El estudio de la derecha en Canadá: un ensayo bibliográfico
ENVIADO POR EL EDITOR EL Miércoles, 18/12/2024 - 17:37:00 PMJulián Castro Rea*
Resumen
Este ensayo ofrece un panorama de la literatura más relevante sobre la derecha canadiense de habla inglesa —tanto pasada como contemporánea— producida por académicos, periodistas y políticos. Intenta rescatar la especificidad de la derecha canadiense, y demostrar su importancia para comprender la realidad política contemporánea de ese país.
Palabras clave: Canadá, derecha, conservadurismo, tory, populismo de derecha, derecha alternativa.
Abstract
This essay presents an overview of the most relevant literature by scholars, journalists or politicians on the political right in English-speaking Canada, both historically and today. It attempts to highlight what makes the Canadian right unique, while demonstrating its importance to make sense of this country’s current political realities.
Keywords: Canada, political right, conservatism, Tory, right-wing populism, alt-right.
El presente ensayo contiene una visión panorámica de la literatura más relevante sobre la derecha canadiense. Conviene ofrecerla porque Canadá es un país a menudo ignorado en la historia comparada producida en México, o injustamente interpretado como una simple extensión de Estados Unidos. Este ensayo tiene como propósito rescatar la especificidad de la derecha canadiense y demostrar su importancia para comprender la realidad política contemporánea de ese país.
Antes de iniciar el desarrollo del tema propuesto, es necesario hacer algunas precisiones:
1. En Canadá, el estudio de la derecha se confunde con el estudio del conservadurismo. Hay —por supuesto— importantes diferencias teóricas entre los dos conceptos, que la literatura especializada ha identificado. Evitando entrar de lleno en la controversia sobre la posibilidad misma de definir la derecha y las definiciones alternativas de este concepto, dadas las limitaciones de espacio en este ensayo, se puede entender la derecha como la ideología política que apoya la igualdad de oportunidades entre individuos pero defiende la desigualdad sustantiva de resultados.[1] El conservadurismo, en cambio, se refiere a la preferencia general por las ideas e instituciones heredadas del pasado para resolver dilemas sociopolíticos del presente. El conservadurismo es pesimista respecto de la naturaleza humana, pues ve a la gente como intrínsecamente egoísta, que necesita ser controlada para preservar el orden social. Finalmente, desconfía de la capacidad humana para comprender la realidad física y social del mundo. Así, si bien la derecha y el conservadurismo no son sinónimos, ambas ideologías son perfectamente compatibles entre sí y, de hecho, empíricamente a menudo se manifiestan simultáneamente en los mismos actores políticos.
2. En Canadá, como en numerosos países, ningún actor político o analista académico se identifica de buena gana con la derecha. En cambio, son numerosos los que no tienen ambages en autodenominarse conservadores; porque el conservadurismo, como práctica política y ejercicio intelectual, tiene en ese país un rancio abolengo que se remonta a más de dos siglos, como veremos más adelante. Dados los considerables traslapes empíricos entre las dos corrientes políticas, por razones prácticas y de brevedad de análisis en este ensayo los términos de derecha y conservadurismo se emplean de manera intercambiable.
3. Se admite también que no hay sólo una sino varias versiones de derecha que se manifiestan durante el desarrollo político canadiense. Hay, sin embargo, una filiación, una continuidad ente ellas que permite incluirlas en la misma familia ideológica y analizarlas como un todo coherente, con el beneficio de la perspectiva del presente.
4. Este ensayo excluye deliberadamente el análisis de la tradición conservadora francocanadiense en general y de Quebec en particular. Esa tradición es simplemente demasiado específica, completamente diferente de la del Canadá de habla inglesa, por lo que hacer justicia a su complejidad requeriría de un ensayo adicional.
Como es de esperarse, y es frecuente en otros países, el estudio de la derecha en Canadá acompaña las fluctuaciones que esta ideología presenta en el ámbito político. Simplemente, los académicos tratan de comprender y explicar las transformaciones que este pensamiento sufre en los ciclos políticos sucesivos. Así, realizar una historiografía de la derecha canadiense significa también recordar la historia política de ese país. De hecho, a la producción académica sobre el conservadurismo invariablemente la preceden interpretaciones periodísticas y textos autojustificativos producidos por los mismos actores políticos de derecha; en lo que resta de este ensayo se identificará a los autores ya sea como académicos, periodistas o políticos, para advertir al lector sobre el propósito central que animó la producción del texto citado.
