Jóvenes mixtecos migrantes de Oaxaca y el DACA. Estudios de caso en el valle de Santa María, California

ENVIADO POR EL EDITOR EL Martes, 28/01/2025 - 14:27:00 PM

Magdalena Barros Nock*
Engels García**

 

Resumen

Este artículo presenta la situación actual de los jóvenes mixtecos que viven en California, y discute su posición frente a la Acción Diferida del presidente Barak Obama llamada DACA. Mediante un método biográfico combinado con entrevistas abiertas hechas a un grupo de jóvenes mixtecos en el Valle de Santa María, se intenta dar voz a los jóvenes migrantes sobre su vida y la regulación migratoria en Estados Unidos.

Palabras clave: jóvenes, mixtecos, programas de acción diferida, California, México.

 

Abstract

This article presents the situation that young Mixtecos live now a day in California, USA and discusses their position towards President Obama’s Deferred Action, called DACA. Combining a biographical method with open-ended interviews done to young Mixtecos in the Santa Maria Valley, it aims to give voice to the young migrant Mixtecos on issues concerning their life and migration policy in the United States.

Key words: youngers, mixtecos, DACA, California, Mexico.

 

Introducción

En las últimas décadas, en Estados Unidos la llamada generación 1.5 ha llegado a jugar un papel muy importante en la vida de la comunidad mexicana. Estos jóvenes se encuentran en una encrucijada: por un lado luchan por mejorar su vida y la de sus familias, y por otro se enfrentan a un Estado cada vez más duro y violento, que ha decidido criminalizar al migrante indocumentado y llevar hasta las últimas consecuencias esta forma de gobernar la migración, de manera que la vida de los migrantes indocumentados y sus familias resulte cada vez más difícil, precaria y violenta.[1] Nos encontramos con jóvenes cada vez más articulados, algunos con educación universitaria, conscientes, en su mayoría, de que las cosas pueden y tienen que cambiar y con una visión radical sobre las políticas públicas.

 

Entre los movimientos surgidos en las últimas décadas, el movimiento Dreamer ha obtenido grandes beneficios para los jóvenes, uno de los más importantes ha sido el atraer la atención del gobierno y del público en general a la situación de la llamada generación 1.5: niños y niñas que llegaron como menores a Estados Unidos y crecieron ahí, asistiendo a las escuelas, integrándose a la sociedad receptora y la mayoría identificándose como parte de la sociedad estadounidense para darse cuenta —cuando salían de la preparatoria— que su situación indocumentada les presentaba una serie de limitaciones en su vida que no habían calculado o esperado. Uno de los logros del movimiento Dreamer fue la acción ejecutiva llamada Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).[2] La acción diferida para la deportación otorga a jóvenes, que reúnen ciertas condiciones, posibilidad de solicitar permisos para trabajar por dos años, seguro social y licencia (en algunos estados como California) con posible renovación, pero también puede ser revocado por el próximo presidente. Los requisitos impuestos por esta Acción Ejecutiva, a su vez, ha dejado fuera a muchos jóvenes que no califican.[3]

 

Existe una gran heterogeneidad entre los migrantes que viven en Estados Unidos y sus familias. En este artículo nos centramos en los jóvenes de origen ñuu-savi, comúnmente llamados mixtecos, que forman parte de familias de estatus legal mixto y viven en el valle agrícola de Santa María, en la costa central de California. Las familias de estatus legal mixto pueden estar conformadas por miembros que tienen la ciudadanía, otros que sólo tienen la residencia y permiso para trabajar. y otros que son indocumentados. El objetivo es presentar, desde la perspectiva de estos jóvenes, las características principales de DACA y cómo está afectando o no sus vidas y la de sus familias. El artículo se divide en tres partes. En la primera sección introducimos brevemente la historia de la migración mixteca en el valle de Santa María y algunas características de la vida de los jóvenes. En la segunda mencionamos algunos aspectos del programa DACA, y en la tercera parte presentamos la opinión de jóvenes mixtecos sobre el DACA y sus expectativas para el futuro.

 

Este artículo se basa en una investigación realizada por Magdalena Barros Nock, durante la cual realizó tres visitas de trabajo de campo en los años 2012, 2013 y 2014. Durante esta investigación tuvo la oportunidad de conocer a Engels García, quien en esos años logró obtener su licenciatura. Decidieron escribir este artículo a iniciativa de Magdalena Barros Nock. Este ensayo gira en torno a la experiencia vivida por Engels García, la cual es acompañada por doce casos más. Combinamos aspectos del método biográfico donde Engels García hace una indagación sobre algunas de sus experiencias cruciales y recalca momentos y situaciones de su vida, es decir, hechos significativos que lo han definido y han marcado su vida;[4] con entrevistas abiertas individuales y en grupo, hechas por Magdalena Barros Nock a doce jóvenes de origen mixteco: nueve mujeres y tres hombres entre 15 y 30 años de edad. Magdalena Barros Nock también entrevistó a algunos de los miembros de las familias de estos jóvenes. Los nombres de los chicos y chicas entrevistados han sido cambiados para proteger su privacidad, con excepción de Engels García, quien usa su nombre a lo largo del texto.

