Presentación de Destejiendo a Clío

ENVIADO POR EL EDITOR EL Jueves, 09/01/2025 - 11:26:00 AM

 

El martes 28 de febrero de 2017 llegó a nuestra sala de conferencias el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en compañía de su esposa, Celeste Batel, y dos amigos. Con su proverbial sencillez y amabilidad se dispuso a intercambiar sobre su libro esperado, Cárdenas por Cárdenas, con nuestra comunidad académica.

 

Cárdenas por Cárdenas, un voluminoso libro de 766 páginas, expone el riguroso testimonio histórico donde el hijo, quien abrió la transición democrática en México, relata la vida íntegra de su padre, el constructor de las jornadas más intensas de esos años a favor de la justicia social y la soberanía plena, la fórmula avanzada que aportó al país y al mundo la Revolución mexicana y que cobra vigencia en nuestro presente, signado por la desigualdad y la fragilidad soberana.

 

Con-temporánea se honra con su presencia en nuestras páginas y les ofrece a sus lectores un fragmento de la presentación del libro y los comentarios respectivos de dos de nuestros investigadores dedicados al tema: la doctora Anna Rivero Carbó y el maestro Saúl Escobar Toledo.

 

Presentación Cuauhtémoc Cárdenas

La idea de escribir estas páginas nace de pláticas que a lo largo del tiempo y repetidamente tuvimos Celeste y yo. En ellas aparecía de repente el comentario de que no había una biografía completa de mi padre, Lázaro Cárdenas, que ninguno de los libros que con esa finalidad se habían escrito nos dejaba satisfechos. Muchos, serios y bien escritos, se enfocan en algún tema o en una etapa determinada de su vida en particular: la Expropiación Petrolera, la confrontación con el Maximato, la Reforma agraria, etcétera; otros fueron escritos antes de 1970 y se centraron preferentemente en el periodo de su presidencia; ninguno, de los que conozco, dio seguimiento a sus setenta y cinco años de vida, a lo que él en lo particular había hecho o en qué, en un momento dado, se había interesado o con quién o quiénes principalmente se había relacionado en el acontecer diario.

 

Celeste, cuando hablábamos de ello, siempre me decía que era a mí a quien tocaba escribir su biografía. Contestaba yo que desde luego me gustaría, pero que era una tarea complicada para obtener algo que nos satisficiera, por los muchos temas, contextos, circunstancias, relaciones que había que considerar. Y en ello nos quedábamos.

 

Por otra parte, cuando con algunos amigos se comentaba que no se contaba con una biografía de Lázaro Cárdenas, no faltaba quien dijera que era difícil escribir una biografía cuando existían ya los Apuntes, que de hecho constituyen una autobiografía, además de buenas recopilaciones de sus documentos públicos y correspondencia. Pero seguía faltando un trabajo en el que se resumiera y reuniera su diario proceder, hasta donde esto fuera posible.

 

En octubre de 2012 se celebraron las XXXIV Jornadas de Historia de Occidente en el Centro de Estudios de la Revolución Mexicana “Lázaro Cárdenas”, de Jiquilpan, Michoacán, organizadas por Luis Prieto. Presenté en esa ocasión un trabajo que titulé “Jiquilpan y Lázaro Cárdenas en los finales del siglo XIX y al despuntar el XX”, que prácticamente constituye el primer capítulo de este trabajo, del que me surgió la idea de echarme a la tarea de escribir sobre la vida de mi padre, pensando en que, justamente, tomando los Apuntes como base y guía, podía yo desarrollar un trabajo sobre qué había hecho, en qué había pensado, con quiénes se había reunido, en qué acontecimientos se había visto inmerso, qué le había dejado impresiones en un sentido o en otro, en el devenir de todos los días. Entonces, en una nueva lectura de esta obra como hilo conductor, me fui adentrando en lo que mi padre había hecho, en lo que se había encontrado día tras día. Los tres tomos de Palabras y documentos públicos y los dos tomos de Epistolario, ambos trabajos producto de la dedicación de Elena Vázquez Gómez, han sido complementos fundamentales para las páginas que a continuación se presentan.

 

Al releer esos textos y pasar por muchos otros, que me permitieron mejor precisar y contextualizar momentos o acontecimientos determinados, confirmé algo que sabía: que la vida de Lázaro Cárdenas había sido no sólo la que pública y formalmente en lo general se reconoce: una vida de servicio a México, a las causas de la soberanía nacional, las reivindicaciones agrarias y de los pueblos indígenas, la autodeterminación, la equidad y el progreso, a un internacionalismo justo y fraterno, todo ello en el marco de los principios avanzados de la Revolución mexicana, sino que fue también una vida de enseñanzas en cuanto a cómo conducirse en todo momento y circunstancia con apego a principios, cómo hacer política, cómo hacerla dentro y fuera del poder, cómo comportarse frente a débiles y poderosos, manteniéndose siempre congruente respecto a lo que se sostiene públicamente. Confirmé, además, que aportó una gran riqueza ideológica sobre la que bien pudiera llamarse la doctrina avanzada de la Revolución mexicana, tanto en sus anotaciones personales como en discursos y declaraciones públicas, que me afirman en pensar que en todo ello se encuentran planteamientos no sólo para su época, sino también fundamentales para las luchas emancipadoras, progresistas y democráticas de hoy día y del mañana. Y algo también muy importante, de lo que yo estaba plenamente consciente, que en sus escritos y palabras se puede ver cómo conducía su vida todos los días: con sencillez, afabilidad, por principio con cordialidad hacia los demás, conocidos o desconocidos, cercanos o distantes, más allá de quien fuera o qué pensara de él aquel que tenía enfrente.

 

He tratado de ser objetivo en estas páginas, que no son, como podrá constatarse, de alabanzas. Soy, no hace falta decirlo, admirador de Lázaro Cárdenas y he tomado compromiso conmigo mismo para impulsar las ideas y objetivos avanzados de la Revolución mexicana que él ejemplarmente representó, soy un mexicano agradecido con él, por lo que hizo, cómo lo hizo y lo que legó como ejemplo de vida y por la trascendencia de su obra para México y los mexicanos, para la humanidad, las causas con las que se comprometió, y también por sus cualidades como padre y parte de una familia, que fueron muchas.