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El periódico Madera, órgano de agitación de la Liga Comunista 23 de Septiembre (1974-1981)

ENVIADO POR EL EDITOR EL Jueves, 23/01/2025 - 17:13:00 PM

Alejandro Peñaloza*

 

Resumen

Se propone que el periódico clandestino Madera fue el órgano de agitación y eje rector para la acción política y militar de la organización armada Liga Comunista 23 de Septiembre, donde emplea sus recursos financieros e intelectuales, en un intento fallido por vincularse con los obreros de los años setenta.

Palabras clave: guerrilla en México, prensa clandestina, guerra sucia, años setenta en México, Liga Comunista 23 de septiembre.

 

Abstract

The text proposes that the underground newspaper Madera was the organ of agitation and guiding axis for political and military action by the armed organization Liga Comunista 23 de Septiembre, where it uses workers during the seventies.

Keywords: Mexico guerrillas, underground press, dirty war, seventies in Mexico, Liga Comunista 23 de septiembre

 

En el presente artículo se pretende explicar la función e importancia del periódico Madera como órgano de agitación de la Liga Comunista 23 de septiembre (LC23S) y como éste se constituyó en el eje rector de la acción política y militar del grupo armado.

 

La LC23S se fundó en marzo de 1973 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, México. Se trató de una organización de carácter nacional y fue el resultado de un proceso de unificación de varios grupos político militares de carácter urbano.[1] El eje rector, tanto de su actividad política como de su accionar militar, fue un periódico clandestino llamado Madera.[2]

 

Reflexionar sobre al periódico Madera resulta fundamental cuando menos por las razones siguientes: 1) la importancia que la LC23S dio a la escritura fue fundamental; la columna vertebral de su proyecto político la constituían los textos publicados en Madera. 2) El periódico fue el órgano por medio del cual se expresó la postura ideológica de la LC23S. 3) A través de ese medio se intentó establecer el vínculo con los obreros, que habían sido definidos como sujeto revolucionario. 4) No puede separase la acción de la LC23S de lo que se escribía en Madera.

 

El primer número del Madera se editó en enero de 1974[3] y el periódico se imprimió desde entonces hasta julio de 1981, con un total de 58 entregas. La organización lo definió como un órgano de prensa nacional destinado al movimiento revolucionario.[4] El movimiento revolucionario era entendido no sólo como aquellas organizaciones que se encontraban en armas, sino se refería sobre todo a la capacidad de organización del proletariado, la cual

―desde la mirada de la LC23S― era despilfarrada por la dirección “pequeño burguesa” de los sindicatos y del Partido Comunista Mexicano (PCM), desviándola de sus objetivos históricos. Madera nació, entonces, con la finalidad de dar prioridad a la educación política del proletariado, organizándolo en función del proyecto de la LC23S.

 

Consolidar el periódico, hacer posible la insurrección

Desde el primer número de Madera, publicado en enero de 1974, la LC23S dejó claro la línea política a seguir. Lo que se pretendía era incidir en el proletariado y organizarlo, pero no para la lucha abierta, legal y de masas, sino para la lucha clandestina, ilegal e insurreccional. El Buro político, el máximo órgano de dirección en ese momento, había hecho un análisis de la realidad: en él concebían que la serie de movimientos y huelgas que se habían desarrollado entre 1958 y 1968 eran la muestra del potencial revolucionario del proletariado; sin embargo, todos los movimientos se habían mal logrado debido a la equivocada dirección a la que habían sido sometidos. Para la LC23S las luchas de los obreros no debían orientarse hacia fines de carácter económico, sino hacia fines eminentemente políticos. A principios de 1974, la LC23S definía la manera en cómo llevaría a la práctica su acción política:

 

En todo momento fuimos conscientes de que no era posible avanzar, sino poniendo la labor de educación política en primer plano. [...] El medio adecuado y necesario para emprender eficazmente tal labor, era la organización de un periódico que fuera el instrumento fundamental de propagación de nuestra política, al mismo tiempo que un organizador colectivo, que permitiera al movimiento prepararse para el asalto definitivo a la fortaleza enemiga.[5]

 

