. S. Dillingham, Oaxaca Resurgent. Indigeneity, Development, and Inequality in Twentieth-Century Mexico, Stanford, Stanford University Press, 2021.


Martha W. Rees*

 

Advertencia

Como antropóloga con (de)formación norteamericana y mexicana, mis comentarios se basan en lo que he vivido a partir de mediados de la década de 1970: en la evaluación de los proyectos agrícolas del entonces INI, además de experiencias en la UNAM, la UAM, y en el Centro de Ecodesarrollo, entre otros. He trabajado principalmente en Oaxaca desde mediados de los ochenta. Esta reseña empieza con un resumen de algunos puntos y conclusiones importantes, para luego pasar a algunas reflexiones y recomendaciones.

 

Oaxaca resurgente

El libro de Dillingham trata de cómo el indigenismo (y los indigenistas) y el movimiento indígena contestaron a la cultura colonial y después a las políticas de modernización y de “desarrollo,” basado en el caso de la Mixteca Alta de Oaxaca. El Estado mexicano respondió a las críticas del movimiento indígena en el contexto de la economía política global con estrategias tales como la educación bilingüe, la reforma educativa y después con políticas, o por lo menos narrativas de multiculturalismo y del desarrollo participativo, y —con esa fineza del Estado mexicano— con la cooptación e incorporación de muchos de los actores.

 

Pero los actores indigenistas y participantes en el movimiento indígena—le dieron la vuelta a la moneda, apropiándose de esas mismas estrategias, formando organizaciones sindicales y otras, haciendo demandas laborales para plazas, profesionalización, reconocimiento, seguridad. El punto central del libro es que los maestros bilingües son claves en esas luchas, y Oaxaca es muy importante en las organizaciones de maestros bilingües. Siguen haciendo la historia, como vemos en este breve resumen de los capítulos:

 

Introducción

El sitio arqueológico de Monte Albán representa el pasado glorioso, pero tan pasado que no reta al presente; sin embargo, forma parte de la narrativa nacional y atracción turística internacional. Como metáfora nacional, es una narrativa que no confronta las contradicciones nacionales actuales; Monte Albán es ejemplificación de la contradicción, por un lado, entre el valor de los pueblos originarios mexicanos en la narrativa nacional y, por otro lado, su caracterización como atrasados, históricamente transitorios y como obstáculos a un progreso nacional concebido en línea recta en las políticas y prácticas actuales.

 

El Estado respondió a las primeras críticas de esta contradicción en la narrativa nacional formulando la política del indigenismo —la administración de los pueblos originarios por el Estado mexicano— en el Primer Congreso Indigenista Interamericano, en Pátzcuaro en 1940. El indigenismo como política estatal caía en la misma contradicción, pero los mismos sujetos del indigenismo lo subvirtieron como recurso para sus propias reivindicaciones.

 

Por eso, Dillingham caracteriza al indigenismo como una forma de interlocución entre ese pasado glorioso y la marginalización —en todos los sentidos— de los pueblos del México actual. No juzga al indigenismo, pero lo analiza como una práctica cotidiana que dio parte a luchas políticas que se vieron afectadas por los proyectos de desarrollo y de modernización. El Estado respondió a las críticas del indigenismo con reformas educativas (por ejemplo, creando espacios para los maestros bilingües como empleados del Estado, y utilizando el discurso de multiculturalismo, con uno que otro cambio legal para acompañarlo). Concluye que el indigenismo, al final de cuentas, tuvo efectos inesperados en su contestación al mismo Estado, a la desigualdad y a la explotación.

 

Yo personalmente, no llegué a “ver” la práctica cotidiana del indigenismo. En mi experiencia de la práctica cotidiana, los “agentes” del desarrollo, que eran o no de una comunidad indígena, cobraban aventones cuando iban al campo. Y decían (en Chiapas) “La (sic) INI, y ni hace nada”. Los agentes de extensionismo agrícola tenían el famoso lema: ¨Ni 1 km de la carretera, ni un metro de la camioneta”. En las oficinas de los CCI (por ejemplo, Tlapa, Guerrero), decían que el problema con la población es que eran flojos. Difícil de no entrar en debate con ellos, pero así era la práctica cotidiana indigenista de algunos actores que presencié.

