Pueblos indígenas en resistencia por el territorio
ENVIADO POR EL EDITOR EL Martes, 03/12/2024 - 14:49:00 PMÁngela Ixkic Bastian Duarte y Vasundhara Jairath (coords.), Conflictos y resistencias: energía y conflictividad socioambiental en México, pról. Alejandro Álvarez Béjar, introd. Ángela Ixkic Bastian Duarte, México, UAEM / Miguel Ángel Porrúa (Medio Ambiente y Ecología), 2019.
Ramsés Hernández Lucas*
México, país de diversidad biológica, cultural y lingüística, es un espacio geográfico en donde convergen sociedades tradicionales. Estos grupos humanos, por muchos llamados “pueblos indígenas”, son considerados herederos de un largo linaje biocultural, ya que no sólo albergan conocimientos sobre los ciclos de la naturaleza, sino también ponen en práctica saberes que inciden en la transformación de los paisajes que habitan, por ejemplo, el manejo de la vida silvestre y la domesticación de plantas y animales para su subsistencia.
Los pueblos indígenas son prioritarios para la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad y la agrodiversidad, porque han establecido un tipo de relación positiva de larga duración con la naturaleza, reduciendo así el cambio climático y favoreciendo la producción de alimentos para satisfacer necesidades mercantiles, culturales, estéticas y ceremoniales; a todo ello Eckart Boege lo ha denominado “conservación de facto”.[1]
Sin embargo, los megaproyectos energéticos para el desarrollo de México son los peores enemigos a los que se enfrentan estos sistemas resilientes, puesto que no sólo han ocasionado severos daños al metabolismo de los ecosistemas —tales como la contaminación del aire, el suelo y el agua, el incremento desmesurado en el consumo y la explotación de los recursos naturales, así como la generación de residuos peligrosos nocivos para la salud humana—, sino también atraviesan y modifican de tajo prácticas y conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas. Por lo tanto, éstos se han manifiestado en contra del fracking o fracturación hidráulica, de las termoeléctricas, de las plantas nucleares, de los gasoductos y de los parqueos eólicos, generando grupos de resistencia que, por un lado, ponen de relieve las problemáticas socioambientales y, por otro, denuncian la violación de sus derechos humanos porque no son incluidos en las tomas de decisiones gubernamentales con respecto a la inversión extranjera.
Ante este panorama, diversas organizaciones y movimientos sociales han adquirido personalidad como actores políticos locales y regionales para defender sus territorios. Dedicado a estos temas, el libro Conflictos y resistencias: energía y conflictividad socioambiental en México, coordinado por Ángela Ixkix Bastian Duarte y Vasundhara Jairath, reúne a un cuerpo de jóvenes académicos de los campos de antropología social, derecho, economía, etnohistoria, etnología e historia, quienes nos ofrecen sus investigaciones sobre conflictos originados por la explotación excesiva de hidrocarburos y otras fuentes de energía fósil, eólica, hidráulica, fotovoltaica, nuclear y de las derivadas de la producción de agrocombustibles. Desde la óptica de la etnografía, los trabajos se desarrollan en un contexto histórico que inició con la contrarreforma agraria en el sexenio presidencial de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y se impulsó y concretó durante el régimen de Enrique Peña Nieto (2012-2018).
Los ensayos destacan la gravedad de las implicaciones de la reforma legal energética. Por consiguiente, este libro está organizado en cuatro temas: hidrocarburos, electricidad, agrocombustibles y energía nuclear. La primera parte abre con el artículo titulado “Fracturando la vida. Las disputas frente a la extracción de hidrocarburos en la Huasteca y el Totonacapan”, donde Mauricio González González nos ofrece un análisis desde la perspectiva del “giro ecoterritorial” sobre la batalla que libran diversas comunidades indígenas campesinas circunvecinas al frágil ecosistema acuático del golfo de México contra una de las técnicas extractivas más peligrosas para la vida: la fractura hidráulica o fracking, promovida con la Reforma Energética. Por su parte, Paola Carolina Patiño, en “Si ustedes se resisten, nosotros también… Experiencia del paso del gasoducto El Encino-Topolobampo por las comunidades indígenas de San Luis y Pitorreal, municipio de Bocoyna, Chihuahua”, nos muestra las múltiples y complejas condiciones que hicieron posible la construcción del gasoducto dentro del territorio rarámuri de la sierra Tarahumara y nos acerca al proceso de defensa jurídico-política en contra de las empresas constructoras para mostrar sus implicaciones en la vida de las comunidades aledañas.
