Memorias de un enojo: 15 de abril del 2011
ENVIADO POR EL EDITOR EL Jueves, 05/12/2024 - 13:44:00 PMFogata Kejtsitani, Juchaari Uandakua. El corazón ardiente de Cherán. Relatos de niñxs, jóvenes y adultos en el marco del 8º aniversario del levantamiento, 2018.
Mario Camarena Ocampo*
Juchaari Uandakua. El corazón ardiente de Cherán... recoge diversos testimonios sobre el levantamiento del 15 de abril de 2011, día en que los habitantes de Cherán, “hartos de los abusos de los talamontes”, sintieron “un coraje en el alma” y tomaron la determinación de luchar por la vida contra el terror y el miedo, uniéndose todo el pueblo con valor para enfrentar a “los malos” que destruían los bosques.
El libro comprende 46 testimonios de jóvenes de primaria, secundaria y preparatoria que narran su vivencia de aquel día, considerado como el primero del gobierno comunal y de un nuevo tipo de comunidad. La memoria del acontecimiento se volvería el fundamento de la comunidad indígena. Sin embargo, es necesario aclarar que no hay una sola forma de recordar, sino que son varias las memorias. Las comunidades poseen un cúmulo de reminiscencias del acontecimiento, con las cuales construyen mediante el diálogo una memoria colectiva donde todos se identifican.
La versión oficial del levantamiento habla de un movimiento unitario, homogéneo y sin conflictos en su interior, pero los relatos del libro nos plantean la diversidad de experiencias e interpretaciones que existen sobre cómo vivieron el levantamiento las diferentes generaciones. Sus múltiples miradas se expresan a través de las diferentes palabras que usan, es decir, de cómo recuerdan ese momento en su vida posterior.
Con testimonios opuestos a la versión “oficial” sobre lo que la comunidad vivió, este texto nos habla de los diferentes puntos de vista que conviven en un momento histórico y que deben de ser conservados. Los relatos tienen una secuencia lineal que responde a la pregunta: ¿qué pasó el 15 de abril de 2011? El origen del movimiento lo ubican generalmente en la destrucción de los bosques; pasan luego al momento en que enfrentaron a los “talamontes” en la iglesia del Calvario; y, por último, a la defensa de la comunidad a través de las barricadas y las fogatas, para llegar a la construcción de un gobierno comunal.
Son testimonios escritos desde el sentimiento que dejó ese momento, en los que muchos de los autores se enfrentan por primera vez a narrar ese episodio que marcó sus vidas y la de la comunidad entera. Estamos ante una memoria del dolor que no había podido verbalizarse con palabras: les dolía, pero no lo habían externado. ¿Se puede construir una comunidad sin resolver el dolor que se vivió en un momento histórico determinado? ¿Cómo se pasa de una memoria del dolor a una memoria de rebeldía?
Los relatos nos narran la lucha por los bosques en voz de los propios protagonistas: “los malos los querían mocharlos y la gente corría para que no los mocharan” (p. 16). Es un recuerdo que cristaliza en palabras, que le dan nueva vida a lo vivido; no se trata de algo que les platicaron, sino que lo vivieron en carne propia y ahora buscan cómo contarlo. Esta fascinante compilación nos abre las puertas para comprender lo que sucedió el 15 de abril de 2011. Así, las historias de jóvenes, hijos y padres sirven para asomarnos a ese mundo que logró superar el miedo uniendo a toda una comunidad.
El corazón ardiente de Cherán... es una respuesta al olvido, o sea, un ejercicio de memoria, porque es la memoria la que ayuda a los cheraníes a conservar su tradición de resistencia y a saber que no debe olvidarse que la comunidad indígena, a partir de 2011, es producto del conflicto. El olvido equivale a perder una parte de la identidad que debe estar bien presente en el mundo indígena.
Ésta es una obra hecha de memorias. Sin recuerdos no hay pueblos, no hay vínculo con la naturaleza, con el universo, con sus raíces, que son la esencia del mundo indígena; éste no puede entenderse sin los recuerdos y las formas de expresarlos. Así, el recuerdo “es el espíritu del pueblo que rige los días vividos, que se viven y que se vivirán”.
El corazón ardiente de Cherán... no es un libro como cualquier otro; es un texto escrito por jóvenes con un español purepechizado. Parafraseando a Rappaport, lo que hacen estos jóvenes escritores es usar el español con giros del lenguaje purépecha.[1] “Esta hibridez teórica es clave para el paso hacia una eficaz descolonización” del mundo indígena que, en la academia, sufre la intromisión del pensamiento occidental, que le impone una forma de ver el mundo.
Los testimonios de un momento en la vida de las personas no sólo nos narran un acontecimiento, sino también una interpretación expresa, a través de la dimensión abiertamente valorativa del testimonio, utilizando explícita o implícitamente procesos creativos en los que se combinan la imaginación, el sueño, lo vivido, lo platicado o lo que desearían que hubiera sido. Así, los testimonios están fuertemente cargados de significados que nos permiten reconstruir un momento histórico.
Los testimonios orales se estructuran desde lo que se vivió en forma individual o familiar y son traducidos a una escritura que combina dos mundos diferentes, el purépecha y el occidental, de donde emerge una forma de entender el conflicto del pueblo según el tiempo presente y la tradición antigua en que viven los autores.
