El Caribe se revela
ENVIADO POR EL EDITOR EL Jueves, 16/01/2025 - 13:33:00 PMMargarita Vargas Canales (coord.), Imaginarios del anticolonialismo caribeño del siglo XX, México, UNAM, 2016.
Gabriela Pulido Llano*
El Caribe es, entre muchas otras cosas, una representación de la diversidad. El libro, Imaginarios del anticolonialismo caribeño del siglo XX es un recordatorio definitivo de esto. La articulación de la diferencia, tanto territorial como cultural, se mira en esta polisémica región, con sus subregiones cuyas fronteras fueron delimitadas por los imperios, sus tentáculos extendidos a las ricas tierras continentales y convertidas en metáfora de la complejidad cultural latinoamericana.
Los paisajes epistemológicos más notables los hemos visto trazados por algunos de los últimos premios Nobel, poetas y narradores extraordinarios; quienes han colocado nuestra mirada en ese territorio hecho de brotes de tierra, mar y sociedades complejas, con sus lenguas criollas, la fuerza de sus culturas y su exposición vulnerable a las presencias imperiales; región codiciada, rica, con capacidades de amalgamarse y de mantener fuertes sus identidades. La poética de lo diverso, famoso texto de Édouard Glissant, nos coloca frente a esos paisajes en su proceso de “criollización” y al Caribe como región de paso, puente, criterio de identidad.
Mas no sólo las narrativas y la poesía o las catástrofes naturales nos hacen voltear y asomarnos a este archipiélago diverso, no es producto del pensamiento mágico y cuya historia explica la complejidad de los procesos en toda América Latina, como lo ha hecho notar en diversas ocasiones Antonio García de León.
Los debates académicos serios y profundos, toman el formato de encuentros colectivos por escrito, como es el caso de este libro, han visibilizado a la región caribeña desde aspectos tan vigentes y necesarios de analizar como el anticolonialismo. En este libro se examinan los imaginarios del anticolonialismo caribeño del siglo XX. Ocho autores elaboran sus reflexiones en torno a esta temática, recuperando fuentes poéticas, literarias, filosóficas, sociológicas y cartográficas. La disputa por la hegemonía en el Caribe, por parte de las potencias mundiales, ha abarcado ya casi seis siglos. Como se señala en la introducción del texto, lo anterior ha generado reflexiones en voces de pensadores, narradores y cronistas. Dichos artistas, poetas, escritores, filósofos, analistas de su realidad, han encontrado en las letras el espacio para plasmar los legados de sus sociedades, dejando un abanico de imágenes tanto para sus comunidades, en principio, como para el mundo en general. Édouard Glissant, Jacques Stephan-Alexis, Arthur Andrew Cipriani, Daniel Chavarría, Bertène Juminer, entre otros, han construido con palabras puentes hacia adentro y hacia afuera de sus insularidades.
Ya sea narrando episodios dolorosos o expresiones festivas, sus pensamientos anticoloniales han participado de la creación de los imaginarios que cohabitan en el espacio caribeño y buscan articularse en dicho espacio. A su vez, la cartografía y las categorías sociales relativas a lo racial y lo étnico, pero también el paisaje y lo ultramarino, son fuentes para estudiar los límites hallados en el pensamiento anticolonial.
El libro es híbrido en cuanto a las obras revisadas y a las escrituras, tiene el enorme acierto de mantener siempre el foco en los imaginarios anticoloniales que este colectivo de autores se propuso explorar. Al no perder ese centro, ofrecen a los lectores una obra que hacía falta para dar a conocer al público latinoamericano la hasta ahora casi desconocida —para la academia mexicana— problemática de una región que ha sido centro de disputas imperiales y sujeto decisivo en la historia continental, pero contemplada por los propios intelectuales de la localidad.
Estas ideas han encontrado en la narrativa y la poética caribeñas voces que desentrañan lo público a través de las emociones, dan rienda suelta a las explosiones y dejan hablar a las sensibilidades, dan color a los rostros, dibujan nuevas cartografías, diseñan estrategias para sanar dolores y pérdidas, y visibilizan procesos ignorados —de los cuales debemos hablar más en nuestro país y en toda América Latina.
Como toda obra colectiva, la riqueza de este libro estriba en la pluralidad de voces que persiguen un mismo objetivo. La redacción de cada uno de los ocho capítulos que integran el texto es diversa y, sin embargo, deja ver el proceso de un trabajo colectivo que puso mucho cuidado en la escritura. El resultado proyecta un conjunto de artículos muy bien escritos y con una lógica interna de organización muy sugerente.
El libro inicia con el texto titulado: “El imaginario antillano: conquista del anticolonialismo para el siglo XX”, de Claudia Fernanda Barrera, quien nos deja ver el viaje de imágenes y palabras que vamos a iniciar. Un panorama amplio, bien escrito y expuesto en forma brillante, muy apasionado, con ideas y autores que nos ubica en la temática del anticolonialismo caribeño del siglo XX. A partir de aquí empiezan a dibujarse las ideas en un libro que es una suerte de cartografía elaborada a partir de las palabras.
“Caribbean Sartre” es el título del ensayo de Gerardo de la Fuente Lora. El autor reconstruye la influencia de Jean Paul Sartre en el movimiento político-poético de la negritud en las Antillas, a través de las voces de poetas y filósofos. Se trata de un análisis crítico de lo que se conoce como “filosofía existencial negra”, planteada desde el pensamiento de Sartre, y su fuerte presencia en las voces de pensadores antillanos, cuyas ideas siguen vigentes y han tenido un fuerte impacto en los imaginarios anticoloniales antillanos.