Podemos agrupar en tres grandes campos correspondientes a etapas históricas específicas, los estudios sobre la derecha en Canadá:
1. Los estudios clásicos sobre el conservadurismo producidos sobre todo entre los años sesenta y ochenta del siglo pasado.
2. Las investigaciones sobre el nuevo conservadurismo producidas desde fines de los ochenta hasta la primera década del siglo XXI.
3. La reflexión emergente sobre la derecha alternativa (alt-right), surgida alrededor de 2010 y que prosigue hasta el presente.
Los estudios clásicos sobre el conservadurismo se abocan a un largo periodo histórico que comienza con el inicio mismo de Canadá como proyecto político distinto de Estados Unidos. En efecto, la independencia de las Trece Colonias a mediados del siglo XVIII obligó también a las colonias británicas restantes en América del Norte a definir su futuro. Refrendaron su fidelidad a la Corona, articulando su lealtad con un discurso conservador que, esencialmente, intentaba justificar la continuidad mostrando la superioridad de las libertades británicas protegidas por el monarca. Liberty wears a Crown era el lema favorito de los apologistas del Imperio británico.[2] Si bien inicialmente la Iglesia anglicana se volvió aliada natural de esta ideología, la proliferación de distintas iglesias durante el siglo XIX, en competencia cerrada entre ellas, pronto hizo secundario el papel de la religión en el desarrollo del conservadurismo canadiense.
El origen peculiar del proyecto político canadiense creó un síndrome ideológico fundacional en la cultura política, identificado originalmente por el académico Gad Horowitz[3] (retomado y desarrollado años más tarde por el afamado sociólogo estadunidense Seymour M. Lipset).[4] Según la interpretación de Horowitz, las instituciones y el discurso público canadienses adoptaron una vocación conservadora explícita, que fue utilizada para contrastar con el proyecto republicano estadunidense. Este discurso conservador subraya la superioridad de la evolución (cambio gradual) sobre la revolución (cambio súbito), de la continuidad sobre la ruptura, de la preservación de las tradiciones sobre la experimentación social, de la responsabilidad social sobre el individualismo. El conservadurismo se convirtió en la matriz de la identidad canadiense, que se vio reflejada al momento de la creación de las bases del Estado canadiense moderno, con la adopción del modelo federal en 1867, es decir, hace siglo y medio.
La matriz conservadora canadiense tuvo otras consecuencias importantes para el desarrollo futuro del Estado canadiense. En la medida en que esta versión del conservadurismo subrayó la responsabilidad colectiva, paradójicamente, también favoreció el desarrollo de la izquierda canadiense. En efecto, a diferencia de Estados Unidos, en donde la contienda política es esencialmente binaria, en Canadá existe desde 1932 un poderoso partido de izquierda representado actualmente en el Parlamento federal por el Nuevo Partido Democrático (NDP, por sus siglas en inglés). El periodista Charles Taylor[5] ilustra, mediante una serie de entrevistas a políticos conservadores notables, el síndrome del llamado Red Tory; se trata de políticos nominalmente conservadores cuyas posturas en cuestiones sociales y a favor de la igualdad socioeconómica, son más cercanas a la izquierda. Esto explica por qué el partido más representativo de la derecha canadiense se llamó Progresista Conservador durante seis décadas (1942-2003), una etiqueta aparentemente contradictoria que se comprende al conocer las peculiaridades del conservadurismo en Canadá. También explica por qué el filósofo George Grant[6] se lamentó de la excesiva influencia del liberalismo de Estados Unidos por estar desdibujando los aspectos progresistas de la tradición conservadora canadiense, que según este autor definen al nacionalismo de ese país.