La escisión

Sin embargo, hacia la primavera de 1974 la LC23S comenzó a fragmentarse. El intento por unificar a todas las organizaciones armadas no fructificó, debido a las distintas interpretaciones que se tenían del marxismo. Las diferencias primordiales fueron respecto a la concepción del sujeto revolucionario y de las acciones de carácter militar a seguir. La LC23S se dividió en tres fracciones, a saber, la Brigada Roja, Los Más y la Fracción Bolchevique, y cada una de ellas sustentaba su propia postura sobre la política y la guerra.[6]

 

Desde un principio Madera se colocó al centró de esta discusión porque, en la concepción leninista que sustentaba la LC23S, un periódico revolucionario clandestino era la vía correcta para hacerse presente y establecer la relación con el actor revolucionario.[7]

 

Tras la ruptura, la estructura de la LC23S giró en torno al periódico Madera. El Buró Político y el Buró Militar fueron disueltos, dando paso a la creación de Comités, el máximo órgano de

dirección se llamó Comité de Redacción, y subordinados a éste se encontraban el Comité de Impresión y el Comité Militar.

 

Que la cúpula política de la LC23S fuera el Comité de Redacción, permite entender la importancia que tenía la escritura. La cabeza de la LC23S eran aquellos que escribían los textos del Madera.[8] Esta importancia del Madera queda de manifiesto también en la existencia del Comité de impresión. Se trataba de una sección dedicada exclusivamente a la impresión del periódico. Esto implicaba una enorme inversión en todos sentidos para lograr la subsistencia del periódico, así, recursos humanos y materiales eran puestos en función de ese medio impreso. El otro era el Comité militar, pues la LC23S nunca se planteó la inviabilidad de la lucha armada en el marco de la lucha de clases: entendía que se enfrentaba a una dictadura de clase representada por un partido oligárquico, que finalmente era la burguesía gobernando de facto; en la mirada de la LC23S la democracia no podía existir en el capitalismo; entendía, en función de la discusión teórico-ideológica sostenida, que no había otra manera de tomar el poder si no era por medio de la violencia revolucionaria.[9]

 

Los comités de Impresión y Militar, a pesar de su valor, estaban subordinados al Comité de Redacción, la LC23S siempre mantuvo una estructura vertical, sumamente jerarquizada. Debajo de los comités se encontraban las brigadas clandestinas armadas, que eran pequeños núcleos diseminados en los estados de Nuevo León, Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Jalisco, DF y Estado de México; ellos eran los encargados de repartir el Madera en las zonas de trabajo del proletariado.

 

Estos aspectos resultan fundamentales y demuestran cómo el periódico Madera era la columna vertebral de la acción política de la LC23S: 1) la estructura organizativa era en función de redactar, imprimir y distribuir el periódico, 2) los lugares donde la LC23S tenía presencia eran las zonas industrializadas del país y, por ende, concentraban a aquellos a quienes estaban dirigidos sus textos. 3) La gran mayoría de sus recursos materiales y humanos eran destinados al periódico.

 

Las imprentas

Colocar las imprentas era sumamente complicado, dadas las condiciones de clandestinidad en que actuaba la LC23S. Conseguir los recursos económicos necesarios implicaba realizar una serie de acciones, el dinero se conseguía por medio de asaltos y, en algunos casos, de secuestros. Es pertinente aclarar que todas estas acciones eran concebidas como parte de la lucha de clases. Se entendía que al asaltar bancos se estaba “expropiando” la riqueza que había generado el trabajo del proletariado y le había sido robada por medio de la plusvalía. En el caso de los secuestros, siempre fueron contra personas que la LC23S consideraba enemigos de clase: básicamente grandes empresarios que se habían enriquecido gracias a la explotación desmedida que hacían de los obreros. En otras palabras, las acciones para conseguir fondos económicos para el proceso de impresión del periódico eran parte de la guerra contra la burguesía.