 

Cap 1. Modernizing the Mixteca. Regional approaches

El racismo tajante (por ejemplo, el registro racial fotográfico de Frederick Starr, y los programas de “desinfectar” a los niños con DDT) de los primeros programas indigenistas en los cincuenta tuvieron el objetivo de eliminar la “pobreza”.

 

La equivalencia teórica entre la pobreza y la indigenidad creó un conflicto fatal en el ejercicio de dichos proyectos, y seguía vigente la visión de que eran reliquias de un pasado, o que sólo eran pueblos en transición. A pesar de todo esto, el indigenismo empoderó y creó a profesionistas que confrontaban a la Iglesia, a los comerciantes, y a otros, incluyendo el mismo estado.

 

Cap 2. Was it god or the devil? Bilingual radio

En la década de 1950, el proyecto de la radio mixteca empezó a transmitir en los idiomas mixtecos, pero se enfrentó con una resistencia, a veces violenta, de parte de las instituciones educativas, y de la Iglesia católica. Finalmente lo sustituyeron con los programas de educación indígena, y un proyecto de reacomodo de la “sobre” población de la Mixteca Alta hasta la costa chica.[1]

 

Cap 3. Mixtec land and labor. Migracion and state sponsored resettlement on the costa chica

El proyecto de “desarrollo” de reacomodo consistía en convencer a pobladores o a poblaciones enteras (por ejemplo, Nuyoó) en la Mixteca Alta a moverse a comunidades nuevas en la costa, pero se plagó con muchos problemas —la falta de o irregularidad de fondos, la falta de infraestructura, una confusión logística y, siempre, la corrupción—. Más grave fue la falta de consideración de la población afromexicana[2] y las estructuras de poder en la zona de destino, resultando en algunas confrontaciones violentas entre la población residente y los nuevos inmigrantes. Es más, no tomaron en cuenta—o, quizá peor, no se dieron cuenta— de la importancia de comunidad, de los santos, y de la tierra en la vida, la identidad y la sobrevivencia de muchas poblaciones (plantea el ejemplo de la comunidad de Magdalena Peñasco). De las pocas comunidades reacomodadas que se sostuvieron, todavía hasta la fecha regresa a su pueblo de origen cada año desde Jamiltepec.

 

Una importante observación del autor es que suponían que la sobrepoblación y las malas tierras en la Mixteca Alta era la causa de la escasez, naturalizando de esa manera a la pobreza como esencia mixteca (indígena) e invisibilizando de esa manera la desigualdad.

 

Cap 4. Indigenismo in the age of three worlds. Oaxacan youth and Mexico’s democratic opening

Desde finales de los años sesenta hasta la década de 1970, los movimientos, las guerras y las revoluciones nacionales y hemisféricas, tanto en Estados Unidos como en el resto de mundo, fueron alimentados por la filosofía reformista de la teología de la liberación y la pedagogía de los oprimidos, y sirvieron como alimento a las demandas de varias organizaciones oaxaqueñas.

 

