La narrativa histórica en “Patria”
ENVIADO POR EL EDITOR EL Viernes, 13/12/2024 - 12:17:00 PMCésar Valdez*
Resumen
Para Valdez, Patria se centra en los liberales; los va rastreando desde Ayutla hasta la restauración de la República. Señala el acierto de Taibo respecto de hablar de las preocupaciones de los pueblos y municipios sin dejar de lado a las élites. El texto de Valdez resalta la eficacia narrativa del autor para construir escenarios humanos, inciertos, cómicos y trágicos, que influyeron en las decisiones de aquellos personajes de la historia mexicana, la historia que construye identidad desde otro punto de vista.
Palabras clave: Patria, historia de México, narrativa histórica, liberales mexicanos, historia e identidad.
Abstract
For Valdez, Patria centers on the liberals, tracing them from Ayutla to the restoration of the Republic. He values the interest of Taibo to describe the concerns of the pueblos and municipalities, but also considers the elites. He emphasizes the effectiveness of the author´s narrative which constructs uncertain, comic, and tragic human settings that influenced in the decisions of characters of Mexican history. A history that builds identity from another point of view.
Keywords: homeland, Mexican history, historical narrative, Mexican liberals, history and identity.
Hacia los veintitrés años comencé a leer la serie de novela negra protagonizada por Héctor Belascoarán Shayne, y ya en la universidad, en la carrera de historia, conocí sus libros sobre Pancho Villa y los bolcheviques. Hubo un breve momento en mi vida en que yo perseguía a Paco Ignacio Taibo II para tratar de sacarle algunos autógrafos, cazar alguna fotografía con él, de las cuales sólo sobrevivieron dos al paso del tiempo y los libros terminaron regalados y distribuidos en las casas de varios amigos. Y ahora, creo que me siento nervioso de tenerlo aquí con nosotros.
Queremos conversar sobre su último libro de historia, un gran libro, dividido en tres volúmenes, que lleva por título Patria. En una decisión bastante afortunada, Paco Ignacio Taibo II decidió centrarse en el siglo XIX, ya que tenemos una fuerte concentración de la historiografía mexicana sobre la Independencia y la Revolución, mientras que su centro, la parte media del siglo XIX, ha quedado disminuido. Tal vez la Revolución de 1910 le arrebató la idea de revolución a la de Ayutla, dejándola en condición de rebelión, de mera revuelta, y costándole la atención de todos aquellos que aprecian la historia o desean estudiarla. Hay que ser sinceros: salvo en contadas ocasiones, los años centrales del siglo XIX no son seductores para los estudiosos de la historia mexicana. En los últimos años se está registrando un nuevo interés, una exhumación historiográfica del llamado Segundo Imperio Mexicano y de la figura del emperador Maximiliano y la locura de Carlota. Pareciera una manera de protesta que aún no acabo de entender, por parte de una historiografía bastante joven que empieza a surgir y que margina a los liberales para concentrarse en sus opositores imperiales. Pero más que enfocarse en el imperio, intenta recuperar el liberalismo del emperador, en ocasiones mucho más que el de los liberales mexicanos. Una tragedia histórica donde queda flotando la duda de cómo hubiese sido el derrotero del país si ese príncipe fusilado en Querétaro hubiese triunfado.
En mi opinión, Paco Ignacio Taibo II va en contra de ese naciente mainstream de los estudios históricos. Patria se centra en los liberales y los va rastreando desde Ayutla hasta la restauración de la República. Incluso en términos de mercado hay personajes que llaman la atención, encarnan en libros que se venden. No era el caso de los incomprendidos y abandonados liberales de mediados del siglo XIX.
Patria se confronta con otra tradición historiográfica donde se da cuenta, por un lado, de las grandes figuras del siglo XIX, y por otra, se narran las muchas rebeliones pequeñas de poblados y municipios. Es una historia dicotómica, pues pareciera que no hay una interconexión entre esos hombres y lo que está sucediendo entre la gente común. Creo que, de alguna manera, Patria ayuda a entender la manera en que estos hombres, que estaban arriba y que ciertamente estaban peleando entre ellos, podían ser o no sensibles a lo que estaba sucediendo abajo. Hay una especie de desplazamiento, un intento de Paco Ignacio Taibo II por comprender cómo entendieron su tiempo estos personajes y se movieron en él.
