Números anteriores


Post Gutenberg


Trayectorias


Mirar libros


Noticias


Suplemento cultural
El Tlacuache


Número Completo

Los torrentes subterráneos de la izquierda en México: tres fragmentos en torno al libro De la Social a Morena, de Carlos Illades

ENVIADO POR EL EDITOR EL Jueves, 23/01/2025 - 16:33:00 PM

Alejandro de la Torre*

 

Resumen

Resalta la atinada polifonía de la batalla intelectual de las izquierdas en el texto de Illades. La complejidad de la breve historia sintetiza un panorama amplio del siglo XIX al XX. Poniendo sobre la mesa algunos temas centrales para revisarlos, debatirlos y repensarlos: la pertinencia de tácticas, estrategias y métodos de lucha frente al Estado autoritario y frente al capital; la trágica repetición de desencuentros entre distintas facciones de izquierda, la pervivencia de rituales y símbolos; la compleja transición de la lucha armada a la acción electoral; las implicaciones del resquebrajamiento del modelo del socialismo real.

Palabras clave: izquierdas, México, lucha armada, Estado autoritario, acción electoral

 

Abstract

The text of Illades highlights polyphony of the intellectual battle of the left in the text of Illades. The complexity of the brief history attempts an ample panorama from the 19th to the 20th century. It brings forth some central issues, in order to review, discuss and rethink them the relevance of tactics, strategies and methods of struggle against the authoritarian State and capital; the tragic repetition of disagreements between different factions of the left, the survival of rituals and symbols; the complex transition from armed struggle to the electoral action; the implications of the breakdown of the real socialism model.

Keywords: left, México, armed struggle, authoritarian State, electoral Action

 

Lo hemos escuchado hasta la náusea con la demoledora insistencia del pensamiento único: la izquierda está definitivamente cancelada como opción política, social e intelectual para el futuro. Por supuesto, tan insistente repetición hace sospechar que hay quien necesita creer (convencernos y convencerse) a toda costa en esa afirmación. Y es la sospecha la que nos lleva a pensar.

 

Uno

El pensamiento de izquierdas, en tanto escenario de una legítima batalla intelectual que retoma las reivindicaciones de justicia contra un orden disfuncional y altamente destructivo, no suele heredar para la posteridad instituciones inamovibles, ni templos o estructuras monumentales, regímenes o bienes inmuebles. Por el contrario, su legado puede ser caracterizado como un conjunto de ideas críticas en estado de ebullición, que no para de transformarse. De ahí que la herencia del pensamiento de izquierda, más bien parezca estar conformada por posesiones inasibles que difícilmente dejan rastros materiales.

 

Una valija cargada de imágenes y canciones de combate, álbumes de mártires (siempre en número ascendente), gestos rebeldes, una lengua franca, alguna bandera, un vasto repertorio de prácticas políticas, una ética irreductible y lecturas a montones... La suma de estos y otros ingredientes se funden en una suerte de educación sentimental que deviene tradición revolucionaria. Allí reside, creo, buena parte del valor de rastrear las líneas de continuidad de las tradiciones de izquierda: en descubrir los veneros subterráneos por los que transitan y se van conformando estas tradiciones rebeldes.

 

Dos

El libro De la Social a Morena. Breve historia de la izquierda en México, de Carlos Illades (México, Jus, 2015), propone un recorrido histórico por las múltiples tradiciones de la izquierda en México, describiendo un intrincado recorrido por las ramas de sus distintos árboles genealógicos. El reto es sin duda enorme, pues lo de breve que se anticipa en el título no es una metáfora: poco más de un siglo y medio de historia de la izquierda recorridos a gran velocidad en menos de 200 páginas. Se dice fácil.

 

Creo que el libro, en conjunto, asume el riesgo de esta síntesis haciendo de ella una de sus principales virtudes, delineando de manera concisa un abanico nada desdeñable de tácticas, proyectos, estrategias, conflictos y las más diversas formas de acción en una accidentada trayectoria de esos 150 años cruciales para la definición de México: los años de la República restaurada, el porfiriato y la Revolución (nada menos), hasta esta nuestra época de presunta transición a la democracia (?). En este sentido, puede decirse (aunque sería un tanto injusto) que De la Social a Morena puede leerse como una suerte de compendio de historia nacional, con la izquierda como elemento motriz.

 

Así, en sus páginas se reseñan y analizan los avatares de gran variedad de experiencias marcadas por distintas inspiraciones de izquierda: colonias agrícolas de resonancias utópicas, insurrecciones agrarias, exilios, proyectos pedagógicos, prácticas organizativas enmarcadas en la clandestinidad, sindicalismo democrático, movimientos huelguísticos, sabotaje fabril, bandolerismo social, guerrillas, contiendas electorales, prácticas todas ellas que atraviesan el subsuelo de la izquierda en México para combinarse, descartarse, reactualizarse... La exposición cumple con la delicada misión de dar cuenta de la gran variedad de formas que han asumido el pensamiento y la praxis de izquierdas a lo largo de la historia.

 

Pero la virtud indudable que supone la síntesis tiene su contraparte en el sacrificio del detalle y la especificidad. Cuando nos sentamos a conversar en torno a este libro, todos los colegas historiadores que tomamos parte en el conversatorio (incluido el propio autor), nos dimos vuelo señalando las muchas lagunas y los espesos silencios que exigía una recapitulación sumaria de esta naturaleza.