 

Semblanza de la migración mixteca y la vida de los jóvenes mixtecos en el valle de Santa María, costa central, California

 

La ciudad de Santa María pertenece al condado de Santa Bárbara, ubicado en la costa central de California. En 2010 la población ascendía a 99 553 habitantes, 65 188 de ellos de origen mexicano, es decir 65.5 por ciento de la población,[5] la cual proviene principalmente de los estados de Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas y Oaxaca. Según el personal del consulado de México ubicado en la ciudad de Oxnard, actualmente seis de cada diez mexicanos que viven en la ciudad de Santa María provienen de Oaxaca, es decir, alrededor de

24 400 habitantes, convirtiéndose en una mayoría dentro del grupo de mexicanos en la ciudad.[6]

 

La migración de mixtecos a Santa María se ha ido transformando a lo largo de las décadas. Hubo mixtecos, aunque pocos, que migraron con el programa bracero (1942-1964); pero sólo hasta los años ochenta un número mayor de mixtecos empieza a integrarse a la fuerza laboral agrícola del valle de Santa María. Poco a poco empiezan a traer a sus familias y se establecen en el valle.

 

Según narran las familias entrevistadas, en los años ochenta y noventa se encontraban en Santa María principalmente familias de la Mixteca alta que venían siguiendo las cosechas por el territorio mexicano, llegaban a Baja California a la cosecha del tomate en San Quintín y se cruzaban hacia Santa María: “Todos nos conocíamos, nos habíamos visto en los diferentes estados recogiendo las cosechas”.[7] Pero al crecer el número de oaxaqueños en la ciudad, así como sus redes sociales, en la última década ya se encuentran familias que vienen directamente de Oaxaca a Santa María.

 

Engels nos narra sobre su familia:

 

Mi familia es originaria de Snuviko, “El lugar de las nubes”. En español el pueblo se llama San Juan Mixtepec que está ubicado en el estado de Oaxaca. Mi familia siempre ha sido migrante, desde los cincuenta empezaron a migrar a diferentes estados de México en busca de trabajo, como Veracruz, Sinaloa, Baja California sur y norte, y eventualmente Estados Unidos. En cada lugar tenían sus dificultades y retos pero mis familiares siempre salían adelante. Es uno de los valores que nos inculcan los abuelos. Dentro de EU familiares han migrado a Florida, California, Washington, Oregón. Dentro de cada estado siguen la ruta de la lechuga, la mora, los arándanos. En California, Fresno ha sido el centro de reunión, en la uva, la pizca, deshoje y poda; cuando se acaba se mueven a Santa María o Washington con las moras o blueberries. En Santa María es la cosecha de la fresa. Yo nací en Baja California, en el IMSS de Ensenada. Mi papá nunca tuvo un lugar estable y eventualmente nos quedamos en la Vicente Guerrero, colonia de Ensenada, donde estuve 10 años con mi papá […] Mi mamá migró a California.[8]

 

En los años ochenta y noventa la mayoría de los mixtecos asentados en Santa María provenían de San Juan Mixtepec, aunque también había indígenas triquis y en menor número zapotecos originarios de Teotitlán del Valle.[9] Hoy se encuentran también mixtecos de la Mixteca baja y de la costa, triquis, zapotecos y oaxaqueños mestizos. Los trabajadores mixtecos se encuentran insertos en una de las producciones agrícolas capitalistas más productivas del mundo. El estado de California produce más de la mitad de frutas, nueces y verduras de Estados Unidos. En 2013 la producción agrícola alcanzó un ingreso de casi 46.4 mil millones de dólares.[10] Nos narra Engels: “Fue en 2007 cuando me di cuenta de este hecho. Yo estaba en un vuelo hacia Chicago para participar en un Foro Global Juvenil. Mientras sobrevolábamos por California, aprecié la inmensidad de los campos de California y me sorprendí al descubrir que la población migrante trabajadora agrícola son los principales en sustentar el progreso de esos campos”.[11]

 

Hombres, mujeres y jóvenes mixtecos se han ido incorporando paulatinamente, a través de las décadas, a esta agricultura capitalista. En los años ochenta y noventa los trabajadores mixtecos se encontraban principalmente en la fresa. Al no tener redes sociales fuertes su posición laboral en el sector agrícola era en los puestos más bajos y peor pagados del valle de Santa María. Tanto informantes mixtecos como mestizos atestiguan que era a los mixtecos a quienes se les pagaban los peores salarios, por ser los nuevos, y por no hablar español o inglés. Poco a poco su situación en las empresas agrícolas empieza a mejorar. Se forman cuadrillas completas de mixtecos y para finales de los años noventa son reconocidos como excelentes trabajadores.