Los relatos plasmados por niños, jóvenes y adultos son narrados con la intención de transmitir una experiencia. En ella subrayan lo que quieren que se sepa de ellos. Es el recuerdo que en parte corresponde a la imagen que quieren transmitir de sí mismos. Al enfrentar el dolor y el miedo, se vieron obligados a reaccionar y comprendieron que el único camino que les quedaba era salvar sus vidas y conservar la dignidad, estableciendo un gobierno comunal. Conservar la vida es un acto de rebeldía en un mundo donde el desprecio por los indígenas es parte de la modernidad.
La coherencia entre las narraciones es impresionante. Salta a la vista el esfuerzo que hacen todos los participantes por recordar y establecer una trayectoria que explique el gobierno comunal de la actualidad. La coherencia surge de la identidad homogénea que los relatos van estableciendo: “La comunidad dijo ‘¡basta!’, y a partir de ese momento se organizaron la defensa de los bosques y la seguridad de los habitantes. Cherán permanece ahora resguardada con barricadas organizadas por el pueblo, quienes no están dispuestos a perder lo que queda y no permitirán nuevas agresiones”. Los jóvenes construyen un relato de rebeldía con ese “basta” que les confiere una identidad para enfrentar las amenazas contra su comunidad.
Estos relatos nos hablan de un cambio: del paso de un estado de terror, corrupción y deterioro de la vida por las agresiones provenientes de otros pueblos, a otro, en el cual es posible reconstruir el mundo comunitario. El momento que separa una situación de la siguiente es la irrupción de la comunidad con un sonoro “¡ya basta!”, que significa la irrupción también de las mujeres y los jóvenes en ese momento histórico. El miedo es un elemento presente y que consideran necesario superar para enfrentar el agravio sufrido. De manera implícita, está presente una mentalidad justiciera.
En El corazón ardiente de Cherán... se narran ideas y sucesos que identifican a un grupo de personas que se organizaron para enfrentar los ataques a su espacio; que comparten una misma organización, expectativa en la lucha, forma de pensar y métodos para presionar al Estado. Así, los habitantes de Cherán construyen una memoria del agravio, que crea el sentido de pertenencia. Recordar da la posibilidad de construir un “nosotros” comunitario con base en la rebeldía.
Los relatos dan constancia de ese “nosotros” y también de un “ellos”, donde “nosotros” son quienes se defienden del acoso externo, los que defienden los usos y costumbres y los que sufren ante el despojo; mientras que “ellos” se personifican en los saqueadores, los destructores de la cultura comunitaria. Así, el “nosotros” reivindica su propia forma de recordar y justifica su derecho a tener un concejo comunitario.
Los jóvenes del pueblo tienen su propia posición ante el conflicto, expresada mediante el lenguaje: ellos recuerdan el momento como un “apuro” que tenían que resolver, y la rebeldía, como un “hartazgo”. Por ello construyen una memoria acerca de la manera en que solucionaron dicho “apuro”: formando “fogatas” y una “ronda”. Sus palabras son la ventana a su mundo cultural. A partir de ellas se puede ver la realidad como la ven ellos, y los elementos que la constituyen. Por lo tanto, la lengua es el signo y el símbolo de la cosmovisión, determina la forma en que se establecen las relaciones comunitarias. Todo lo que abarca la cultura es a la vez condición y producto del lenguaje, que conserva una fuerte tradición.
Los relatos nos hablan de los espacios de memoria: la fogata es el lugar donde se reúnen los vecinos para platicar, comer, darse ánimos, “vigilar la comunidad” y cuidar a las personas; cada noche la gente comenzó a reunirse en torno al fuego. Cada barrio tiene cierto número de fogatas, las cuales, junto con los vecinos, forman la Asamblea de Barrio, que nombra a sus keris (líderes o “grandes” en purépecha), así como a los miembros de las diferentes comisiones. El órgano máximo de toma de decisiones es la Asamblea General, donde se resuelven los desacuerdos que surgen.
La manera que encontraron los autores de reconstruir su comunidad es haciendo valer el concepto jurídico de “usos y costumbres” y el derecho a defender su casa, con base en los cuales constituyeron un gobierno autónomo municipal formado por tres integrantes de cada uno de los cuatro barrios. A estas personas se les llama keris, tienen un periodo de gobierno de tres años y están obligados a escuchar y servir al pueblo.
El corazón ardiente de Cherán... nos permite entender el levantamiento purépecha en voz de sus protagonistas y a través de su propio contexto cultural. Esa forma de entender un momento de conflicto es única, pues en la actualidad la mayoría de las interpretaciones está fuertemente sesgada por lo académico, que ahoga la particularidad de lo purépecha.
Este libro es una pieza clave en la recuperación de la memoria de las luchas de los pueblos por sus recursos naturales y por mantener su vida comunitaria. En él salen a relucir el alma, el espíritu y la dignidad de las comunidades que enfrentaron el despojo al que ha querido someterlas el crimen organizado. Es un antídoto contra el olvido, un baluarte de la memoria radical que les permite vivir con dignidad.