 

Respecto a la enorme labor de instalación de las imprentas, el ex militante de la LC23S, Arturo Rivas, comenta en entrevista:

 

Poner una imprenta era una cuestión verdaderamente mayúscula, era un esfuerzo muy grande, si no está bien instalada, si no está funcionando como relojito, es una pesadilla [...] Otra bronca era conseguir el papel, en esa época el papel estaba férreamente controlado por el Estado [...] La otra cosa era la ubicación misma de la imprenta, en los setentas las maquinas eran ruidosas, aún las más modernas eran ruidosas [...] y eso durante horas y en las noches. Muchas imprentas cayeron por los vecinos, que querían saber que estaba pasando ahí, además veían que salía y entraba gente. La cuestión de las imprentas clandestinas era titánica.[10]

 

Distribución del periódico Madera

Para trasladar el periódico del lugar donde se ubicaba la imprenta a los distintos comités encargados de repartirlo en las fábricas, la LC23S debía organizarse en función de ello.

 

Las Brigadas tenían un responsable, que era el contacto con un coordinador encargado de distribuir la cantidad de ejemplares necesarios para repartir. Sobre la manera de cómo se llevaba el Madera de la imprenta hasta cada una de las brigadas, José Luis Esparza señala: “La dirección tenía correos. Al principio se mandaba el Madera físicamente, pero después se fue poniendo peor y ya no lo mandaban todo, se mandaba un Maderita chiquito, uno nada más, para que lo reprodujeran los comités de impresión locales. Pero esto era muy inestable [...] y cada vez que caía una imprenta tenías que volver a empezar”.[11]

 

A su vez, Álvaro Cartagena menciona: A veces se entregaba el picado al comité y con un mimeógrafo se encargaba de imprimirlo. A veces te daban los textos y cada comité los imprimía”.[12]

 

En ese sentido, Arturo Rivas añade: “Me tocó una época en la que todavía era relativamente fácil mandar cosas a los estados. A Sonora y Sinaloa yo mandé muchas cosas en camión, después se puso más difícil, había que identificarse y abrir paquetes. Otra manera era que llegaban los compas en carros, llegaban unos compañeros de Guadalajara y se llevaban sus buenos paquetes”.[13]

 

Con base en esto se puede establecer que no únicamente el número de ejemplares variaba, sino también la manera de hacerlos llegar a las distintas brigadas. Las estrategias de elaboración y reparto del Madera debían modificarse en función de las acciones del Estado no sólo para impedir que llegara a manos de los obreros, sino sobre todo para capturar a quienes lo repartían y obtener datos que le permitieran desarticular a la LC23S.

 

Distribución del periódico

El proceso de elaboración y transportación del Madera sólo era una parte del trabajo, el fin último era distribuirlo entre el sujeto revolucionario, es decir, entre los obreros.

 

La LC23S entendía que el obrero desempeñaría su papel histórico como clase antagónica de la burguesía prácticamente de manera instintiva. Suponía que una vez que el Madera estuviese en sus manos, los obreros lo leerían, entenderían y pondrían en práctica sus postulados sobre la necesidad de la violencia revolucionaria.

 

Por ello las brigadas repartían el Madera con la idea de que la insurrección era cuestión de tiempo, y que la educación política se daría sobre la base de la palabra escrita. Por tal razón los riesgos de repartir el periódico eran mayúsculos: la policía entendió que la LC23S sustentaba toda su acción política en repartir el Madera y los cuerpos de seguridad del Estado actuaban en los lugares donde se había detectado se había repartido anteriormente. Tres testimonios dan cuenta de la dificultad que representaba distribuirlo.

 

Para José Luis Moreno Borbolla “era más difícil, más riesgoso, repartir el periódico que una acción militar, porque con la acción militar tenías todo a tu favor: la sorpresa, la concentración de comandos, la capacidad de fuego. Y en un momento determinado la policía entendió que donde podía detener a la gente era en las fábricas, porque era la actividad fundamental de la Liga”.[14]

 

Por su parte, Arturo Rivas comenta:

 

Repartirlo en las fábricas era todo un operativo militar. Se ubicaban los lugares, había muros de contención, había compañeros visibles, otros que no se veían. Se estudiaba el momento, las horas, se estudiaba el lugar adecuado, en fin [...] Era muy riesgoso y cada vez fue más. A mí ya no me tocó esa época de riesgo suicida de repartir [...] Los esfuerzos que se hicieron, ahora podemos decir que, desgraciadamente, no tuvo el impacto que nosotros esperábamos.[15]