 

La mayoría de los mixtecos trabajan como jornaleros agrícolas, de la fresa se han ido extendiendo a otros productos como la lechuga e incluso a la viña donde se pagan mejores salarios y encuentran trabajo durante casi todo el año. La industria agrícola les da trabajo por ocho-nueve meses, el resto del año tienen que vivir de sus ahorros, de otros trabajos y los que tienen documentos, que son los menos, del seguro de desempleo. El trabajo en el campo es mal pagado, se lleva a cabo bajo condiciones extenuantes, entre insecticidas y plaguicidas, lo cual afecta y deteriora la salud.

 

Poco a poco algunos mixtecos han podido dejar el trabajo agrícola e incorporarse a otras actividades económicas como asalariados en tiendas y supermercados o están probando suerte como comerciantes o formando grupos musicales que tocan en las fiestas, bautizos y bodas. En la década pasada un número creciente de mixtecos pudo integrarse al sector de la construcción como albañiles, carpinteros, reparadores de techos, jardineros, etc., sin embargo éste ha sido uno de los sectores más afectados por la crisis económica y muchos de estos trabajadores tuvieron que regresar al campo.

 

El trabajo de todos los miembros de la familia es muy importante, por lo general los hijos mayores ayudan en el cuidado de los hermanos menores. Durante el verano los hijos e hijas van a los campos a trabajar con sus padres. Si tienen algún negocio pequeño los hijos ayudan a sus padres. Aunque los jóvenes saben que su trabajo es necesario para el bienestar de la familia, éste en ocasiones se interpone en sus proyectos personales, siendo la educación el más importante.

 

Cuando los mixtecos empezaron a llegar al Valle de Santa María, la mayoría vivía en galeras construidas en los ranchos donde habían vivido grupos de migrantes anteriores, como chinos, japoneses y mexicanos de otros estados. Asimismo había familias viviendo al aire libre en los campos agrícolas o en los parques de la ciudad. Fue hasta finales de los años ochenta y noventa que comienzan a rentar cuartos en la ciudad y, eventualmente, casas o trailas (casa remolque) entre varias familias. Es común encontrar tres o cuatro familias viviendo juntas en una casa de dos o tres recámaras, o un grupo de hombres rentando un departamento de una recámara. Sin embargo a principios de este siglo algunas familias pudieron comprar casa- remolque o incluso casas, pero cuando llegó la crisis financiera y de bienes raíces muchas familias perdieron su casa y su trabajo.[12]

 


1. Trabajo en la fresa. Foto de Magdalena Barros Nock.

 


2. Trabajo en la lechuga. Foto de Magdalena Barros Nock.

 

Para las y los jóvenes que migraron pequeños o que nacieron en Estados Unidos, el sistema de cargos parece más parte de la historia de sus padres, que la de ellos. Como comenta Luis, un joven de 20 años cuando le pregunté si él regresaría a Mixtepec si lo llamaran a ejercer un cargo, él comentó: “Yo estoy orgulloso de ser mixteco, pero tengo mis planes, mis estudios. Yo nací en Ensenada y no conozco San Juan Mixtepec aunque sé que de allí somos. Sin embargo no me veo regresando a ejercer un cargo a un lugar que no conozco. Yo tengo mis planes de vida que quiero realizar”.[13]

 

La vida social entre la comunidad mixteca es cada vez más activa. En los años ochenta y noventa era común que los mixtecos esperaran a regresar a México para llevar a cabo sus festejos como bautizos, comuniones y bodas. Pero actualmente cada vez más mixtecos festejan sus rituales importantes en Estados Unidos, los cuales se planean con todo cuidado y a los que asisten mixtecos de toda California, e incluso aquellos que viven en otros estados de la Unión Americana. También se llevan a cabo fiestas de la comunidad oaxaqueña en la ciudad. Por ejemplo desde 2007 se organiza cada año la fiesta de la Guelaguetza en el mes de junio. Ha llegado a tener tal importancia esta fiesta que ya está considerada dentro de las actividades anuales de la ciudad, y a ella asisten mixtecos de toda California y mexicanos de otros estados y euro-americanos interesados en conocer la cultura oaxaqueña. La Guelaguetza de Santa María es especial pues el comité de organización decidió que no se vendería alcohol durante el festival, decisión no sin oposición, que busca mejorar la imagen de la comunidad mixteca frente a la ciudad. Los jóvenes participan activamente en los grupos musicales y de baile folklórico y musicales que se presentan durante el día.