Si bien la interpretación de Horowitz es predominante en la literatura de ciencias sociales, no todos los historiadores de las ideas concuerdan con él. En particular, los académicos Janet Ajzenstat y Peter Smith[7] consideran que la matriz de identidad canadiense no es conservadora sino liberal. El conservadurismo, según estos autores, es solamente un barniz necesario para justificar la permanencia de Canadá en el Imperio británico, el cual, sin embargo, no logra predominar sobre la estructura individualista que sostiene a la sociedad canadiense.
Otra vertiente de los estudios clásicos sobre el conservadurismo en Canadá es la literatura sobre el populismo de derecha. Sin duda, el estudio seminal del profesor C. B. Macpherson[8] sobre el surgimiento de esta ideología en el oeste de Canadá es una referencia obligada. Según Macpherson, la marginación de las provincias del oeste en los círculos de poder y, por consiguiente, en la definición de la política económica aplicada en todo Canadá, propició el desarrollo de un discurso que enaltece al pueblo sobre las elites y llama a subvertir las estructuras existentes para poner en práctica un proyecto político alternativo. Tal discurso resultó en la creación de varios movimientos y partidos de derecha, entre los cuales destacan los Agricultores Unidos de Alberta (UFA, por sus siglas en inglés) y Crédito Social.
El segundo campo de estudios sobre el conservadurismo aparece en épocas más cercanas al presente, específicamente a fines de los años 1980. Intenta explicar el surgimiento del llamado nuevo conservadurismo con la creación del Partido Reformista (Reform Party) en 1987. El académico David Laycock[9] explica que ese partido se nutre a la vez de la tradición populista del oeste canadiense y de la llamada “revolución conservadora” promovida en Estados Unidos por Ronald Reagan.[10] En efecto, el nuevo partido combina en su plataforma temas tradicionales del populismo agrario y urbano, con un programa económico neoliberal compatible con la derecha contemporánea.
Desde su creación, el Partido Reformista fue claro y explícito en los objetivos que perseguía. Los estudiosos deben pues consultar la obra del político Preston Manning,[11] fundador e ideólogo principal del partido, para comprender la amalgama creativa de populismo y neoliberalismo que propone. Desde una perspectiva crítica, las obras del profesor Trevor Harrison[12] iluminan al lector sobre los orígenes, las características y el desarrollo de este partido. Regional y secundario durante algunos años, el Partido Reformista logró verdadera notoriedad en todo Canadá cuando consolidó su unión con el partido tradicional de la derecha, los Progresistas Conservadores, en 2003. La unión se realizó en el momento que la derecha tradicional se encontraba débil, por lo que básicamente los reformistas engulleron a los progresistas conservadores. Sin embargo, reclamaron para el nuevo partido la etiqueta conservadora; algunos Red Tories —en particular Joe Clark, anterior líder del Partido Progresista Conservador y primer ministro de Canadá de junio de 1979 a marzo de 1980— protestaron y trataron de impedir en los tribunales dicha apropiación de identidad. Así, el nuevo partido canadiense de derecha en Canadá se llama oficialmente Partido Conservador de Canadá (PCC). Desde entonces, la literatura enfatiza la necesidad de distinguir entre el Conservadurismo con mayúscula, para referirse exclusivamente a ese partido, y el conservadurismo con minúscula para aludir a esa ideología en general. Además, autores como el político Hugh Segal[13] subrayan la diferencia entre los conservadores tradicionales y los nuevos conservadores canadienses.
La unión entre los dos partidos de derecha resulta electoralmente eficaz y el PCC alcanza el poder en enero de 2006, bajo el liderazgo de Stephen Harper. Para una mejor comprensión desde adentro de las motivaciones y estrategias del partido, resulta útil la consulta de la obra del estratega principal del PCC Thomas Flanagan,[14] a la vez académico y militante conservador.
