El lado oscuro del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá

ENVIADO POR EL EDITOR EL Jueves, 05/12/2024 - 13:51:00 PM

Rosa María Vanegas García, Cuatro décadas del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá: 1974-2014, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2018.


Lourdes Villafuerte García*

 

El estudio de Rosa María Vanegas trata el problema de las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores agrícolas que emigran del campo mexicano a Canadá para laborar de manera temporal, así como sus implicaciones económicas, sociales y culturales. A pesar de la amplia bibliografía tanto mexicana como extranjera sobre este fenómeno —de lo cual da noticia la autora—, podría quedar la impresión de que, al ser una emigración muy ordenada y con condiciones muy claras, no representa ningún problema en contraste con la abundante y problemática migración a los campos de Estados Unidos de América. Esta investigación demuestra que la emigración temporal a Canadá está muy lejos de ese supuesto orden y desvela un fenómeno social, económico y cultural de gran complejidad, donde el capitalismo global tiene un lugar preponderante.

 

Por otra parte, se observa la actuación y actitudes de diversos personajes con quienes interactúan: en México, los funcionarios de las secretarías del Trabajo y Previsión Social (STPS), de Relaciones Exteriores (SRE), de Salud (SSA), de Gobernación (SG) y los de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP); y en Canadá, los funcionarios de los consulados mexicanos en distintas provincias, así como los rancheros canadienses, los capataces, los sacerdotes católicos, las organizaciones no gubernamentales y los sindicatos de trabajadores agrícolas.

 

Vanegas hace una exposición clara de la trayectoria que ha seguido el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá (PTAT) durante cuatro décadas (1974-2014). En el primer capítulo habla de las características de la migración temporal con fines laborales. A partir de los años sesenta del siglo XX, ese tipo de migración se caracteriza por el desplazamiento de gente de países con bajo desarrollo económico, político y social hacia naciones con mayor desarrollo en busca de un mejor nivel de vida. En el contexto del capitalismo global y, desde 1994, del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, del desarrollo de la agricultura intensiva y la industria en los dos primeros países, los empresarios requieren mano de obra barata para aumentar sus ganancias. Otra parte del contexto es el abandono del campo y de los campesinos por parte del gobierno mexicano desde el inicio del ciclo neoliberal en nuestro país en 1982.

 

El segundo capítulo trata específicamente el Programa de Trabajadores Temporales México-Canadá; la autora describe con precisión sus características y alcances desde que se firmó en Ottawa el Memorándum de Entendimiento entre México y Canadá el 17 de junio de 1974. Al no tratarse de un acuerdo internacional, no tiene que someterse a arbitraje ni reconocerse por la Organización Internacional del Trabajo. El acuerdo ha cambiado y la última revisión fue en 1995. La investigación describe los trámites que deben gestionar los candidatos al trabajo temporal en Canadá en las instituciones involucradas en ello.

 

Vanegas hace un estudio estadístico con distintas variables tales como edad, número de trabajadores totales y cómo se distribuyen en las diferentes provincias canadienses, así como el tipo de cultivos o empaques que procesan en las granjas, ranchos y empacadoras, y sus niveles salariales por hora. Al entrar en el análisis de las condiciones de trabajo, saltan a la vista los abusos que se cometen contra ellos, tales como el bajo nivel de los salarios, la falta de prestaciones sociales, de medidas de seguridad y de atención médica para el trabajo; así como las condiciones infrahumanas de higiene y disponibilidad del espacio de hospedaje y la conculcación de sus derechos a asociarse en sindicatos o a acudir a organizaciones no gubernamentales so pena de no poder regresar la siguiente temporada. En la última parte de este capítulo, Vanegas se ocupa de las condiciones de trabajo y de vida de las mujeres trabajadoras agrícolas temporales, quienes se incorporan a partir de 1989: se les exigen los mismos trámites que a los hombres, pero además se requiere, como requisito no escrito, que sean sumisas.

 

El tercer capítulo se refiere a algunos rasgos de la vida cotidiana de los trabajadores agrícolas temporales, que se obtuvieron usando la técnica de la encuesta, aplicada a 150 personas. La autora describe además las condiciones de sobreexplotación y los estragos de la nostalgia. Enseguida, narra con detalle las historias de dos trabajadores, que considera “casos especiales”. Entrevistados con el método de la historia oral, sus relatos son muy vívidos y detallan el diario acontecer en los campos de distintos cultivos y las estrategias de resistencia frente a los patrones. Por ejemplo, los patrones los ponen a competir para que produzcan más, pero los campesinos mexicanos practican la cooperación, la cual forma parte de su cultura comunitaria. Esta forma de resistencia es una información importantísima acerca de la cual es necesario abundar. Por otra parte, se muestra la decepción y frustración en la interacción con los funcionarios del consulado mexicano.