 

Una de las organizadoras comenta:

 

La fiesta de la Guelaguetza en Santa María tiene varios objetivos, por un lado queremos que los habitantes del valle nos conozcan, sepan quiénes son esos indígenas que trabajan en el campo, cuál es nuestra cultura, nuestra música, nuestra artesanía; pero también nuestra música. Pero también queremos que los jóvenes aprendan sobre sus tradiciones, participen en los bailes y aprendan la música, queremos que sepan que tienen tradiciones y que se sientan orgullosos de ser de Oaxaca, de ser indígenas.[14]

 

Varios han sido los estudios que han demostrado la difícil situación en que viven los mexicanos que han migrado a Estados Unidos y sus descendientes. Los jóvenes de origen mexicano enfrentan conflictos y obstáculos que no les han permitido asimilarse exitosamente, que los han llevado a una asimilación descendente caracterizada, entre otros, por bajos niveles educativos, baja autoestima y trabajos con bajos salarios.[15]

 

En los ochenta era común encontrar a los niños y jóvenes ayudando a sus padres en el trabajo del campo. Debido a que las leyes de Estados Unidos son estrictas al respecto, poco a poco los niños y niñas se fueron incorporando a la escuela. En California todos los niños reciben educación hastahigh school. Sin embargo esto no ha sido sin problemas. Uno de los principales ha sido el número creciente de lenguas con que los maestros tienen que lidiar en sus clases. Al llegar los pequeños sin saber hablar inglés, en ocasiones ni español, esto dificulta el aprendizaje y la socialización entre los estudiantes. También dificulta el poco conocimiento de los padres sobre el sistema de enseñanza estadounidense, ya que no asisten a las juntas de padres y no se informan sobre los procedimientos a seguir. Fue hasta hace unos años que en la high school a la que asisten más niños provenientes de Oaxaca se contrató un intérprete de mixteco; sin embargo hay niños y padres que hablan triqui y zapoteco.

 


3. Jóvenes mixtecos universitarios. Foto de Gemma García.

 

Otro problema grave es la deserción escolar. Meche explica: “Yo tuve que dejar de ir a la escuela cuando tenía 16 años para trabajar y ayudar a mi papá en el campo. Él había rentado un terreno y necesitaba ayuda. De todos modos no era posible que fuera al colegio, ya que no teníamos dinero para pagarlo, así que pa’ qué seguir perdiendo el tiempo, mejor trabajar en el file”.[16]

 

Otra causa son los embarazos adolescentes y los matrimonios en edad adolescente, cuando los jóvenes deciden ya no seguir estudiando.

 

Sin embargo hay un número importante de mujeres y hombres que tienen el sueño de llegar al colegio (college) y luego ir a la universidad y lograr así conseguir un mejor trabajo en el futuro. La mayoría de los padres entrevistados quieren que sus hijos estudien y logren una vida mejor a la que ellos tienen. María, de 15 años comenta:

 

Nosotras hemos creado una organización para informar a los nuevos alumnos de todo lo que tienen que hacer para poder graduarse y llegar a la universidad. Aquí como somos indígenas creen que no servimos para el estudio y para lo único que somos buenos es para el trabajo en el campo. Pero no es cierto. Nosotras vamos de clase en clase y les informamos lo que los maestros no nos quieren informar.[17]

 

Las familias de estatus legal mixto y el DACA

Gracias a la lucha de los miembros del movimiento United We Dream que dio origen a la propuesta Dream Act,[18] en una acción que muchos consideran un movimiento con fines electorales, el presidente Obama presentó la Iniciativa “temporal” de DACA, que entró en vigor el 15 de agosto de 2012 donde se esperaba que más de 1.4 millones de jóvenes con características específicas[19] pudieran incorporarse al programa y recibir un retardamiento a su deportación y permiso para trabajar por dos años. Esta medida está dirigida a jóvenes que fueron llevados como niños a Estados Unidos. Se calcula que de esta cifra aproximadamente

 

1.1 millones son de origen mexicano, es decir 65%; que 60 mil provienen de El Salvador y 50 mil de Guatemala, y que 57% de los potenciales beneficiados vive en California, Texas, Florida, Nueva York e Illinois.[20] Por otro lado, en la administración de Barak Obama se ha registrado el mayor número de deportaciones en la historia contemporánea de Estados Unidos, deportaciones que han separado familias y dejado a niños sin sus padres, creando un ambiente de miedo y marginación donde los niños y jóvenes temen que en cualquier momento sus padres o ellos mismos, en el caso de ser indocumentados, puedan ser arrestados y deportados por las autoridades estadounidenses.[21]

 

Las familias están fracturadas, y esto crea sentimiento de tristeza, angustia y miedo. Andrés nos narra cómo se sintió cuando su mamá migró a Estados Unidos y él se quedó en Ensenada con su papá: “No miré a mi mamá por seis años, se vino a EU. Se vino con mi hermana. No entendía mixteco y no sabía qué estaba pasando […] Lloraba porque la extrañaba”.[22]

 

Engels nos cuenta su experiencia al respecto:

 