La segunda parte incluye el artículo titulado “La reivindicación indígena y el movimiento contra la presa La Parota”, de Vasundhara Jairat, quien examina la reinvindicación de la identidad indígena surgida en el marco del movimiento contra la planta hidroeléctrica La Parota en el río Papagayo, en el estado de Guerrero; además, explora las estrategias de resistencia como una manera de producir conocimiento sobre el conflicto y las fuerzas que entran en juego. En el mismo tenor, Sergio Vargas Velázquez rebasa los enfoques ambiental y tecnológico para abordar el ciclo social del agua en su artículo: “Las fronteras hidrosociales de los proyectos hidroeléctricos en México”. Por su parte, Ana Laura Rivas Sánchez, en “MAPDER: resistencia en red ante proyectos hidroeléctricos”, atiende el conflicto socioambiental en torno a los proyectos de presas hidroeléctricas, retomando la visión de quienes se oponen, participan y se organizan: el Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER). Y finalmente Ruth Paulina Martínez González cierra esta parte con “La participación de las mujeres en el proceso de la movilización social y su entrada a los espacios públicos: el caso de la termoeléctrica en Huexca, Morelos”, sobre el papel de las mujeres como nuevos actores políticos dentro de la localidad, en torno a la puesta en marcha de esa planta.
Dos trabajos se ocupan a continuación de los problemas ambientales que acarrean las “energías limpias” o renovables, como la eólica, la solar, la hidrológica y los agrocombustibles. Yolanda Mexicalxóchitl García Beltrán, en “Parques eólicos en el istmo de Tehuantepec: un cúmulo de irregularidades”, se enfoca en las afectaciones a las comunidades huaves y zapotecas de San Mateo y San Dionisio del Mar, a raíz de la instalación en 1994 del primer parque eólico en la zona y su multiplicación hasta los casi treinta que suman en la actualidad. Mientras que Elisa Cruz Rueda, en “Reforma energética/estructural, nuevo Estado de derecho, nuevo plan de negocios y resistencias: dos casos en la península de Yucatán, México”, reconstruye los mecanismos por los cuales las empresas trasnacionales, junto con algunas instancias gubernamentales locales, unieron esfuerzos para “convencer” a ejidatarios mayas de Kimbilá (Izamal) y San José Tipceh (Muná) para que cedieran los derechos sobre sus tierras con el fin de establecer en ellas parques eólicos y fotovoltaicos.
El libro termina con un texto sobre la energía nuclear: “El Grupo Antinuclear de Madres Veracruzanas: mujeres e historia oral”, de Alba Patricia Hernández Soc. En este trabajo se hace patente que la problemática sanitaria aún está latente para miles de familias en Laguna Verde, Veracruz. Con base en testimonios orales, la autora reconstruye la memoria de madres que durante décadas se manifestaron de manera pacífica frente al palacio de gobierno de Jalapa, Veracruz, contra el uso de la energía nuclear, en demanda de seguridad social y por la protección y cuidado del ambiente.
La categoría de conflicto socioambiental se constituye a partir de los distintos estudios de caso, donde se hace visible la emergencia de diferentes actores políticos locales que se enfrentan a procesos de despojo territorial, desplazamiento forzado y desigualdad social, así como a la desarticulación de sus usos y costumbres en torno al cuidado de la naturaleza. Es pertinente destacar que todos los ensayos contienen bibliografía especializada sobre el territorio y sobre la producción y distribución de la energía en México, la Reforma Energética y los conflictos socioambientales específicos de cada área de estudio. Además, cada uno se refuerza con una amplia gama de recursos electrónicos: artículos, sitios web y documentos gubernamentales. También cuentan con testimonios orales, directorios de organizaciones no gubernamentales (ONG), registros de movimientos sociales en defensa del territorio y, en algunos casos, con cuadros cronológicos que sirven de apoyo para el lector.
Basado en un pensamiento social crítico descolonizante, este libro se inscribe en la línea de las epistemologías del sur o de las sociologías emergentes de Boaventura de Sousa Santos; de los saberes ambientales de Enrique Leff, Víctor Toledo y Narciso Barrera Bassols; del ecologismo de los pobres de Leonardo Boff y Joan Martínez Alier, y de la defensa y conservación de los territorios de los pueblos indígenas de Eckart Boege y Lane Simonian.
* Dirección de Estudios Históricos, INAH.
[1] Eckart Boege, El patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de México. Hacia la conservación in situ de la biodiversidad y agrodiversidad en los territorios indígenas, México, INAH / Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, 2008, p. 34.