Imaginando al proletariado

ENVIADO POR EL EDITOR EL Jueves, 05/12/2024 - 13:48:00 PM

John Lear, Imaginar el proletariado. Artistas y trabajadores en el México revolucionario, 1908-1940, traducción de Alfredo Gurza, México, Grano de Sal, 2019.


Ángel Chávez Mancilla*

 

John Lear es también autor del libro Workers, Neighbors, and Citizens: The Revolution in Mexico City,[1] que aborda la situación de la clase obrera en la Ciudad de México durante el periodo de la Revolución mexicana desde un enfoque similar al de E. P. Thompson; además, contribuyó al libro coordinado por Carlos Illades Camaradas. Nueva historia del comunismo en México, con “La Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios: de la disidencia al frente popular”.[2]

 

Hacer referencia a estos dos textos ayuda a comprender que Imaginar el proletariado. Artistas y trabajadores en el México revolucionario, 1908-1940 significa la continuidad de una labor de investigación de más de dos décadas. Los ejes temáticos del libro son la historia del movimiento obrero y la historia del arte, pero cabe advertir que John Lear no hace una clásica historia política del movimiento obrero, y tampoco una historia del arte en la que desfile de manera lineal una vanguardia tras otra.

 

La propuesta de Lear revela que la interdependencia entre el arte militante y el movimiento obrero son la base de la fusión plástico-política que se concretó en la obra de los más importantes artistas comprendidos en las décadas de 1910, 1920 y 1930. Así pues, al abordar las pugnas sindicales y las divergencias entre corrientes artísticas, Lear trata la lucha político-ideológica como un componente del tema central de su obra: cómo se imaginaba al proletariado desde el arte y la militancia sindical. De una forma muy próxima al marxismo ortodoxo, indaga los fundamentos en la historia de vida y extracción de clase de los artistas. Por ejemplo, en el primer capítulo contrapone el origen clasemediero que permitió a Saturnino Herrán una formación académica, con la extracción más popular de José Guadalupe Posada.

 

El libro destaca la influencia de la realidad social sobre la imaginación. Sin menospreciar los aspectos subjetivos o ideológicos, el autor deja en claro que la imagen del proletariado se formó tomando como base la realidad y pasándola por el filtro de la ideología. Aclara que no hubo una forma única de imaginarlo, puesto que en cada década se destacaron dos visiones artísticas con elementos divergentes, pero también algunos coincidentes.

 

En cada capítulo se detecta parte de la argumentación de su tesis central. En el primero, además de presentar los antecedentes de la Revolución mexicana, retrata la situación de los trabajadores y destaca la labor un par de artistas que desde su perspectiva encarnan dos puntos de vista distintos: Saturnino Herrán y José Guadalupe Posada. El primero tiene una formación académica y plasma, de manera un tanto romantizada, a los obreros con cuerpos fornidos que forman parte del progreso porfiriano y que, para Lear, podrían expresar un prototipo de trabajador-ciudadano. Por otra parte, de Posada destaca el carácter popular de sus producciones, su crítica satírica contra el gobierno que no lo lleva a posicionarse a favor de una ruptura radical; a este prototipo Lear le denomina trabajador-víctima.

 

El segundo capítulo puede considerarse como bisagra, pues más que una contraposición de propuestas plásticas y prototipos, está dedicado a abordar el caso del Dr. Átl y su consabida colaboración con el gobierno de Venustiano Carranza. Plantea como punto de partida para el análisis la actitud de los obreros frente a la Revolución mexicana, y termina abordando la fuerte represión que padecieron al oponerse a las fuerzas revolucionarias durante la huelga de 1916. Es decir, expone que la divergencia acerca de cómo representar al proletariado deriva de la colaboración o confrontación con el gobierno de la Revolución.

 

El capítulo tercero está dedicado a los artistas y obreros que se vincularon con el Partido Comunista de México y su periódico El Machete, mientras que el cuarto trata sobre quienes fueron afines a la Revista CROM, publicación ligada a Morones y al gobierno surgido de la Revolución. Para Lear el prototipo de El Machete es el trabajador-víctima-militante, y en este sentido retoma elementos plásticos y políticos de Posada, pero sumando la cuestión militante. Por otra parte, la Revista CROM destaca el prototipo trabajador-ciudadano-consumidor, por lo que se le puede vincular con la postura de Herrán.

 

Para comprender las divergencias entre la expresión política y artística de Frente a Frente, órgano de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), y Lux, la revista del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Lear explica en el capítulo quinto el tránsito que la LEAR tuvo de posiciones radicales derivadas de la táctica comunista de “clase contra clase”, a la política del “frente popular” que implicó una colaboración entre los comunistas y sectores progresistas para luchar contra el fascismo. En el capítulo sexto destaca que el apoyo del SME al Frente Popular en España retrocedió ante la derrota republicana.

 

En el contexto del cardenismo, los dos prototipos, el de la LEAR que da continuidad al de El Machete, y el de Lux, vinculado al prototipo ciudadano, se fundirán en uno mismo: trabajador-militante-ciudadano “donde militante es un adjetivo para ciudadano”. De esta manera Lear postula que la unidad a toda costa y la expulsión de los comunistas de la CTM llevan al declive de una visión disidente de cómo imaginar al proletariado. El final vendrá con la desaparición de la LEAR y el surgimiento del Taller de Gráfica Popular, proyecto cuyos participantes estarán ligados a las luchas contra el gobierno pero también, en algunos casos, al servicio del gobierno.

 

La conclusión a la que llega Lear es que de los prototipos contrapuestos surgieron los elementos esenciales de la concepción del proletariado en las primeras décadas del siglo XX y que aún tienen eco en la segunda década del XX.

 

Imaginar el proletariado es un libro cuya lectura resulta más necesaria para los estudiosos del arte que para los dedicados al movimiento obrero, principalmente por su propuesta explicativa que busca en la realidad histórico-social la base de la producción artística y la imaginación con que se retrató al proletariado.

 

* Posgrado en Historia y Etnohistoria, ENAH.
[1] John Lear, Workers, Neighbors, and Citizens: The Revolution in Mexico City, Lincoln, University of Nebraska Press, 2001.
[2] John Lear, “La Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios: de la disidencia al frente popular”, en Carlos Illades (coord.), Camaradas. Nueva historia del comunismo en México, México, FCE / Secretaría de Cultura, 2017, pp. 135-170.