Durante los casi diez años que los conservadores estuvieron al mando del gobierno federal canadiense se produjeron estudios analíticos, generalmente críticos respecto de su gestión. Destacan los estudios realizados por los periodistas Michael Harris, Chantal Hébert, John Ibbitson, William Johnson, Lawrence Martin y Paul Wells; los académicos Brooke Jeffrey, Donald Gutstein y Frédéric Boily; además de las obras colectivas dirigidas por los profesores Julián Castro Rea y Frédéric Boily, así como la de James Farney y David Rayside.[15]
La última etapa histórica en el desarrollo de la derecha canadiense que está generando una ola fresca de estudios para comprenderla es la llamada derecha alternativa (alt-right). Esta etapa comprende el estudio de manifestaciones no partidarias de la derecha, que son en parte el legado del gobierno conservador, pero que también nutren la militancia de este partido de derecha. Actores políticos diversos han tratado de capitalizar a su favor estas nuevas corrientes, hasta ahora con éxito limitado, dada la relativa resistencia de la cultura política canadiense a posiciones extremas.[16]
Esta última etapa ha producido un campo emergente de estudios sobre temas diversos, tales como:
— El feminismo conservador, nueva estrategia del movimiento contra el aborto (autodenominado “provida”) que enmascara sus objetivos reales bajo la excusa de la denuncia del aborto selectivo para procrear varones; documentado por los académicos Paul Saurette y Kelly Gordon.[17]
— El evangelismo militante, que ha tomado un partido decidido por el PCC y sus causas más controvertidas, como el apoyo incondicional al sionismo. Autores como la periodista Marci McDonald[18] han explorado ángulos diversos de este movimiento.
— Finalmente, autores como Dougald Lamont (2016) —a la vez académico y líder del Partido Liberal en la provincia de Manitoba— han estudiado los movimientos recientes de derecha que, aparentan ser movilizaciones espontáneas de ciudadanos, cuando en realidad son fachadas de los intereses empresariales que los patrocinan. Este tipo de movilización inducida es una importación directa de las estrategias de la derecha estadounidense, donde se le llama irónicamente Astroturf (una marca de pasto artificial) para contrastar con las movilizaciones auténticas (grassroots); como lo documentan el periodista Lee Fang[19] y la académica Sophie Boulay (2015).
Esas investigaciones sobre la derecha radical apartidista están dando actualidad al estudio realizado hace ya tres décadas por el académico Stanley R. Barrett,[20] quien con meticulosa investigación histórica y etnográfica, documentó la existencia de una corriente racista, nacionalista, nativista y simpatizante del nazismo que, aunque marginal, ha estado siempre presente en la cultura política canadiense.
En suma, el estudio del conservadurismo y de la derecha en Canadá es un área del conocimiento en ciencias sociales de rancio abolengo, y que a la vez se sigue desarrollando, lo que muestra su capacidad para seguir innovando en áreas temáticas originales. Ahora que la presencia de las ideologías de derecha crece en todas las regiones del planeta, conviene volver la mirada a la experiencia de un país que las ha cultivado, pero que ha logrado mantener su discurso y su práctica dentro de los límites de la institucionalidad y la democracia.
* Departamento de Ciencia Política, Universidad de Alberta, Canadá.
[1] Para una explicación más completa del concepto, véase Julián Castro, “From Revolutionary Nationalism to Orthodox Neoliberalism: How Nafta Contributed to Push Mexico into the Right-Wing Stranglehold” (coloquio), Nuevo mundo. Nuevos Mundos, 2017, pp. 18-23, https://journals.openedition.org/nuevomundo/71315 (consultada el 24 de abril de 2018).
[2] Martin Seymour Lipset, Continental Divide: The Values and Institutions of the United States and Canada, Nueva York, Routledge, 1990.
[3] Gad Horowitz, “Conservatism, Liberalism and Socialism in Canada: An Interpretation”, Canadian Journal of Economics and Political Science, vol. 32, 1966, pp. 143-171.
[4] Martin Seymour Lipset, op. cit.
[5] No confundir con su homónimo, el afamado filósofo canadiense. Véase: Charles Taylor, Radical Tories: The Conservative Tradition in Canada, Toronto, Anansi, 1982.
[6] George Grant, Lament for a Nation: The Defeat of Canadian Nationalism, Montreal, McGill-Queen’s University Press, 1965.
[7] Janet Ajzenstat y Peter J. Smith, Canada’s Origins: Liberal, Tory, or Republican?, Ottawa, Carleton University Press, 1997.
[8] Brough Crawford Macpherson, Democracy in Alberta: Social Credit and the Party System, Toronto, University of Toronto Press, 1953.
[9] David Laycock, “Populism and the New Right in English Canada”, en Francisco Panizza (ed.), Populism and the Mirror of Democracy, Londres, Verso, 2005.