Posterior a los movimientos de 1968, salió la crítica del indigenismo como asimilacionista y de la antropología como co-conspiradora en De eso que llaman la antropología mexicana,[3] de donde vino la inspiración para la formación de intelectuales indígenas, como me lo describía la misma Margarita Nolasco, “para que ellos tomaran control” de sus propios programas (conversación en el Centro de Ecodesarrollo en 1985). En los años setenta fue muy importante la participación de Margarita Nolasco[4] y María Luisa Acevedo Conde[5] —con otras personas distinguidas— en la formación de jóvenes oaxaqueños monolingües en su idioma nativo como promotores en el Instituto de Investigación e Integración Social del Estado de Oaxaca (IISEO). El currículum anticolonial y antirracista del programa del IISEO concientizó a sus egresados, entre ellos contamos a Héctor Díaz Polanco y Manuel Ríos, del CIESAS. La reintegración de los jóvenes egresados del IISEO a sus comunidades no pasó sin incidente, ya que en algunos casos amenazaban primero a las estructuras comunitarias cuyos sistemas de poder y estatus se basaban en edad y servicio comunitario, y también amenazaban al estatus de los maestros y otros empleados del Estado, incluyendo los promotores indígenas. Los ex-IISEO formaron organizaciones, sindicatos y alianzas (incluso con Francisco Abardia Moro y Fernando Soberanes) y seguían retando al partido (entonces el PRI era el partido), a los sindicatos oficiales y a la política de austeridad (aunque la mayoría de los participantes eran mujeres, pocas servían como líderes. Según este nuevo indigenismo, los maestros rurales eran etnocidas que promovían la homogenización cultural.[6]

 

El discurso del multiculturalismo fue una de las respuestas estatales a estos conflictos, elevando la identidad étnica sobre la de clase social, y cambiando la etnicidad por la pobreza estructural como explicación. En 1979, Salomón Nahmad y Rodolfo Stavenhagan abogaron por la creación del programa de etnolingüística, que ha producido importantes personalidades del medio académico, entre ellos Juan Julián Caballero y Manuel de Jesús Ríos Morales. La defensa de los idiomas en la segunda conferencia de Barbados por académicos en Oaxaca (Barabas, Bartolomé y Varese, entre otros), tomó la forma de una denuncia del Instituto Lingüístico de Verano,[7] y se incorporaron materiales en los idiomas a la pedagogía en los albergues.

 

Mientras que el multiculturalismo desde arriba fue un fracaso, desde abajo, los promotores seguían con su visión apoyados por Nahmad y Bonfil, quienes insistían en que los indígenas mismos tomaran control de sus agencias e instancias. Seguía la lucha por la valorización de su pedagogía e idiomas, pero es un error suponer, como lo hacen los neoliberales, que esa reivindicación cultural no es parte de la lucha contra la desigualdad.

 

Cap 5. Bilingual teachers at the front. Dissedent trade unionism and the neoliberal order

El multiculturalismo era un sistema neoliberal de gobernanza, pero también, una concesión a las demandas del movimiento indígena. En Oaxaca, medidas legales reconocieron la plurietnicidad, la gobernanza por los usos y costumbres, y los derechos indígenas. Pero la desigualdad y los conflictos seguían, junto con las demandas.

 

La Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca (CMPIO) propugnaba por su inclusión en la sección 22, pero sin demandas homogéneas o uniformes. Sí pudieron lograr unos pasos hacía la equidad, pero no del todo. Y seguían las marchas, hasta que la sección 22 llegó a presentarse como el representante democrático del magisterio, pero no duró mucho tiempo, ya que salieron acusaciones de corrupción, como en todos los sindicatos y organizaciones, y las demandas de los maestros indígenas para una mayor equidad quedaron sin satisfacerse. Los conflictos influyeron para el estallido de la huelga anual de la Sección 22 en el año 2006, pero la represión estatal provocó una enorme respuesta de parte de la sociedad civil; sin embargo, no se cayó Ulises (Ruiz), debido a un trato que hizo el PRI con el PAN. Mucha lucha, poco progreso.

 

Una conclusión importante de Dillingham es que los maestros disidentes eran la primera resistencia sostenida a las reformas neoliberales. Lograron transformar el sindicato en el ámbito local pero no en el nacional.

