Gobierno contra ciudadanos: dos formas de ver la ciudad
ENVIADO POR EL EDITOR EL Jueves, 19/12/2024 - 13:01:00 PMMaría Ana Portal (coord.), Ciudades globales y procesos locales: megaproyectos, trasformaciones sociales y conflictos urbanos en la Ciudad de México, México, UAM-I / Juan Pablos Editor, 2017.
Mario Camarena Ocampo*
Ciudades globales y procesos locales... está formado por nueve capítulos en los que diferentes autores nos invitan a reflexionar acerca de algunos procesos generados en la Ciudad de México a partir de ciertas políticas públicas y su impacto en el espacio urbano, teniendo como contexto la globalización del capital. Esta obra nos permite entender los conflictos sociales que vive la ciudad a partir del establecimiento de tales políticas públicas.
Los trabajos de investigación reunidos en este libro fueron realizados en el proyecto “Ciudad global, procesos locales: conflictos urbanos y estrategias socioculturales en la construcción del sentido de pertenencia y del territorio en la Ciudad de México”,[1] que tuvo como eje los conflictos y contradicciones resultantes de las transformaciones urbanas que ha sufrido la Ciudad de México en las últimas décadas. Según los autores, la globalización en el gobierno de la Ciudad de México —gobernada por un partido “de izquierda” — establece políticas y acciones encaminadas a la privatización de los espacios públicos en favor de los intereses del gran capital, reconfigurando las formas de apropiación y uso de éstos, con lo cual se pretende trasformar valores, símbolos, usos y memorias de sus habitantes. De tal manera que los trabajos se centran “en los conflictos por la redefinición de los espacios de la ciudad” entre los ciudadanos y el gobierno.
El libro Ciudades globales y procesos locales... plantea que el gobierno de la ciudad instrumentaliza un modelo de desarrollo que tiene varios ejes: 1) sanear las finanzas públicas; 2) “modernizar” los espacios urbanos; 3) limitar la expansión de la ciudad en forma horizontal; 4) equilibrar la desigualdad en la infraestructura, lo cual implica “la flexibilización en el uso del suelo”; 5) autorizar la inversión privada en el desarrollo inmobiliario, y 6) la creación de zonas especiales en los espacios públicos. La instauración del modelo enunciado provocó un auge de grandes construcciones y nuevas formas de financiamiento bancario, lo cual beneficia a las grandes empresas constructoras y tiene como consecuencia una mayor diferenciación social, que genera nuevas contradicciones entre las capas más pobres y el gobierno, tendiente a favorecer a los más privilegiados. Lo que se ha observado es que los grandes proyectos suelen pasar por encima de los usos de suelo y, por lo tanto, pasan por encima de la legalidad. Así, la ciudad no sólo es el espacio del conflicto sino que constituye el objeto de la lucha por la legalidad.
Los trabajos reunidos en este libro ponen énfasis en la manera en que las políticas públicas impactan en su expresión local; es decir, cómo la política en general tiene un impacto en los diferentes espacios urbanos. El gobierno de la ciudad, al realizar grandes obras públicas, responde a los intereses de la clase privilegiada y afecta a los más pobres; pero el asunto de fondo es que lo hace violando la ley. Los autores sostienen que las políticas neoliberales aplicadas en la ciudad trastocan los espacios locales, generando un proceso de tensión por los cambios de las formas de apropiación y usos sociales y políticos del territorio. El gobierno de la Ciudad de México y los gobiernos delegacionales buscan la privatización de los espacios públicos mediante concesiones al capital privado con el argumento de utilidad pública, lo cual lleva a controlar y concentrar en manos de ciertos empresarios tales espacios, aun en contra de la ley. Los ciudadanos, al observar estas acciones, buscan maneras de resistir, organizándose para la defensa de la legalidad, así como reclamar su derecho a participar en las decisiones relacionadas con los territorios en los que viven, de tal manera que han surgido diferentes movimientos ciudadanos, los cuales reivindican su derecho a vivir en su territorio con plenos derechos, aduciendo que no puede haber plena ciudadanía si no hay participación en las decisiones acerca de los territorios que habitan; eso implica la defensa de las identidades locales. Las luchas sociales por las formas de apropiación son no sólo por los espacios, sino por el derecho a decidir sobre los recursos: el agua, los ecosistemas, y contra la contaminación que afecta la calidad de vida de la ciudad.
