Hacia una historia integral del libro
ENVIADO POR EL EDITOR EL Martes, 21/01/2025 - 13:35:00 PMEmma Helia Reyna Bonilla y Marie Lecouvey, La modernidad en la Biblioteca del Niño Mexicano: Posada, Frías y Maucci, México, IIE-UNAM/Fonca, 2015.
María José Esparza Liberal*
José Guadalupe Posada es un artista que ha merecido la atención de numerosos especialistas a partir de su valoración en los años posrevolucionarios hasta la actualidad. Las publicaciones y exposiciones sobre este singular grabador han sido muy abundantes y cuenta con numerosos estudios que han abordado su rica producción desde múltiples acercamientos. Un trabajo que ahonda y contextualiza la gráfica de Posada es La modernidad en la Biblioteca del Niño Mexicano: Posada, Frías y Maucci, realizado por Helia Emma Bonilla Reyna y Marie Lecouvey,[1] editado por el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM y realizado con financiamiento del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales, en el Área de Estudios Culturales del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.
Este libro forma parte de una serie que el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM emprendió hacer unos pocos años, con la idea de publicar estudios sobre las imágenes aparecidas en la prensa. Le preceden el estudio de Thelma Camacho Morfín, Las historietas del Buen Tono (2013) y de Silvia Fernández, El arte del cajista en las portadas barrocas, neoclásicas y románticas (2014). Se trata de libros con formato mayor y un muy generoso número de ilustraciones, pero sobre todo son publicaciones que presentan un gran rigor académico. Es así que el libro La modernidad en la Biblioteca del niño mexicano: Posada, Frías y Maucci es el tercer texto publicado y esperemos que en un futuro esta colección vaya aumentando.
Esta obra, tal como se anuncia en el título, se estructura en tres grandes apartados: Posada, Frías y Maucci. Las autoras centran sus pesquisas en los diversos autores o productores que intervienen: el ilustrador (Posada), el escritor (Frías) y el impresor y editor (los hermanos Maucci), de ahí que se trate de un estudio que abarca el carácter global de un impreso: la producción editorial, gráfica y literaria; esto constituye uno de los mayores aportes de la investigación, el abordar los distintos protagonistas, y ver cómo se relacionan unos con otros. Es así como las autoras plantean cuál era el comportamiento de la industria editorial a fines del siglo XIX, la participación del escritor en la concepción de la historia patria y, sobre todo, cuál era el proceso de creación de imágenes que los avances tecnológicos innovaron y el papel que tuvo José Guadalupe Posada en todo ello.
La Biblioteca del Niño Mexicano (1899-1901) fue un proyecto editorial conformado por 110 fascículos o folletos sueltos con características comunes. Se trata de una historia de México dirigida a los niños con un carácter novelesco, donde se mezcla la fantasía con los hechos históricos, buscando hacer una narrativa de la historia nacional.
El primer capítulo, de manera minuciosa, desentraña algunos aspectos de la producción editorial, en este caso de las empresas de los Maucci, clarificando su relación familiar y comercial entre las que se establecieron en Barcelona, México y Buenos Aires. Asistimos al momento de tránsito hacia una manufactura industrial y masiva, dirigida a sectores populares con amplios tirajes y una vocación de carácter americanista. Así, este apartado permite resituar a México en el mundo de la circulación de las ideas y los libros.
En el segundo capítulo se detienen en aclarar la propia génesis de la obra. A través del análisis pormenorizado de los 110 fascículos, Lecouvey y Bonilla se proponen aclarar cuál fue el orden original ideado por Frías y cuál el de las tandas de impresión, así como sus variantes. Sin duda, estos aspectos son importantes para entender a cabalidad la obra en sí y explican las diversas deficiencias que presenta. Se analiza también la personalidad de Heriberto Frías, sus contradicciones políticas y la visión que sobre la historia de México presentó al público infantil. Es a través de los contenidos de las historias, con una fuerte presencia de la ficción sobre lo histórico, que las autoras tratan de plantear las posturas del escritor. También se detienen en los tópicos que se manejan en dichas historias donde la nota roja, parece ser un punto de unión con la obra de Posada. Según las autoras: “Frías y Posada comparten la misma tendencia efectista: uno con sus palabras, el otro en sus imágenes y presentan una versión peculiar de la historia nacional, a medio camino entre instrucción y amarillismo, entre historia y novela”.
El último capítulo se concentra en presentar los avances técnicos, la modernidad en la industria gráfica de finales del siglo XIX y cómo fue partícipe de ello el propio Posada. Resulta importante la puntualización de las técnicas, explicadas con gran detalle, teniendo en cuenta no sólo aspectos formales sino también la propia organización del trabajo editorial. Esta parte es muy esclarecedora porque explica cómo Posada fue autor de los diseños pero su intervención en el proceso técnico fue nula, lo cual se hace evidente en el resultado final de estas imágenes. Además, este conocimiento de la técnica permite a las autoras constatar la utilización de tres procesos en la producción de las mismas: cromolitografías y fotograbados de medio tono y de línea, lo cual constituye un componente novedoso y único dentro de la producción de Posada y le confiere a la obra, entre otros elementos, un carácter excepcional.
Este trabajo tiene aportaciones considerables al poner en relación el mundo editorial mexicano en contextos internacionales y hacer evidentes los circuitos comerciales del libro, aspecto que no ha recibido la debida atención de los especialistas.
La preocupación por la materialidad de la obra, que en el caso de José Guadalupe Posada ha constituido uno de los problemas más abordados por diversos estudiosos, ha permitido realizar afirmaciones novedosas en el tema y desterrar falsas apreciaciones sobre la producción de este grabador mexicano, a la vez que se reafirma su carácter de modernidad.
El estudio no se limita a la imagen en sí sino que se extiende a los procesos de creación de la imagen en un medio de multirreproducción mecánico-industrial, en donde para su factura intervienen varios artífices, lo que explica las variantes que pueden observarse. En definitiva en el texto se marca la excepcionalidad de esta colección y las tensiones entre modernidad y tradición en los años finales del Porfiriato.
Por último, cabe mencionar que un par de años antes —en 2013, para conmemorar 100 años de la muerte de Posada— el Instituto Cultural de Aguascalientes publicó con gran acierto una edición facsimilar de los cuadernillos de la Biblioteca del Niño Mexicano, que entre las publicadas hasta el día de hoy tiene el valor de que es la única edición completa, pues incluye la totalidad de los 110 cuadernillos. Dicha edición, contenida en una hermosa caja, se complementa con un estudio preliminar de las propias Helia Emma Bonilla Reyna y Marie Lecouvey, que resulta ser un pequeño resumen del libro que aquí nos ocupa.