 

Cap 6. Anticolonialismo in the classroom. The institutionalization of multiculturalism

Mientras que el multiculturalismo desde arriba se tambaleaba, desde abajo, los promotores seguían una serie de visiones heterogéneas, pero a pesar de todo, el movimiento tenía un papel importante, y como resultado se promulgaron varias leyes que reconocen la diversidad y las formas de organización, aunque sin ser tan radical(es) como Nahmad y Bonfil, cuya idea de contratar y devolver los centros INI a los pueblos recibió fuerte oposición. Por ejemplo, a Nahmad, quien no cedía en esas prácticas, le hicieron una auditoría y fue removido, y no sólo eso, el INI se quedó en manos del físico Guillermo Espinoso. No se abandonó la lucha para la igualdad, sino que se construyó un marco de “derechos culturales” donde estaban, por ejemplo, Juan Julián Caballero y Marco Cruz Bautista, quienes desarrollaron importantes iniciativas lingüísticas.

 

Conclusión. The engtangled histories of recognition and resurgence

En sus conclusiones, Dillingham nota que, desde el año 1994, cuando el EZLN globalizó la reforma multicultural y los derechos indígenas, la SEP finalmente reconoció a la educación bilingüe intercultural, seguido por la reforma del Artículo 2 (en el 2001), y en Oaxaca, se reconoció la pluriculturalidad. Palabras e intenciones buenas, pero ha habido algunos logros: multiculturalismo es un sistema neoliberal de gobernanza, pero también, es una concesión a las demandas; la política de contratar a jóvenes indígenas bilingües de las comunidades tuvo un efecto profundo pero imprevisto en su politización y luchas reivindicativas en su historia y comunidad.

 

Comentarios generales

Marco general

El marco general de Oaxaca resurgente es que el sistema político-Estado mexicano respondió a las críticas de la narrativa nacional nadando río arriba en las crisis económicas globales y nacionales con varios programas de “modernización” y de “desarrollo”, implementando reformas educativas, y formando educadores y agentes bilingües, quienes se organizaron en un movimiento indígena y formaron sindicatos, lo cual tuvo efectos importantes en el país y en el estado. El marco general del autor ha sido, y es, buscar cómo los actores resisten y terminan cambiando las mismas políticas que critican —no siempre con éxito—.

 

Sobre aspectos históricos

Hay que notar, primero, que toda esta discusión de “los indígenas” es el resultado de la conversión por la conquista de las diversas naciones, pueblos y grupos étnicos en uno solo: indígenas, categoría netamente colonial. Con la independencia y la revolución, la metáfora nacional forjó la patria de Manuel Gamio sobre las ruinas de un pasado indígena glorioso, pero obstaculizado en su camino histórico por los mismos indígenas atrasados. En el siglo XX, la política estatal del indigenismo respondió a la crítica de esta contradicción (aunque seguía, y sigue aún), y resultaron algunos cambios en la comunicación, lenguas, formación y otros, pero más que nada, formó a maestros y agentes bilingües. Este proceso tuvo muchos efectos inesperados, empezando con que ellos mismos se enfrentaron a las instituciones del estado, a la Iglesia católica y a otras religiones, así como a intereses comerciales. No acabaron con la pobreza, pero sí lograron algunos cambios en la práctica, en las narrativas y en las leyes.

 

A lo mejor el movimiento indígena y sindical se puede entender dentro del contexto de la crisis global de acumulación y las respuestas del Estado mexicano y las respuestas populares a todo aquello:  En los setenta, el capital ya no pudo sostener la tasa de ganancia que reinaba en los cincuenta, y resultó una crisis de acumulación y un cambio radical en la economía mundial.[8] Como resultado, los salarios cayeron y la producción industrial empezó a migrar, por ejemplo, desde Estados Unidos a México y se formó una nueva división internacional de trabajo en la cual los inmigrantes conforman el estrato laboral más bajo y menos protegido en los países industriales,[9] a partir de esto surgió la categoría de inmigrante “ilegal”.

 

La crisis pegó a México en los ochenta, cuando no pudo pagar su deuda exterior, se cayó el precio del petróleo y México se encontraba a merced de la banca internacional. Así llega la austeridad neoliberal.