 

En lo que a mí respecta, eché en falta una mirada más detenida de las tensiones internas del anarquismo, durante la época en que el movimiento encabezado por Ricardo Flores Magón se incorporó a las redes ácratas internacionales, aproximación que habría contribuido a comprender la complejidad de ambos movimientos. Asimismo, en lo que se refiere al llamado “neoanarquismo” me quedó la impresión de que la exposición de Carlos Illades le confería demasiada visibilidad a los usos de la violencia por parte de los nuevos militantes identificados con las posturas anarquistas, lo que limita la percepción de esta suerte de “resurgimiento ácrata” a la espectacularidad de las confrontaciones con las fuerzas del orden y los actos vandálicos. Y asociar al anarquismo con el fantasma de la violencia no hace sino reproducir un antiguo estigma burgués ―casi nunca bien fundado― que lejos de esclarecer, oscurece. Sobre todo porque dentro del marco de este “neoanarquismo” vale la pena mirar con detenimiento proyectos culturales auto-gestionados, que van desde las cooperativas de trabajadores o las propuestas anarco-feministas hasta el impulso de bibliotecas comunitarias y huertos orgánicos, lo cual permiten apreciar con mayor detenimiento los claroscuros de la tradición libertaria.

 

Pero lejos de ensañarse con las omisiones del libro, resulta mucho más fructífero leerlo y abrirse paso por las rutas de análisis que propone, para aprovecharlo más como un programa de discusiones políticas e historiográficas necesarias, amén de importantes. Pues ese es otro mérito indisputable que tiene: volver a poner sobre la mesa algunos temas centrales de la historia de la izquierda, para revisarlos, debatirlos y repensarlos: la pertinencia de tácticas, estrategias y métodos de lucha frente al Estado autoritario y frente al capital; la trágica repetición de desencuentros entre distintas facciones de izquierda (pienso en la Casa del Obrero Mundial y los ejércitos campesinos, o en la Liga Comunista 23 de Septiembre y la guerrilla de Lucio Cabañas, por ejemplo); la pervivencia de rituales y símbolos; la compleja transición de la lucha armada a la acción electoral; las implicaciones del resquebrajamiento del modelo del socialismo real, la renuncia a los dogmas y la difícil supervivencia del nervio crítico como principal seña de identidad del pensamiento de izquierdas.

 

En este sentido, se trata de un libro abierto para todos los lectores, que tiene el doble valor de incentivar la reflexión y el debate, a la vez que se propone la divulgación de esta(s) historia(s) para un público neófito en tales cuestiones, poniendo a su alcance un camino erizado de interrogantes, de tentaciones al pensamiento crítico y a la imaginación política. En fin, De la Social a Morena, y el conversatorio en torno al libro da cuenta de ello, ofrece la oportunidad de entablar un fructífero diálogo en torno a la izquierda, no sólo en lo que respecta a su pasado, sino ―sobre todo― en lo que concierne a su futuro.

 

Tres

La lectura del libro de Carlos Illades me llevó a reafirmar una imagen a la que es difícil no acudir: la de la izquierda como un inmenso torrente polifónico que atraviesa el subsuelo de la cultura política contemporánea. La pluralidad de voces, de tradiciones de resistencia y experiencias rebeldes, me llevó a imaginar el libro como un edificio en el que habitan, conviven, dialogan y se confrontan distintas propuestas alternativas de confrontación al poder. Un edificio de inquilinos revoltosos. La idea me remitió a un edificio en concreto: el de Xola 181, en la colonia Álamos del Distrito Federal, hacia mediados de la década de 1990.

 

En aquel inmueble convivían cotidianamente tradiciones, escisiones y confluencias emanadas de la historia de la izquierda mexicana. En sus cinco plantas tenían sus puntos de encuentro una célula de la Juventud Anarquista Revolucionaria (animada por anarcopunks), dos ramas, escindidas entre sí, del Partido Revolucionario de los Trabajadores (de orientación trotskista), el semillero de un comité civil zapatista, una caravana de solidaridad con Chiapas, un comité de solidaridad con Cuba, la sede de una asociación de damnificados del sismo del ’85, el Clóset de Sor Juana (en lucha por los derechos a la diversidad sexual) y un taller literario; era además centro de reunión para los redactores de una revista contracultural. Por si fuera poco, el velador del edificio ―un hombre de edad incalculable apodado El Diablo―, era un sobreviviente de las guerrillas guerrerenses de los años sesenta, que recorría silencioso los pasillos del edificio con machete al cinto. En el sótano había una imprenta al servicio de todas las causas, en la que todos los inquilinos mandaban imprimir folletos, volantes, pasquines, carteles y demás.

 

Los distintos espacios del edificio (despachos, salones, escaleras y pasillos) fungían como puntos reunión y sedes de asambleas (escenarios de interminables discusiones), y eran además de centros de acopio solidario, salas de lectura, improvisados salones de fiestas en donde se conversaba y se disentía... Todo ello amalgamado por el patrimonio común de una cultura política de izquierdas en sus distintas vertientes.

 

En pleno auge de la especulación inmobiliaria, aquel curioso lugar fue remozado y convertido en un horrendo y anónimo edificio donde tiene su sede una empresa de nuevo cuño llamada Centro de Negocios Xola. La tienda de abarrotes de la esquina ―a la que acudían los parroquianos en busca de cigarros, refrescos y tortas para sobrevivir las asambleas―, que por aquellos años se llamaba “La Popular”, hoy se llama “Abarrotes Queen”. Tal vez sea una señal del rumbo neoliberal de los tiempos...

 

Lo cierto es que las tradiciones de la izquierda están tejidas por un montón de edificios como ése (llenos de diálogos, tensiones, intenciones y contradicciones), que no paran de habitarse, derrumbarse y volverse a levantar.

 

* Dirección de Estudios Históricos, INAH.