Cuca García, por las causas de las mujeres

ENVIADO POR EL EDITOR EL Martes, 10/12/2024 - 18:29:00 PM

Verónica Oikión Solano, Cuca García (1889-1973). Por las causas de las mujeres y la revolución, Zamora, El Colegio de Michoacán / El Colegio de San Luis, 2018.


Óscar de Pablo*

 

La maestra michoacana María del Refugio Cuca García no fue sólo una valerosa combatiente en la Revolución mexicana, también dirigió el trabajo femenino del Partido Comunista hasta el cardenismo, y durante la época en que permaneció en la ilegalidad, ella fue su principal administradora.

 

Por eso, el libro de Verónica Oikión, Cuca García (1889-1973)... contribuye a llenar un hueco de enorme importancia no sólo en la historiografía académica, sino en nuestra memoria colectiva. La aparición de esta obra —al lado de la biografía de Consuelo Uranga, Consuelo la Roja, que el chihuahuense Jesús Vargas publicó el mismo año— es un factor y un resultado del indispensable cambio de mentalidad en el sentido de recuperar el aporte de las protagonistas femeninas para reconstruir la historia de la izquierda y del movimiento social.

 

Dedicaré las siguientes páginas a resumir, siguiendo la obra de Oikión, la vida y la trayectoria de Cuca García, para dar al lector una idea del mérito de este personaje y de la importancia de recuperar su legado.

 

Nació de Villa de Taretán, distrito de Uruapan, Michoacán, el 2 de abril de 1889, hija de un médico culto y de ideas progresistas. Su padre murió cuando ella era adolescente y un conflicto de herencias dejó a su familia sin recursos, por lo que ella tuvo que emplearse como sirvienta en Uruapan, mientras completaba la escuela normal para dedicarse al magisterio. A partir de entonces sería el principal sostén económico de su madre.

 

En 1910, con 21 años de edad, se vinculó al movimiento maderista y junto con su hermano viajó a la Ciudad de México para participar en una reunión nacional del Partido Antirreeleccionista.

 

Tras el golpe de Estado de Huerta en 1913, participó en el movimiento constitucionalista haciendo labor de proselitismo en Morelia, hasta que en 1914 fue identificada por las autoridades huertistas y tuvo que huir de la ciudad para establecerse, junto con su madre, en la Ciudad de México.

 

Ahí conoció a Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, quien la ayudó a trasladarse a Veracruz para colaborar personalmente con Venustiano Carranza, al que sirvió hasta 1916 como correo clandestino para comunicarse con los grupos revolucionarios del interior de Veracruz, así como de Puebla y Michoacán.

 

En 1917 volvió a su estado natal, donde se vinculó con el general Francisco J. Mújica. Junto con él participó en la fundación de la Asociación Socialista de Michoacán y luego en la del Partido Socialista de Michoacán.

 

Tras la derrota de Mújica en las elecciones para gobernador en 1917, los socialistas tuvieron que abandonar Michoacán para evitar las represalias y se trasladaron a la Ciudad de México. Ahí Mújica fue nombrado jefe de Aprovisionamientos Generales del Ejército, y García, que seguía colaborando con él, llegó a ser oficial tercero (puesto que conservó hasta septiembre de 1920), siendo simultáneamente presidenta de debates del Partido Socialista Michoacano.

 

En agosto de 1919, junto con su vieja compañera de armas Juana B. Gutiérrez, Cuca García fundó el Consejo Nacional de Mujeres. Dentro de esta organización se vinculó con la vicepresidenta, la maestra guanajuatense Elena Torres, y con la tesorera, la guerrerense Estela Carrasco, así como con la estadounidense Evelyn Trent, en una tendencia procomunista que en noviembre expulsó a Gutiérrez y asumió la dirección del Consejo (que pasó a llamarse “Consejo Feminista Mexicano”). En esa fecha fue nombrada editora de la revista bimestral del Consejo, La Mujer.

 

En diciembre, las cuatro dirigentes se unieron al recién fundado PCM y convirtieron al Consejo Feminista Mexicano en un frente del partido.

 

Aquel primer paso por el Partido Comunista no habría de durar más que unos pocos meses, pues, tras el triunfo de la rebelión de Agua Prieta en mayo de 1920, tanto García como Estela Carrasco se fueron con Mújica a Michoacán a participar en una nueva campaña por la gubernatura. Sin embargo, García siguió simpatizando con el PCM y al poco tiempo volvería a incorporarse.

 

En septiembre de 1920, cuando Mújica asumió la gubernatura, García fue nombrada inspectora escolar. Durante los siguientes dos años y medio también trabajó entre los maestros y los campesinos de Zitácuaro e impulsó las ligas feministas, junto con Estela Carrasco y en colaboración con el líder campesino comunista Primo Tapia.

 

En mayo de 1923 viajó a la Ciudad de México para participar, como simpatizante del PCM, en el I Congreso de la Liga Panamericana de Mujeres, presidido por Elena Torres. Al mes siguiente participó en la fundación de la local moreliana del PCM, quedando formalmente reintegrada al partido.

 

A finales de 1923 se instaló en la Ciudad de México para trabajar en la dirección nacional del PCM, aunque sin dejar su plaza de maestra. En 1924 se integró a la sección mexicana del Socorro Rojo Internacional.