 

En 1992, la reforma al artículo 27 de la Constitución Política de Estados Unidos Mexicanos declaró el fin de la reforma agraria y abrió las puertas a la privatización de la tierra. En 1994, el Tratado de Libre Comercio (TLC) reconoció que el sitio de la producción industrial de Estados Unidos de América ya era México. Tenía la intención de facilitar el flujo de esos bienes (notablemente, no incluye el trabajo, porque era necesario preservar esa categoría de trabajadores indispensables, pero desechables) entre México, Canadá y Estados Unidos. La respuesta popular a aquellas medidas estatales para confrontar la crisis se caracteriza notablemente por el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que promovió —sin mucho éxito— la autonomía, la reforma multicultural y los derechos indígenas, entre otras. Por fin la SEP reconoció la educación bilingüe intercultural; el cambio más importante fue en la narrativa (como en otras partes).[10] Igual que antes, cambiaron muchas cosas, pero muchas cosas seguían iguales.

 

Desde la conquista, el colonialismo ha definido a los pueblos de México. Con la globalización del siglo XX, las crisis del capital siguen definiendo al pueblo y a los trabajadores de México, en el contexto de la migración internacional.

 

Significados varios

Los datos, sobre todo los sacados de los archivos “polvorientos” y, en algunos casos, cerrados al público, son importantes registros de la historia mexicana y oaxaqueña. Las entrevistas con muchos actores son otra joya de la memoria histórica.

 

Viendo que Dillingham es miembro de una nación de los pueblos originarios de Norteamérica, su perspectiva —aunque no lo plantea explícitamente— tiñe toda la obra; sin embargo, él niega caer en las polaridades de pasado (o atrasado o igualitario) o del presente (o moderno y desarrollado o explotado jodido), sino todo lo contrario. La realidad de Oaxaca es más compleja y dinámica.[11] Hay que tomar en cuenta la increíble, bella e importante diversidad (y no sólo de la topografía[12] y de las culturas de Oaxaca) de México en su totalidad para poder empezar a resolver los problemas ecológicos, alimenticios, demográficos.[13] Además, añado que hay que tomar en cuenta las relaciones políticas, las económicas globales, y sobre todo, de esa estrella gemela que es Estados Unidos.[14] Atribuida a Porfirio Díaz, pero parece que fue formada por Nemesio García Naranjo: “Pobre de México, tan lejos de Dios, tan cerca de los Estados Unidos”.[15]

 

A modo de conclusión

A modo de conclusión, una recomendación fuerte: este libro tiene que traducirse al español para que los mismos actores de antes y de hoy puedan evaluar los datos, los hechos y las conclusiones.

 

Oaxaca resurgente muestra cómo las respuestas al indigenismo y a las políticas estatales impulsaron la formación e incorporación de maestros bilingües, lo cual tuvo efectos no esperados en la transformación de la narrativa…. Y de la práctica. Se podría decir que este libro es muy optimista, ya que los datos muestran que a pesar de los años de lucha, no han mejorado las condiciones de vida de los pueblos originarios, sin embargo, contribuye al análisis y la reflexión con información importante a la historia del movimiento indígena y a la de los maestros bilingües en el siglo XX.

 

Los proyectos indigenistas de desarrollo y de modernización no han eliminado la pobreza, al contrario, se ha agudizado en muchos lugares; sin embargo, las luchas han cambiado el discurso, han resultado en soluciones, en estrategias estatales y en algunos cambios legales. Uno de los efectos no esperados es la movilización de los mismos sujetos vueltos actores: los maestros bilingües.

 

En todos los proyectos de “desarrollo”, de transferencias y de multiculturalidad, la carencia de marcos de referencia con respecto a la diversidad cultural es un factor importante en los muchos fracasos de ellos. Si el país requiere la modernización rural (para la autosuficiencia alimentaria, para proteger al medio ambiente o para detener la migración), tiene que reconocer la diversidad,[16] y más que nominalmente.

