¿Por qué Apocalipstick? (presentación de Destejiendo a Clío)

El décimo aniversario de la muerte de Monsiváis, el 19 de junio del 2020, ocurrió cuando los acontecimientos del país y del mundo nos introdujeron en un primer atisbo del futuro distópico. La Ciudad de México y el país estaban ya con tres meses en encierro de sus poblaciones a causa de una pandemia que en el mes de mayo cundió con una fuerza considerable. Y a pesar de ello, más de la mitad de los mexicanos tuvo que salir a las calles a ganarse la vida.

Fue en esa atmósfera incierta que invitamos a varios colegas a revisar el último libro que Monsiváis entregó a la imprenta, Apocalipstick, en un conversatorio propio de la “nueva normalidad”, vía “zoom”.

En ese cruce de voces de cada lector se resaltó el gran esfuerzo por historiar a la modernidad que habitamos de manera crítica y rescatando sus luces sin ocultar el lado oscuro. Por ejemplo, una tendencia hacia la decadencia, el caos climático y la sobresaturación de sus espacios. Su acto fundacional en los años cuarenta y cincuenta a ritmo de son cubano, donde la corrupción de las élites, la mano dura policiaca y las noches alegres se fusionaron. El esfuerzo crónico por atrapar cada evento sorprendente en un tejido memorioso, histórico. Las modernidades urbanas que despuntan para caer en largas decadencias, como la Zona Rosa, símbolo de su paso efímero. El regreso cíclico de la moral pública conservadora y las incesantes luchas culturales. Y el humor agrio que atrapaba en aforismos y refranes sus contradicciones más intensas.