El tercer texto lleva por título: “Convergencias: una cartografía de lo sensible en la Amazonia de ultramar”, de Marcela Landazábal Mora, y en él se propuso dibujar una cartografía que integre al Amazonas francófono ultramarino y destacar las convergencias, más que las divergencias; un texto importante que deja ver la invisibilidad de esta región en las historias continentales. En este sentido, la autora sugiere el uso de categorías —como “convergencia ultramarina”— relacionadas con los mapas y el paisaje para rescatar estos territorios mediante un lenguaje asociado a las emociones, dibujando así una cartografía dinámica.
Un cuarto capítulo, “Estética de la resistencia y afirmación en la novelística de Jacques Stephen Alexis”, de Edith Aurora Rebolledo, nos presenta al novelista y su vocación por representar a los “grupos marginados y desprotegidos” en Haití. A través de su “narrativa” —a decir de la autora de este importante ensayo—, Alexis ha dejado constancia de la situación por la que atraviesa la sociedad haitiana y una forma de “reconciliar lo imaginario y lo real”. Interesante de nuevo cómo la estética literaria de Alexis convoca a las miradas analíticas del presente para pensar la realidad y las posibilidades de transformación de la misma hacia una vida “más digna”.
El quinto capítulo, “Haití: las grietas capitales”, de Margarita Aurora Vargas Canales, reflexiona acerca de la vulnerabilidad geográfica haitiana y su traducción en los aspectos humanos. La autora coloca el foco de atención en los “efectos” literarios que provocó el sismo del 12 de enero de 2010. Gracias a ensayos como este conocemos el tratamiento que la literatura posterior al sismo ha realizado acerca de la realidad haitiana, en particular en las obras de Dany Laferrière y Gary Victor. Y también conocemos una literatura que pone en práctica un ejercicio de “imaginación contra el dolor y la pérdida”, y se suma a los esfuerzos de recuperación y traducción de estas voces caribeñas en los capítulos anteriores.
El sexto capítulo, “El origen del pensamiento anticolonial en Trinidad y Tobago. A. A. Cipriani”, de Juan Manuel de la Serna, forma parte de este esfuerzo de traducir y recuperar la obra de autores apenas mencionados en el contexto literario de la América de habla hispana. A la par que explora las ideas de Cipriani acerca de la condición colonial de Trinidad y Tobago, el autor hace una interpretación crítica de las ideas del mismo. Señala cómo, “a pesar de ser el de Cirpiani un pensamiento cercano al del imperialismo británico de fines de la era victoriana”, dicho pensador logra subvertir esta inclinación cuando vislumbra a las organizaciones gremiales y sindicales, mismas que fueron precursoras de la lucha obrera que enarbolaría la causa anticolonial.
El penúltimo ensayo lleva por título: “Daniel Chavarría y su estrategia vital e intertextual”. Claudia Araceli González se proponer ver la obra de Chavarría con un compromiso social y político acorde con su momento, sin dejar de seguir “las pautas creativas que para sí invoca la literatura canónica, universal”. Este análisis de la intertextualidad en la obra de Chavarría resulta estimulante, ya que coloca a dicho autor en una novelística compleja que integra su visión anticolonial a mecanismos narrativos militantes. Así también, deja ver a Chavarría hilvanando sus palabras en la trama de su tiempo.
“Construcciones en torno a la raza/etnia de 1950 a 1982. El Caribe insular en relación al subcontinente latinoamericano”, texto de Aída Díaz Tendero, cierra el diálogo acerca de las visiones anticoloniales plasmadas en la literatura y la poética antillana del siglo XX. La autora reflexiona acerca de los postulados racistas con los que se interpretó la realidad del Caribe insular, desde el siglo XIX y hasta las primeras décadas del XX, generando prácticas discriminatorias cuyos ecos, de acuerdo con el análisis, aún se experimentan hoy en día. A través de la lectura de varios autores, se desmonta la dualidad de los conceptos de raza y etnia, hasta llegar a una discusión acerca de la aplicación actual de dicha terminología. Cierra con la recuperación del término negritud como uno vigente y en constante construcción.
Las fuentes utilizadas para cada uno de los textos son relevantes y complementarias. Si bien hay cierta inclinación por los textos poéticos y literarios, la presencia fuerte de las voces de filósofos y pensadores desde otras disciplinas complementa estas visiones. También destaca la propuesta de leer la cartografía como texto. Desde mi punto de vista, la recuperación de estas fuentes ofrece un panorama amplio y complejo de una literatura apenas valorada en el contexto universitario mexicano; esfuerzo que aplaudo.
El libro Imaginarios del anticolonialismo caribeño del siglo XX es una contribución a las disciplinas de los estudios latinoamericanos, los estudios históricos, los estudios literarios y el pensamiento político en México. No sólo es una introducción a las ideas anticolonialistas de un grupo de pensadores de la región caribeña, sino que traduce sus visiones y pone al lector ante un panorama apenas valorado en México —¡increíble!—; sin embargo, es un espejo ineludible de las realidades históricas y contemporáneas latinoamericanas. Hablando de Édouard Glissant, él escribió: “Todas las posibilidades, todas las contradicciones están inscritas en lo diverso del mundo”, y este libro lo reafirma.
* Dirección de Estudios Históricos, INAH.