[10] Aunque la expresión “revolución conservadora” pareciera un contrasentido, se refiere específicamente a la serie de reformas impulsadas por los gobiernos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher para desmantelar el Estado de bienestar keynesiano e implantar el neoliberalismo en sus respectivos países. Estas reformas, que facilitaron el predominio del sector privado sobre el público en el manejo de la economía, significan en realidad una “revolución de derecha”, lo cual confirma la tendencia a utilizar indistintamente los conceptos de derecha y conservadurismo en el discurso político y periodístico.
[11] Preston Manning, The New Canada, Toronto, Macmillan of Canada, 1992.
[12] Trevor Harrison, Of Passionate Intensity: Right-Wing Populism and the Reform Party of Canada, Toronto, University of Toronto Press, 1995; Trevor Harrison, Requiem for a Lightweight: Stockwell Day and Image Politics, Montreal, Black Rose Books, 2002.
[13] Hugh Segal, Beyond Greed: A Traditional Conservative Confronts Neoconservative Excess, Búfalo, Stoddart, 1998; Hugh Segal, The Right Balance: Canada's Conservative Tradition, Vancouver, Douglas & McIntyre, 2011.
[14] Thomas Flanagan, Harper’s Team: Behind the Scenes in the Conservative Rise to Power, Montreal, McGill-Queen’s University Press, 2009.
[15] Michael Harris, Party Of One. Stephen Harper and Canada’s Radical Makeover, Toronto, Penguin Random House, 2015; Chantal Hébert, French Kiss: le rendez-vous de Stephen Harper avec le Québec, Montreal, Éditions de l’Homme, 2007; John Ibbitson, Stephen Harper, Toronto, McClelland & Stewart, 2015; William Johnson, Stephen Harper and the Future of Canada, Toronto, Douglas Gibson, 2006; Martin Lawrence, Harperland: The Politics of Control, Viking Canada, 2010; Paul Wells, The Longer I’m Prime Minister. Stephen Harper and Canada, 2006, Toronto, Penguin Random House, 2013; Jeffrey Brooke, Dismantling Canada: Stephen Harper’s New Conservative Agenda, Montreal, McGill-Queen’s University Press, 2015; Donald Gutstein, Harperism: How Stephen Harper and his Think Tank Colleagues Have Transformed Canada, Toronto, James Lorimer & Company, 2014; Frédéric Boily, Stephen Harper: de l’école de Calgary au Parti conservateur: les nouveaux visages du conservatisme canadien, Sainte-Foy, Presses de l’Université Laval, 2007; Frédéric Boily, Stephen Harper. La fracture idéologique d’une vision du Canada, Sainte-Foy, Presses de l’Université Laval, 2016; Julián Castro Rea y Frédéric Boily, eds. Le fédéralisme selon Harper. La place du Québec dans le Canada conservateur, Sainte-Foy, Les Presses de l’Université Laval, 2014; James Farney y David Rayside, eds. Conservatism in Canada, Toronto, University of Toronto Press, 2013.
[16] Por ejemplo, el empresario y personalidad de televisión Kevin O’Leary intentó hacerse elegir líder del PCC entre enero y abril de 2017. Su candidatura mostró varios paralelos con la de Donald Trump en Estados Unidos: popularidad mediática, estilo provocador, ideario de derecha radical, etcétera; sin embargo, a diferencia de Trump, O’Leary abandonó la candidatura; argumentando el apoyo limitado que tendría en Quebec por la radicalidad de sus ideas y su incapacidad de expresarse en francés.
[17] Paul Saurette y Kelly Gordon, The Changing Voice of the Anti-Abortion Movement: The Rise of “Pro-Woman” Rhetoric in Canada and the United States, Toronto, University of Toronto Press, 2015.
[18] Macri McDonald, The Armageddon Factor: The Rise of Christian Nationalism in Canada, Toronto, Random House, 2010.
[19] Fang, Lee, The Machine. A Field Guide to the Resurgent Right, Nueva York, The New Press, 2013.
[20] Stanley R. Barrett, Is God a Racist? The Right Wing in Canada, Toronto, University of Toronto Press, 1987.