Sentí que tenía que volver a mi familia y fue entonces cuando quise ir a ver a mi bisabuela materna. Se acuerda incluso de la Revolución mexicana. Quería contarle cosas que había aprendido aquí. Me di cuenta del valor que ella carga, ya que es el ser más antiguo de mi familia y cuando ella se vaya se van a ir muchas cosas, historias, memorias, prácticas esenciales para mí. Cuando quise cruzar por Tijuana me deportaron porque los papeles que demostré no eran suficientes. De hecho me pusieron cargos por robo de identidad. Me cayó el veinte de que mi futuro estaba en juego. Me metieron en un cuarto tipo celda, gris, como bloque, frío, me quitaron las cintas de los tenis, la liga del pelo el cual se esponjó. Parecía terrorista talibán, me sentía mal, me gritaron. Sacaron todas mis cosas y descubrieron mi pasaporte mexicano y me mandaron a la celda por un día y medio. No sabía si era de día o de noche, las bancas eran de metal.

¡Me cayeron los pensamientos negativos, me ganaron, pensé en mi familia! Mi mamá, mi sobrina que acaba de nacer seis meses antes. La migra me dijo que estaba expulsado de Estados Unidos por cinco años. Me agarró el llanto silencioso. Entraron otros con unas sábanas. Me dormí un rato y no sé si dormí quince minutos o una hora. Cuando entraron otros riéndose, en bolita, como si fuera algo cotidiano. Se sentaron y uno curioso me dice, “¿oye, estás llorando? Y no supe que decir, le dije “sí” con una sonrisa medio tímida. Uno me habló con solidaridad “oye te ves mal”. Otros me preguntaron simpáticamente, pero sabiendo la respuesta, “¿qué pasó?” Pues pensaba irme a EU y me dijeron “yo también”.[23]

 

La experiencia de Engels no es única, es de muchos jóvenes que sienten la necesidad de conocer más sobre sus raíces, de volver a ver miembros de sus familias, de su historia. El riesgo que Engels tomó por conocer más de su historia, de sus costumbres, de su familia, lo han tomado muchas familias. Estos lazos familiares, estos sentimientos, esta necesidad es importante para los miembros de la comunidad mixteca.

 

Engels es un estudiante que terminó el college y antes de entrar a la universidad quiso ir a ver a su abuela y a su padre a Ensenada, tenía una necesidad de conocer más sobre su familia, oír la historia de su abuela, aprender de ella antes de que ella continuara su camino. Y cuando quiso regresar a su hogar, donde había crecido, ya no pudo pasar, lo encarcelaron y acusaron de robo de identidad. Este delito ahora no le permite meter sus papeles al DACA. Un hombre honesto, trabajador, que lo único que quería era ver a su abuela una vez más, ahora tiene por delante una vida en las sombras de la ilegalidad que viven los indocumentados. Engels, a pesar de las limitaciones de su estatus migratorio, pudo graduarse de la Universidad de San José con el título en Estudios Globales con un énfasis regional en Latinoamérica. Como todos los indocumentados, es difícil encapsular los retos y experiencias que sigue y seguirá sobrellevando, pero ahora trabaja en una oficina de abogados asistiendo a personas que quieren arreglar su estatus migratorio en Estados Unidos.[24]

 


4. “Así vivimos, en las sombras”. Foto de Gemma García.

 

No cabe duda que DACA podría ser un gran paso en la ayuda a miles de jóvenes indocumentados que llegaron de niños a Estados Unidos y que viven dentro de las familias de estatus legal mixto. Las crecientes deportaciones han afectado especialmente a estas familias. Para 1998, 27% de las familias con hijos en California tenían un estatus legal mixto.[25] En estas familias encontramos hijos que nacieron en Estados Unidos y que son ciudadanos por nacimiento, e hijos que fueron traídos pequeños y que han permanecido como indocumentados. El hecho de que ellos o sus padres pueden ser deportados en cualquier momento ha hecho que sus vidas se desenvuelvan en un ambiente no sólo de marginación y discriminación sino también de miedo y creciente violencia.

 

En 2012 se aceptaron 152 423 solicitudes y 5 395 fueron rechazadas; en 2013[26] 427 601 fueron aceptadas y 16 356 rechazadas; para 2014 se aceptaron 122 444 y 19 136 rechazadas. En 2014 empezó la renovación de los primeros que sacaron su DACA; en ese año 116 441 renovaron su DACA y 5 762 fueron rechazadas. En lo que va de 2015, 26 696 jóvenes han solicitado DACA por primera vez, 2 287 han sido rechazados y 118 550 han renovado, y 6 886 han sido rechazados. En total hasta la fecha 727 164 solicitudes han sido aceptadas y 43 174 han sido rechazadas. Un total de 234 991 ya han renovado su DACA.[27] Como vemos a tres años de iniciado el programa aún no se llega al número de jóvenes que se tenía en mente beneficiar. En este artículo trasmitiremos algunas de las opiniones que los jóvenes mixtecos tienen sobre esta iniciativa.