 

En la segunda parte de este capítulo, la autora aborda la cuestión religiosa como uno de los aspectos culturales más importantes. La imagen de imágenes de la comunidad mexicana en Canadá y en diversas partes del mundo es la Virgen de Guadalupe, punto de encuentro y de identidad para los migrantes e instrumento de manipulación a disposición de la Iglesia local y los empresarios agrícolas, quienes, sabedores de la gran devoción a esta figura materna, tratan de manejarla a su conveniencia, sin lograrlo. La autora muestra, fruto de su trabajo de campo, los contrastes entre la religiosidad popular en casa y en tierra ajena.

 

En el cuarto capítulo, Vanegas presenta una evaluación crítica del PTAT, trabajo que llevó a cabo a petición de la Coordinación General de Empleo de la Dirección de Vinculación de Empleo de la STPS; para ello se usó documentación proporcionada por las instancias involucradas —cuestionarios tanto de la STPS como de la SSA—, la cual se trabajó con un método estadístico. En esta documentación destacan los defectos de diseño de las preguntas de los cuestionarios, que están sesgadas o son inhibidoras, pues se requiere la identificación del sujeto. Para contrarrestar estos problemas, la autora procede con entrevistas a varios individuos, quienes pueden explayarse en la narración de su experiencia.

 

Por otra parte, Vanegas analizó muestras de los reportes de retorno y del Formato Único del Trabajador, documentos generados por el PTAT con fines estadísticos; a partir de una muestra logra extraer un perfil del trabajador temporal: hombre, casado, con tres o cuatro hijos, con un promedio de 37 años, proveniente de los estados del centro del país; laboran en Canadá aproximadamente cuatro meses al año y en ese lapso perciben alrededor de 8 778 dólares canadienses.

 

En la conclusión, la autora asegura, con base en muchos elementos de análisis, que aun cuando se tiene la idea de que el PTAT es un modelo de emigración laboral temporal con muchos signos positivos en cuanto a su claridad, alcance y orden, posee un lado oscuro: el de las pésimas condiciones de trabajo, largas jornadas, hospedaje inadecuado, incumplimiento de equipo de seguridad e implementos de trabajo, bajos salarios y escamoteo de horas extras; así como falta de atención a problemas de salud, en especial de salud mental y asuntos familiares, y desconocimiento de los derechos culturales de los trabajadores. En contraparte, también está el lado oscuro de las autoridades mexicanas, que no atienden a los campesinos y no fomentan su bienestar.

 

Para terminar, quiero resaltar el contraste entre los primeros tres capítulos y el cuarto. Los capítulos uno, dos y tres forman una unidad con una investigación que tiene un sujeto —los trabajadores agrícolas temporales en Canadá—, un objeto —las condiciones del trabajo temporal y sus efectos sobre el trabajador— y una pregunta de investigación clara: ¿cuáles son las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores agrícolas temporales en Canadá y cuáles son sus efectos desde el punto de vista personal, social y cultural entre 1974 y 2014? Es evidente el amplio trabajo de campo que abarca encuestas, entrevistas y la presencia de la autora tanto en los lugares de origen de los trabajadores como en sus sitios de trabajo en Canadá; una amplia revisión documental referente a las bases acordadas por los gobiernos de México y Canadá, y la consulta de la bibliografía pertinente.

 

Los resultados son muy esclarecedores y muestran una realidad muy diferente a la del supuesto modelo ordenado y exitoso de migración con fines laborales, pues tal “éxito” sólo lo es para los empresarios, quienes muestran la peor cara del asunto con actitudes negativas que, de hecho, incumplen los acuerdos signados entre ambos países, pasando la factura a los necesitados campesinos mexicanos; los empresarios canadienses cuentan con impunidad frente a su propio gobierno y la negligencia de los funcionarios de los consulados y del gobierno mexicano.

 

El cuarto capítulo tiene como fuentes principales los documentos generados por las instituciones mexicanas involucradas en la migración a Canadá; en ellos la investigadora se topa con cuestionarios mal diseñados, con preguntas sesgadas que den la apariencia de orden y eficiencia, sin serlo. Esa documentación, que fue otorgada por muestras elegidas no se sabe cómo, poco contribuye —desde mi punto de vista— al espléndido trabajo de los tres primeros capítulos.

 

Lo que queda claro es la actitud ante los campesinos en particular y ante los pobres en general: tanto el gobierno mexicano como el canadiense se hacen de la vista gorda frente a los abusos de los empresarios agrícolas, a lo cual contribuye también la Iglesia católica canadiense. Por otra parte, también resalta cómo los campesinos ponen en juego sus referentes culturales para resistir con su organización y valores comunitarios (cooperación y el bien de todos) a los valores de la globalización, tales como la competencia y el individualismo.

 


* Dirección de Estudios Históricos, INAH.