“…. on the city’s street, Oaxacans continued to make history” (187)

… los oaxaqueños siguen haciendo la historia…

 

* Profesora Emérita de Antropología, Agnes Scott College. Socia Fundadora del Instituto Welte de Estudios Oaxaqueños, A. C. Una versión anterior de estas reflexiones se presentó en el Coloquio “Oaxaca en el tiempo: arte, economía y sociedad”, Seminario Interinstitucional de Estudios Históricos de Oaxaca (SIEHO), la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa (BFB-UABJO), el Instituto de Investigaciones en Humanidades (IIHUABJO), CIESAS Pacífico Sur, El Colegio Mexiquense (CMQ) y el Archivo General del Estado de Oaxaca (AGEO), celebrado el 8 de diciembre de 2021. Se les agradece a los colegas y amigos, quienes me apoyaron en la elaboración de estos comentarios.
[1] A. S. Dillingham, Oaxaca Resurgent. Indigeneity, Development, and Inequality in Twentieth-Century Mexico, Stanford, Stanford University Press, 2021, p. 70.
[2] Véase Gonzalo Aguirre Beltrán, La población negra de México, 1519-1810: Estudio etnohistórico, México, Ediciones Fuente Cultural, 1946; Gonzalo Aguirre Beltrán, Cuijla. Esbozo Etnográfico De Un Pueblo Negro, México, Fondo de Cultura Económica, 1957.
[3] Arturo Warman, Margarita Nolasco, Guillermo Bonfil, Mercedes Olivera, Enrique Valencia, De eso que llaman antropología mexicana, México, Nuestro Tiempo, 1970.
[4] Margarita Nolasco Armas, Migración municipal en México (1960-1970), México, SEP-INAH, 1976.
[5] María Luisa Acevedo y Iván Restrepo, Los Valles Centrales de Oaxaca, México, Centro de Ecodesarrollo-Gobierno de Oaxaca, 1991.
[6] Dillingham, op. cit., p. 104.
[7] Martha W. Rees, Reporte de evaluación social del impacto del Instituto Lingüístico de Verano en Yaxoquintelá, Chiapas. Mexico, INI, 1983.
[8] Robert Brenner, “Uneven Development and the Long Downturn: The Advanced Capitalist Economies from Boom to Stagnation, 1950-1998”, New Left Review, vol.  229, 1998, pp. 1-262; Robert Boyer, “La crisis en una perspectiva histórica. Algunas reflexiones a partir de un análisis a largo plazo del capitalismo francés”, en Raúl Conde (ed.), La crisis actual y los modos de regulación del capitalismo. México, Universidad Autónoma Metropolitana (Cuadernos Universitarios, 8), 1984, pp. 33-176.
[9] Manuel Castells, The Economic Crisis and American Society, Princeton, Princeton University Press, 1980; Alejandro Portes y John Walton, Labor, Class and the International System, Nueva York, Academic Press, 1981.
[10] Véase Clara  Gallini, Las buenas intenciones. La política y metodología en la antropología cultural norteamericana, Buenos Aires, Galerna, 1975.
[11] Álvaro González Ríos y María Teresa Pardo B., “Marco introductorio”, en Álvaro González y Marco Antonio Vásquez (coords.), Etnias, desarrollo, recursos y tecnologías en Oaxaca, Oaxaca, CIESAS, 1992, pp. 13- 20.
[12] Ibidem, p. 13.
[13] González y Pardo, op. cit.
[14] Martha W. Rees, “Zapotec women & migration in times of globalization”, Research in Economic Anthropology, vol. 25, 2006, pp. 27-50; Martha W. Rees y Josephine Smart, “Plural globalities in multiple localities: New world borders, introductory thoughts”, en Martha W. Rees y Josephine Smart (eds.), Local Responses to Globalization, Lanham, University Press of America, 2001 pp. 1-18.
[15] Infobae, “A qué personaje se le atribuye la frase ‘Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, que AMLO modificó”, Infobae, 8 de agosto de 2021, disponible en https://www.infobae.com/america/mexico/2021/10/08/a-que-personaje-se-le-atribuye-la-frase-pobre-mexico-tan-lejos-de-dios-y-tan-cerca-de-estados-unidos-que-amlo-modifico/.
[16] González y Pardo, op. cit.