 

El DACA y los jóvenes mixtecos

Para 2014 del grupo de jóvenes entrevistados, sólo una joven había presentado su solicitud para el DACA y había sido aprobada. El resto aún no lo había hecho. Las razones principales que manifestaron para no hacerlo fueron las siguientes:

 

Reforma migratoria integral

Pensaban que debería de haber una reforma migratoria que incluyera a sus padres y fuera un camino para obtener la residencia y eventualmente la ciudadanía y no sólo una medida para diferir la deportación. Ellos pensaban que no eran víctimas de las acciones de sus padres por haberlos traído cuando eran pequeños. Por el contrario, sus padres se habían sacrificado para que ellos pudieran tener lo que ahora tienen.

 

Miedo a dar su información

Tenían miedo de que si daban su información a los oficiales de inmigración ponían en riesgo a toda su familia y a ellos mismos. Al ser un programa temporal y no haber ninguna seguridad de que se vuelva en algo permanente existe el miedo de que sea suspendido en cualquier momento. Las constantes deportaciones tienen a la población asustada; los jóvenes y niños tienen miedo de que en cualquier momento pueden aparecer los oficiales de ICE en sus casa, escuelas o los parques y deportarlos.

 

María nos cuenta:

 

La semana pasada llegaron los de ICE en la madrugada a casa de mi tía y se llevaron a mi tío, al día siguiente le habló de Tijuana. No hemos sabido por qué se lo llevaron. Todos tenemos miedo de qué nos pueda pasar. Si damos nuestros datos ya sabrán exactamente dónde vivimos, quiénes somos, cuántos somos. Llevamos dos meses en mi casa discutiendo si debo o no meter mi solicitud a DACA. En las noches mi mamá y yo lloramos. Ella quiere que los meta, sé que piensa en mí, pero yo me siento mal, me asusta.[28]

 

Los costos son altos

El costo es alto: la aplicación cuesta 465 dólares. Aunque supuestamente se puede llenar por los muchachos, se aconseja que sean ayudados por personas entrenadas para hacerlo. En el caso de Santa María cobran de 100 a 1 500 dólares, dependiendo de la honestidad de las personas que ofrecen este servicio. Si hay más de un joven en la familia, es difícil tener el dinero necesario, por lo menos inmediatamente.

 

No tienen el título de high school

Como se mencionó anteriormente, el no terminar la preparatoria es algo que sucede con frecuencia, ya sea porque los jóvenes dejan la escuela para trabajar y ayudar a su familia, o porque las chicas tienen embarazos siendo adolescentes. Antes de DACA los jóvenes no tenían ninguna posibilidad de algo mejor; su futuro, en especial para los jóvenes indígenas, era el campo. En los últimos tres años el número de jóvenes que han tomado clases para adultos para hacer su examen de GED (General Educational Development)[29] ha sido significativo lo cual muestra el interés en aplicar a DACA.

 

Problemas con la ley

Los problemas con la ley pueden ir desde problemas de tránsito hasta haber sido arrestados al tratar de cruzar la frontera. Del grupo entrevistado sólo Engels tenía este tipo de problemas. Debido a que fue detenido al querer regresar de México y fue acusado de robo de identidad y deportado, Engels ya no puede aplicar al DACA. Éste es el caso de muchos jóvenes que han tenido roces con la ley y que se les niega la oportunidad de poder arreglar su situación legal. Los primeros meses después de regresar Engels sintió mucho miedo, no quería salir de su casa, tenía miedo de que la policía lo arrestara por cualquier excusa y lo deportaran de nuevo. La idea de no volver a ver a su familia, a su mamá, a su sobrina, a sus hermanas era casi insoportable. Engels, siendo un joven inteligente y con mucho empuje y tenacidad, superó el miedo y continuó su camino, entró a la universidad y se graduó. Pero aún enfrenta una realidad difícil que todos los indocumentados enfrentan, tengan título universitario o no.

 

Comentarios finales

En estas breves páginas hemos visto algunos de los retos y dificultades que los jóvenes mixtecos enfrentan en la actualidad y cómo están haciendo frente a las actuales políticas migratorias de Estados Unidos que los atañen directamente.

 

DACA representa un riesgo. En las formas que tienen que llenar: “I-821D” “I-765” del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos preguntan por toda la información personal de los solicitantes, los domicilios anteriores, incluso piden declarar el valor actual total de los bienes que poseen. Suministrar esta información a Inmigración es un riesgo que cada solicitante está tomando. Como se mencionó anteriormente, la acción diferida puede ser revocada y la información personal queda registrada en el Servicio de Departamento de Seguridad Nacional. No podemos dejar de hacernos la pregunta ¿Si Obama, que es un demócrata, tiene el récord de haber deportado a más indocumentados en la historia contemporánea de Estados Unidos, qué se puede esperar si llegara a ganar como presidente un líder republicano? Los jóvenes indocumentados están ante una propuesta de doble filo.