 

En ese sentido, José Luis Esparza señala: “Si ibas a repartir el Madera tenías que saber disparar un fierro, y tenías que saber hacer una formación militar, por ejemplo, tener el resguardo de un muro, tú estabas repartiendo y te tenían que cuidar, si se acercaba alguien o cualquier cosa que hubiera, también para la salida, tenías que salir organizadamente. Si había balacera, se organizaba la retirada”.[16]

 

Que la organización no tuviera relación con el actor revolucionario hacía más complicado repartir, es de entenderse que incluso con nexos entre los trabajadores la distribución de un periódico clandestino elaborado por una organización armada fuese un riesgo. La LC23S, aislada del proletariado, tenía más dificultades; la única manera de hacer llegar el periódico a las fábricas era por medio de los brigadistas que lo repartían afuera de la fábrica o en los camiones que abordaban los obreros para llegar a su lugar de trabajo. No existía una estructura que permitiera a los mismos trabajadores llevar el Madera a las fábricas, y en verdad lo discutieran, relacionándose con el proyecto político de la LC23S.[17] Incluso se llegaron a dar casos donde la policía consiguió detener a militantes de la LC23S que fueron denunciados por los mismos obreros.[18]

 

Fracaso del periódico Madera

La derrota de la LC23S fue multicausal. La acción del Estado, tanto en el terreno político como en el militar, constituyó un factor categórico: la guerra que se libró entre la organización armada y el Estado mexicano fue desigual, las condiciones materiales fueron determinantes, así como los métodos ilegales utilizados por un Estado que decía combatir la ilegalidad de la guerrilla.[19] El fracaso del periódico Madera radicó en la incapacidad de la LC23S para entender que el periódico por sí mismo no era capaz de insurreccionar a la clase trabajadora. Que eran necesarias otras acciones de respaldo, como el nexo entre el núcleo armado y la clase trabajadora.

 

La LC23S consideró hasta el último momento que bastaba con llevar su palabra a las fábricas para que el proletariado pudiera ver la luz y decidiera tomar las armas; que el Madera, una vez en manos de los obreros, inevitablemente sería leído y entonces comprenderían su lugar en la lucha de clases, adhiriéndose a su proyecto político y ello daría inicio a la insurrección hacia el comunismo en México. Nunca se consideró, por ejemplo, que la terminología, los conceptos y la redacción hacían sumamente difícil que los obreros lo comprendieran. La LC23S daba por sentado que el periódico se leía y se entendía, cualquier discrepancia o incomprensión era considerada una limitación pequeño-burguesa, como traición de clase. En estas circunstancias era muy difícil que el periódico bastara por sí mismo.

 

El fracaso del Madera es, precisamente, no haber logrado vincularlo a otras acciones que tuvieran que ver con la cotidianeidad y problemática laboral de los obreros y que les permitieran entender el proyecto político de la LC23S a través de sus textos. A su vez, el no conseguir el resultado esperado con el periódico Madera representó el fracaso de la acción política de la LC23S, lo cual, sumado a la derrota militar, condujo al ocaso de la organización y, por supuesto, a la conclusión del periódico e tanto medio de comunicación clandestino y revolucionario.

 