Los historiadores académicos tenemos cierta culpa a este respecto. Muchas veces la formación académica no nos permite generar un discurso que conecte de una manera adecuada lo que nos emociona con lo que le emociona a la mayoría. Por eso, la prosa de Paco Ignacio Taibo II funciona muy bien para contar la historia en esos dos lados ahora separados, el de las elites y el de los pueblos y municipios.
Hay otro aspecto de Patria que debemos recuperar y meditar: la importancia del detalle. Cuando uno está escribiendo un texto histórico para la academia, tiene que alejarse de la descripción rigurosa, porque así le enseñaron a uno, y concentrarse más en el análisis. Entonces, esos pequeños detalles de cómo los sujetos se comportan, de cómo interactúan entre ellos, se nos terminan escapando. Los grandes personajes se alejan de su condición humana compleja y terminan condenados a ser nombres sin ánimo, sin pasiones encontradas, individuos planos.
Una cualidad más de Patria que necesitamos rescatar es la habilidad literaria de Paco Ignacio Taibo II, que se puede observar en sus biografías de Villa o del Che, para contar los enfrentamientos militares haciendo que el lector penetre en ellos. Toma la mirada de quien está leyendo y la mete a los campos de batalla. Una habilidad literaria magistral para no convertir la descripción de una revuelta en algo tremendamente aburrido o sin sentido. Y en esto también los detalles importan. ¿Por qué? Porque la manera en que se describe cómo operan las armas, cómo se comportan los soldados en batalla o cómo surgen las pasiones de la heroicidad o del miedo es algo que muchas veces el historiador académico simplemente no sabe hacer o no se anima a intentar. De manera que el ejercicio realizado en Patria me parece muy afortunado, pues atrapa al lector y hace de los tres volúmenes un artefacto cultural que se podría leer como un libro de aventuras pero también, ya para los especialistas, como la aportación de nuevas miradas a procesos que han quedado un poco marginados en la historiografía mexicana. Otro ejemplo de esa calidad narrativa es la visita que hizo nuestro autor a la muy conocida Decena Trágica con su libro Temporada de Zopilotes. Ahí no sólo me divertí, sino que aprendí cómo se tomaron las decisiones políticas en ese momento. Patria ahonda en los dilemas de los personajes hasta sus rasgos más íntimos, incluso hay acercamientos que coquetean con una especie de psicoanálisis. Todos esos recursos literarios, que nos trasladan a escenarios humanos inciertos, cómicos y trágicos, son un ejercicio que en la academia tenemos a veces prohibido.
Y regreso al punto de los detalles. Yo regularmente exagero en los detalles. En la vida académica, tanto los dictámenes como las revisiones te van exigiendo que te olvides de ellos y te concentres en el análisis. Me temo que así se pierde eso que resalta en Patria, la creación de atmósferas de la época, de seres humanos marcados por su tiempo, donde se crea una esfera que nos hace conectar redacción, comprensión y aprendizaje. Termina uno con análisis interesantes para discutir entre colegas, pero que a veces nos alejan de lo que quizá para los historiadores debería ser obligatorio, narrar para un gran público.
Los profesionales de la historia tendríamos que hacer un examen de conciencia sobre esa sensación de desapego y molestia de algunos sectores de nuestra sociedad hacia la historia que se les ofrece. Creo que lo que más les molesta a los niños en las escuelas son las matemáticas y la historia. Taibo nos demuestra que la conexión perdida tiene que ver con la narrativa. Si tuviera que definir con una palabra la trilogía de Patria, sería “didáctica”. Es un libro escrito con mucha didáctica, un libro escrito por alguien que sabe cómo tocar fibras sensibles en sus lectores, y al hacerlo, permite que uno establezca una conexión con el texto. Así, en menos de lo que uno se da cuenta, ya está de verdad aprendiendo historia.
Creo sin duda que Patria es un libro que debe leerse, aunque en algún momento quizá pueda parecer muy voluminoso en este formato de tres tomos, y que habrá partes pesadas, pero una vez que uno comenzó a leerlo, queda atrapado sin remedio. Si en algún momento existiera la posibilidad de hacer una reforma educativa, habría que reescribir nuestra historia y aprender mucho de esta manera en la que Paco Ignacio Taibo II retoma la idea de construir identidad desde el pasado, idea de la que poco a poco la Secretaría de Educación Pública ha ido despojando a la historia que se enseña en las escuelas de México.
* Dirección de Estudios Históricos, INAH.