 

En 1925 se casó con el dirigente comunista Manuel Díaz Ramírez. A su lado, repartiría su tiempo entre Jalapa y la Ciudad de México. Además, participó con él y otros líderes del local jalapeño (como Úrsulo Galván y Manuel Almanza) en una lucha interna contra la dirección nacional del partido, que duró desde el verano de 1925 hasta el IV Congreso del PCM, celebrado en mayo de 1926.

 

Para ese congreso, ella redactó el documento “Tareas entre las mujeres”. Fue entonces cuando se convirtió en la primera mujer en sumarse formalmente al Comité Central del partido.

 

En esos mismos meses hizo trabajo político en el barrio textil de San Bruno, en Jalapa, donde ayudó a fundar el Centro Femenil Rosa Luxemburgo, del que fue elegida presidenta.

 

En febrero de 1928 publicó en El Machete una larga polémica contra el feminismo burgués bajo el título “Lo que queremos las mujeres”. Ese año abandonó su plaza de maestra para dedicarse por entero a la militancia, asumiendo el cargo de tesorera de la sección mexicana del Socorro Rojo.

 

En febrero de 1929, su compañero Díaz Ramírez fue nombrado representante del PCM ante el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (Comintern, por su acrónimo en inglés), así que se trasladó a Moscú. Ella se fue con él, y en Moscú se incorporó a las labores del Socorro Rojo Internacional y del secretariado latinoamericano de la Comintern. Al año siguiente, su matrimonio terminó y ella regresó sola a México.

 

Durante los años de clandestinidad del PCM (1930-1935) se hizo cargo de las finanzas de la dirección del partido. En esa época fue detenida varias veces, aunque siempre por periodos breves. Esa época coincidió con la gubernatura de Lázaro Cárdenas en Michoacán y la organización de la Confederación Michoacana Revolucionaria del Trabajo, en la que participó.

 

En octubre de 1931 participó en el Congreso Nacional de Mujeres Campesinas y en noviembre de 1934 representó al PCM en el Congreso Socialista Femenino celebrado en Pátzcuaro.

 

El 28 de agosto de 1935 participó en la fundación del Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDM), siendo electa secretaria general y encargada de las secciones de Economía, de Política y de Control. Llegó al VI Congreso del PCM, celebrado en enero de 1937, como la única mujer de un Comité Central de 14 miembros. En ese congreso rindió un subinforme sobre el trabajo del partido entre las mujeres y se quejó de que no se pusiera suficiente atención a ese tema. Al final fue elegida para seguir en el Comité Central, al que se sumó la escritora Consuelo Uranga.

 

En abril de 1937 se postuló como precandidata a diputada federal del PNR por el distrito de Uruapan. Aunque resultó electa en las elecciones internas, todavía era ilegal postular mujeres a puestos federales, por lo que el PNR resolvió no postularla. Entonces decidió desafiar la prohibición y postularse bajo el registro del FUPDM (junto con la de la maestra Soledad de Orozco). Como no se le permitió registrarse legalmente como candidata, dirigió una huelga de hambre frente a la residencia de Cárdenas.

 

En 1938, cuando el partido oficial pasó a llamarse PRM, García participó en su comisión de programa representando al sector femenino y se postuló para secretaria de Acción Femenina; sin embargo, los estatutos del PRM prohibían la afiliación a otros partidos, por lo que García —que pertenecía al PCM— fue vetada del puesto.

 

Bajo su dirección, en esos años el FUPDM impulsó sobre todo la campaña por el voto femenino y consiguió el establecimiento de la Clínica de Maternidad para la Mujer Trabajadora Primero de Mayo en la Ciudad de México.

 

Como miembro del Comité Central, a finales de enero de 1939 participó en el VII Congreso Nacional del PCM y rindió el informe especial sobre trabajo femenino. En ese congreso se resolvió disolver el FUPUD en el PRM cardenista. Pese a ser amiga personal de Cárdenas, García se opuso a ello. En consecuencia, ya no fue electa al Comité Central y al poco tiempo fue excluida del partido. Así terminaron sus dos décadas como la principal dirigente femenina del PCM. Entonces se retiró temporalmente de la política.

 

Durante los sexenios de Ávila Camacho y Miguel Alemán, marcados por un giro a la derecha del gobierno y de la sociedad, tuvo una librería y un restaurante.

 

En las elecciones presidenciales de 1952 volvió a vincularse con Mújica dentro de la campaña opositora de Miguel Henríquez Guzmán, encabezando el trabajo femenil de su Frente de Partidos del Pueblo, posición que la llevó a enfrentarse al PCM, pues en tales elecciones ese partido no apoyó a Henríquez Guzmán, sino a Vicente Lombardo Toledano.

 

Después de muchos esfuerzos, a finales de 1966 consiguió que la Cámara de Diputados reconociera su papel en la Revolución y le concediera una modesta pensión de 450 pesos mensuales. Murió en la pobreza el 16 de julio de 1973.

 

La obra de Verónica Oikión es una invitación a continuar desarrollando la memoria de esta extraordinaria mujer.

 

* Escritor mexicano.