* Escuela Nacional de Antropología e Historia, INAH.
[1] La LC23S fue conformada por los siguientes grupos: Procesos, Movimiento Estudiantil Profesional, Frente Estudiantil Revolucionario, Lacandones, Enfermos, Guajiros y una fracción del Movimiento de Acción Revolucionaria-23 de septiembre.
[2] Los textos contenidos en Madera fueron, en la concepción de la LC23S, “la plataforma revolucionaria y sus objetivos en nuestro país”, y tanto la organización armada como su periódico fueron bautizados “en memoria a la acción desarrollada en septiembre de 1965”, es decir, el asalto al cuartel Madera en la sierra de Chihuahua realizado por el Grupo Popular Guerrillero, encabezado por Arturo Gámiz, siete años antes de la fundación de la LC23S. AGN, Serie DFS, caja 165, exp. Graciela Mijares López, leg. único, f. 12.
[3] Antes de que la LC23S lograra editar ese primer número, existió una serie de documentos conocida como Maderas viejos. Se trató de textos que incluso se escribieron antes de la fundación de la LC23S, básicamente en la primera mitad de 1972 y representaron el eje rector de la discusión teórica durante el proceso de unificación de los distintos núcleos armados. Véanse Maderas viejos núm. 1, 2, 3 y 3 bis.
[4] Madera, núm. 1, enero de 1974, Editorial.
[5] Madera, núm. 1, enero de 1974, Editorial, p. 1.
[6] Entrevista con José Luis Moreno Borbolla, realizada por Alejandro Peñaloza Torres, 24 de junio de 2010, ciudad de México. Moreno Borbolla militó en la LC23S desde 1973 hasta su detención y encarcelamiento en 1975. AGN, Serie DFS, caja 165, exp. Graciela Mijares, leg. único, ff. 80-81.
[7] Madera, núm. 1, enero de 1974, p. 2.
[8] No es posible definir quién escribía los textos publicados en el periódico, es de suponer que en la primera etapa eran escritos por Arturo Ignacio Salas Obregón, fundador e ideólogo principal, pero una vez que éste fue detenido y desaparecido por la policía en 1974, los textos debieron recaer en aquellos que fueron asumiendo mandos de dirección. Los artículos nunca eran firmados, ni siquiera con alias, solo aparecían como obra del Consejo de Redacción y en algunos casos de alguna Brigada en particular.
[9] Al respecto la LC23S escribió: “El imperialismo es la negación más completa de toda democracia. [...] Llamar al proletariado a luchar por las libertades democráticas solo obedece al interés de la oligarquía financiera y sus emisarios en el seno del movimiento obrero”. Véase Madera, núm. 10, marzo de 1975, p. 20.
[10] Entrevista con Arturo Rivas Jiménez, realizada por Alejandro Peñaloza Torres, 2 de julio de 2011, Ecatepec, Estado de México. Rivas Jiménez formó parte de la LC23S desde 1973 hasta su detención y encarcelamiento en 1975.
[11] Entrevista con José Luis Esparza Flores realizada por Alejandro Peñaloza Torres, 23 de enero de 2013, ciudad de México. Esparza militó en la LC23S desde 1973 hasta su detención y encarcelamiento en 1977.
[12] Entrevista con Mario Álvaro Cartagena López realizada por Alejandro Peñaloza Torres, 4 de febrero de 2013, ciudad de México. Cartagena López fue militante de la LC23S desde 1973 hasta 1978, cuando fue detenido por la policía.
[13] Entrevista con Arturo Rivas Jiménez realizada por Alejandro Peñaloza Torres, 7 de julio de 2011, Ecatepec, Estado de México.
[14] Entrevista con José Luis Moreno Borbolla realizada por Alejandro Peñaloza Torres, 15 de junio de 2010, ciudad de México.
[15] Entrevista con Arturo Jiménez Rivas realizada por Alejandro Peñaloza Torres, 7 de julio de 2011, Ecatepec, Estado de México.
[16] Entrevista con José Luis Esparza Flores realizada por Alejandro Peñaloza Torres, 23 de enero de 2013, ciudad de México.
[17] En general la LC23S se mantuvo aislada de las luchas obreras, salvo contados casos en los que hubo una pequeña incidencia. Como el de la Cervecería Modelo en el DF, pero que concluyó con un saldo muy negativo para la organización armada cuando ésta secuestró al dueño de la empresa, Antonio Fernández, en marzo de 1977. Véase AGN Serie DFS, caja 220, exp. Juan Manuel Ramírez Duarte, leg. único, ff. 7-10, 18-21, y 140-141.
[18] AGN, Serie DFS, caja 163, exp. LC23S, legajo 12, foja 311.
[19] Las desapariciones forzadas, las ejecuciones extrajudiciales, la tortura y la existencia de cárceles clandestinas, fueron métodos que dieron al Estado resultados que a la postre terminaron por desarticular completamente a la LC23S. Los mismos métodos fueron empleados con otras organizaciones armadas del periodo.