 

El derecho a vivir en familia está fundamentado en la declaración universal de las Naciones Unidas. Emigrar a otro país en busca de un mejor futuro es un derecho legítimo. El artículo 3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos declara lo siguiente: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. El artículo 13 declara que:

 

1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.

2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

 

Engels nos comparte:

 

Los inmigrantes originarios de Oaxaca seguirán caminando como lo han hecho sus viejos abuelos. Somos los hijos de la nación mixteca. Un músico de Oaxaca lo ha dicho: “que camine y se engrandezca la música y la palabra hasta donde la cuidan y reproducen nuestros migrantes, esta palabra que tiene sonido en un lugar donde bajan las nubes, San Juan Mixtepec”. Los inmigrantes indocumentados son las personas que verdaderamente están solidificando el progreso de este país. Somos las personas que estamos cosechando la comida que llega a las mesas, construyendo los edificios de las ciudades, los caminos por donde viajan, las casas en donde viven. De esta manera, cuando el gobierno trata de medio reconocer la existencia de la juventud indocumentada, es una cachetada a nuestras familias. El problema es sistemático y una reforma migratoria no sería la solución a largo plazo pero sí podría mejorar la calidad de vida de millones de familias. Luchar por nuevas propuestas económicas debe de ser nuestra bandera, y el primer paso es reconocer los derechos humanos de los indocumentados.[30]

 

A pesar de los retos históricos mencionados anteriormente, los migrantes mixtecos y especialmente los jóvenes pertenecientes a la generación 1.5, siguen luchando por un futuro mejor. No como lo hicieron los primeros mixtecos que llegaron a trabajar a los campos agrícolas, ahora enfrentan nuevos retos. Los jóvenes entrevistados en esta investigación están luchando por un futuro en la Unión Americana; quieren integrarse a esa sociedad, pero no quieren perder su historia, sus raíces, su cultura. Consideran a Estados Unidos su hogar, irónicamente el país que quiere deportar a sus familias. Engels dice: “Seguiré luchando por una reforma migratoria justa para que las personas trabajadoras mixtecas que residen en Estados Unidos puedan vivir una vida sin limitaciones, libre y en paz”.[31]

 

* Profesora-investigadora, CIESAS.
** Universidad de San José, California.
[1] Julie A. Dowling y Jonathan Xavier Inda (eds.), Governing Immigration Through Crime. A Reader, Stanford, Stanford University Press, 2013; Nicholas, De Genova, N. “Migrant “Illegality and Deportability in Everyday Life”, Annual Review of Anthropology, núm. 31, 2002, pp. 419- 447.
[2] DACA permite a aquellos jóvenes que cumplen con ciertos requisitos solicitar al Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) que su deportación sea diferida; disponible en http://www.uscis.gov/sites/default/files/USCIS/Humanitarian/Deferred%20Action%20for%20Ch ildhood%20Arrivals/daca-consider.pdf, consultado el 30 de noviembre de 2013.
[3] Magdalena, Barros Nock, “Jóvenes de origen mexicano en los remates del sur del Valle Central de California, E.U”., en Encuentros. Revista en Ciencias Sociales del Pacífico Mexicano, vol. 1, núm. 1, noviembre de 2013.
[4] Consúltese Marco Righetti, “Historias de vida, entre la literatura y la ciencia”, en Perfiles, núm. 28, 2006, p. 81.
[5] US Census Bureau 2010, disponible en www.census.gov./2010census, consultado 14 de abril de 2013.
[6] Entrevista telefónica con personal del consulado, febrero 2012.
[7] Entrevista a Pedro, realizada por Magdalena Barros en Santa María, California, marzo 2012.
[8] Entrevista a Engels García, realizada por Magdalena Barros Nock, en Santa María, California, marzo de 2012.
[9] Yuribi Mayek Ibarra, ¿Construyendo morada en California? Migrantes mixtecos y la compra de casas, tesis de maestría, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), México, 2005.
[10] California Department of Food and Agriculture 2013 www.cdfa.ca.gov/statistics, consultado el 1 de julio de 2015.
[11] Entrevista a Engels García, realizada por Magdalena Barros Nock, op. cit.
[12] Magdalena Barros Nock, “Apuntes sobre vivienda para migrantes y la crisis inmobiliaria en la California rural. Un estudio de caso”, El Cotidiano, núm. 191, 2015, pp. 33-43.
[13] Entrevista a Luis, realizada por Magdalena Barros en Santa María California, marzo de 2012.
[14] Testimonio de una mujer que organiza la fiesta de la Guelaguetza.
[15] Alejandro Portes y Rubén G. Rumbaut, Legacies. The Story of the Immigrant Second Generation, Berkeley, University of California Press/ Russell Sage Foundation, 2001, p. 279; Rubén G. Rumbaut y Alejandro Portes (eds.), Ethnicities: Children of immigrants in America, Berkeley, University of California Press, 2001.
Elaine Levine, “Transnacionalismo e incorporación laboral de migrantes mexicanos en Estados Unidos y las perspectivas de ascenso socioeconómico para sus hijos”, en Elaine Levine (ed.), La migración y los latinos en Estados Unidos. Visiones y conexiones, México, CISAN-UNAM, 2008.