En los nueve capítulos del libro se tratan algunos de los conflictos sociales de la Ciudad de México: la supervía que va de Santa Fe a Luis Cabrera, la cerrada de Andrómeda en Nuevo Polanco, el barrio de La Merced en el Centro Histórico, la lucha contra la gasolinera en San Pedro Mártir, el barrio Buenos Aires y el acceso a la cultura en la Ciudad de México. En “La Supervía Poniente: reconfiguraciones socioespaciales en el sur-poniente de la Ciudad de México”, María Ana Portal y María Cristina Sánchez estudian la reacción y las formas de organización de los diferentes sujetos sociales quienes se enfrentan al Estado en “tres ámbitos: el territorial, el jurídico y el político”, haciendo énfasis en la lucha por la legalidad; las autoras conceptualizan esto como la “juridificación del conflicto”, es decir, los ciudadanos observan cómo, con la construcción de la Supervía, se modifica de manera sustancial su entorno y sus referentes culturales e identitarios sin que se les tome en cuenta, por lo cual satisfacen las características de lo que Carlos Barros llama “mentalidad justiciera”; ello significa que acumulan agravios que son cada vez menos tolerables, hasta estallar en un movimiento de claro rechazo a las acciones del Estado.[2]
Margarita Pérez Negrete, en “Los megaproyectos en la Ciudad de México: nuevas expresiones de la desigualdad”, analiza las diferentes trasformaciones en los territorios de la ciudad atravesados por la supervía, a lo cual denomina “ensamble de megaproyectos”, que ocasiona diferentes procesos de expulsión de los antiguos habitantes por cambios de uso de suelo y gentrificación.
Adriana Aguayo, en “Desigualdad en la ciudad global: el caso de la cerrada de Andrómaco, colonia Ampliación Granada, Ciudad de México”, estudia el impacto social que tiene la construcción de grandes edificios con un concepto de lujo, los cuales combinan centros comerciales, oficinas y departamentos; tales espacios representan la desigualdad y la concentración de los servicios, lo cual deriva en un proceso de gentrificación. Los habitantes pobres de la cerrada de Andrómeda resisten este embate conservando las viejas características de su barrio en medio de las construcciones lujosas como una forma de resistencia a los megaproyectos en el corazón de la ciudad.
En “El antiguo barrio de La Merced y las políticas de intervención urbana”, Lucía Álvarez y Luis Etelberto San Juan nos hablan de cómo los criterios de mercado y el capital inmobiliario marcan las políticas urbanas de la ciudad. Los autores revisan el caso de La Merced, en el Centro Histórico, donde se observa mucho movimiento de personas y mercancías durante el día y un espacio desierto al caer la tarde. Estas características modifican el uso que se da al espacio: básicamente, una zona de bodegas, que altera la cultura, la identidad y la memoria de los habitantes del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Angela Giglia expone en “Orden urbano y rescate del espacio público en el Centro Histórico de la Ciudad de México: el caso del corredor Madero” que el diseño de este corredor genera formas diferenciadas de concebir y vivir tales espacios, a través de los cuales el gobierno pretende que haya un “nuevo orden urbano”; sin embargo, se manifiestan ciertas contradicciones: por una parte el gobierno de la ciudad pretende que sea un paseo turístico, y por la otra, las personas lo usan como un espacio para diferentes actividades lúdicas. La autora pone énfasis en el desalojo sistemático de mendigos e indigentes en aras del turismo, lo cual, de hecho, es una acción discriminatoria por parte del gobierno.
En el artículo “Mujeres en lucha por la legalidad: el caso de la gasolinera en San Pedro Mártir”, Mario Camarena y Rocío Martínez resaltan el papel de la memoria de las mujeres que lucharon contra una gasolinera en San Pedro Mártir. Estas mujeres construyen la memoria de la lucha con base en los conceptos de justicia y legalidad.
Ana Rosas Mantecón, en “Acceso cultural e inequidad. Una perspectiva urbana” nos habla de la inequidad del acceso a ciertos productos culturales en la ciudad y cómo las políticas culturales transmiten a la población símbolos y valores mercantilistas que marcan las relaciones de poder y transforman las relaciones comunitarias.
En “El barrio de la Buenos Aires: entre el estigma y la fiesta”, Iván Gomezcésar nos habla de cómo este barrio se ha resistido a los proyectos de urbanización de la ciudad, conservando sus fiestas patronales como elemento de identidad colectiva.
Ciudades globales y procesos locales... es una pieza clave para la recuperación de la memoria de las luchas de los ciudadanos por los espacios urbanos; en sus páginas se aprecia el alma, el espíritu y la dignidad de las comunidades que enfrentaron el despojo al que han querido someterlas el capital financiero e inmobiliario, pues éstos han pretendido desconocer los derechos ciudadanos.