[16] Entrevista con Meche, realizada por Magdalena Barros en Santa María, California, octubre 2014.
17] Entrevista con María, realizada por Magdalena Barros en Santa María, California, octubre 2014.
[18] Dream es el acrónimo de Development, Relief and Education for Alien Minor. Básicamente, lo que piden los miembros que promueven el Dream Act es que los jóvenes indocumentados que quieran ingresar a la universidad reciban las mismas condiciones que los jóvenes residentes, y no se hagan diferencias basadas en origen étnico y nacional. Los jóvenes indocumentados llegan a pagar colegiaturas en las universidades hasta tres veces más altas que los residentes, lo cual dificulta mucho su integración. Esta iniciativa fue presentada al Congreso en septiembre 2006 y no ha sido aprobada. El único estado que aprobó su propio Dream Act fue California en 2013.
[19] Los jóvenes necesitan cumplir los siguientes requisitos: tener menos de 31 años a la fecha de junio de 2012; haber llegado a Estados Unidos antes de los 16 años de edad; haber residido continuamente en Estados Unidos por un periodo mínimo de tres años antes del 15 de junio de 2012 y en el momento de presentar la acción diferida ante la USCIS; haber residido continuamente en EU desde junio 15 de 2007 hasta el momento presente; estar asistiendo a la escuela, o haberse graduado de la escuela superior, poseer un certificado de Educación General (GED), o haber servido con honor en la Guardia Costera o en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. No haber sido encontrado culpable de un delito grave, delito menos grave significativo, múltiples delitos menos graves, o representar amenaza nacional o a la seguridad pública. USCIS Consideration of Deferred Action for Childhood Arrivals Process, disponible en http://act.americasvoiceonline.org/page/m/327377f8/1fb6e4af/1e93d9fc/6f20de74/2111572833/VEsH/, consultado el 15 de septiembre de 2012.
[20] Beneficiarán a más “Soñadores”, 2012, disponible en http://www.eluniversal.com.mx/internacional/78921.html, consultado el 5 de enero de 2013.
[21] Sólo en los primeros seis meses de 2012 se deportaron 45 000 padres y madres y más de 5 100 niños ciudadanos en 22 estados viven bajo el cuidado del Estado en los programas llamados “Foster care”. Helen O´Neil, “Immigration policy splits families when parents are deported”, Associated Press: U.S. agosto, 26, 2012, disponible en http://www.denverpost.com/nationworld/ci_21401857/u-s-immigration-policy-splits- families-when-parents#ixzz24hrk0418, consultado el 26 de agosto de 2012.
[22] Entrevista con Andrés, realizada por Magdalena Barros, Santa María, California, septiembre 2013.
[23] Entrevista a Engels García, realizada por Magdalena Barros Nock, op. cit.
[24] Engels es un joven muy activo y emprendedor, actualmente también es becario (internship) de la organización Educators for Fair Consideration (E4FC). Engels, como defensor legal provee información legal migratoria a personas que buscan un remedio migratorio. También es miembro activo de la organización Student Advocates for Higher Education (SAHE), que promueve la participación cívica de ciudadanos e indocumentados.
[25] Michael Fix y Wendy Zimmermann, “All under one Roof: Mixed-status Familias in an Era of Reform”, International Migration Review, vol. 35, núm. 2, 2001, p. 399.
[26] A más de un año de haberse iniciado el DACA, para agosto de 2013 sólo 49% de la población elegible había presentado su solicitud; de éstos, 68% provenían de México, El Salvador, Guatemala y Honduras. De ellos, 24 % estudian la preparatoria y 44 % no están inscritos en la universidad ni tienen un título universitario. Tom K. Wong, Angela D. García, Marisa Abrajano, David Fitzgerald, Karthick Ramakrishnan y Sally Lee, Undocumented No More. A Nationwide Analysis of Deferred Action for Chilhood Arrivals, or DACA, disponible en http://www.americanprogress.org, consultado el 20 de noviembre de 2013.
[27] U.S. Citizen and Immigration Services 2015, en disponible en www.usa.gov, consultado el 2 de febrero de 2015.  
[28] Entrevista con María, por Magdalena Barros, Santa María, California, septiembre 2013.
[29] Las personas que no tienen certificado de preparatoria pueden tomar clases y presentar un examen para sacar un GED que es aceptado para poder ingresar al college y para la aplicación del DACA.
[30] Entrevista a Engels García, realizada por Magdalena Barros Nock, op. cit.
[31] Idem