Desde la trinchera: las batallas por la memoria

ENVIADO POR EL EDITOR EL Miércoles, 29/01/2025 - 13:21:00 PM

Mario Camarena Ocampo, Claudia Alvarez Pérez (coords.) Las batallas por la memoria, México, Conaculta, INAH-ENAH, CEAPAC Ediciones, 2015.


Andrea Laguna*

 

El cuaderno Las batallas por la memoria se forma de doce diferentes ensayos que dan cuentan de diversas relaciones y procesos sociales en el marco de la segunda mitad del siglo XX. El cuaderno retrata una variedad de temáticas abordadas desde la memoria trabajada en torno al tiempo, al espacio, al conflicto. A partir de las experiencias y expectativas de los actores sociales se estudia a la memoria desde una perspectiva que transita de lo individual a lo colectivo y viceversa, como se puede observar en el trabajo de Claudia Álvarez, o bien, a la memoria que construye el recuerdo de ser pueblo, que legitima su historia y sus costumbres frente a los otros, abordado por María de Lourdes Domínguez en su ensayo sobre el pueblo Ajusco.

 

La relación entre la memoria y el tiempo provoca una pregunta inmediata, ¿qué es el tiempo? Hablar de tiempo en manera singular nos remite a un tiempo concebido de manera universal, lineal y occidental que apela a la idea de un progreso económico, social y cultural, donde la sociedad evoluciona hacia una “civilización”. Lo oportuno y propositivo de este trabajo es que permite reflexionar y preguntarse ¿cuál es el tiempo o los tiempos de los sujetos que estudiamos?, ¿cómo lo expresan a través de sus testimonios?, y ¿cómo podemos construir una metodología que nos permita trabajarlo en nuestras investigaciones? Esta problemática se torna compleja al trabajar el relato del testimonio, donde se descubre que el tiempo no transita por el paso del reloj o los sucesos secuenciales, sino a través de las repeticiones, las continuidades, los cambios, las rupturas y la manera en que las personas los significan. El pasado se reconstruye en el contexto del presente, pero con el fin de poner un futuro en construcción, y es ahí donde las memorias y las posibilidades del tiempo juegan un papel primordial.

 

Mario Camarena y Rocío Martínez analizan el conflicto en la concepción del tiempo en el caso de la construcción ilegal de la gasolinera en San Pedro Mártir de 2011 a 2013. Acorde con el testimonio de una señora que vive en el pueblo y es integrante del Movimiento Popular de Pueblos y Colonias del Sur, los autores proponen que a través de la experiencia individual, que a su vez remite a la memoria colectiva de las diferentes posiciones de los grupos sociales, es que se puede encontrar los significados de un conflicto, no sólo desde las acciones, sino poniendo énfasis en la manera en que se recuerda.

 

Sin perder de vista la memoria, los ensayos que integran este cuaderno ponen de manifiesto otro elemento característico de los procesos sociales: los espacios no como lugares marcados por lo geopolítico, sino por su significado apreciado en los testimonios. Cada uno de los trabajos de las autoras y autores remite a diferentes espacios en que se crean diversas relaciones sociales. Desde la música, la colonia, el pueblo, la comunidad, la tierra, el trabajo, la izquierda, hasta la familia y la niñez; los grupos sociales son los cantores de protesta, músicos del reggae, las mujeres del Movimiento Popular de Pueblos y Colonias del Sur, los comuneros de Ajusco y de San Andrés Totoltepec, las obreras de la Liga Comunista 23 de Septiembre, las costureras, los colaboradores de la revista Por qué?, la gran familia electricista y las niñas y niños que desarrollan su espiritualidad. Todos ellos son ejemplos de ciertas experiencias y expectativas que transitan de lo individual a lo colectivo, y que van caracterizando el tiempo y el espacio, en términos de rupturas y continuidades.

 

La investigación de Liliana García plantea que la formación política de los cantautores de protesta se dio a partir de ciertos espacios de socialización, como fue la familia, el barrio y las redes sociales de la izquierda. Dicho proceso de formación política también está atravesado por una coyuntura importante: el 2 de octubre de 1968, un parteaguas para las experiencias de estos cantores. El trabajo de Eduardo López explica que la familia electricista, por su parte, se constituye a partir de la movilidad de los trabajadores especializados de la Compañía de Luz y Fuerza a diferentes campamentos del interior del país para abastecer el recurso, resignificando la idea de familia y creando comunidades a partir de las relaciones de trabajo.

 

Todo lo anterior lleva a formularse la siguiente pregunta: ¿cómo se expresan los procesos sociales a partir de los testimonios de las diferentes temáticas presentadas en el cuaderno Las batallas por la memoria? Precisamente al observar y encontrar las particularidades de las experiencias de los individuos insertos en ciertas relaciones y procesos sociales, en tiempos y espacios que nos permite entender prácticas, costumbres, valores e ideas que crea un colectivo, que se insertan en ciertas dinámicas sociales, económicas y culturales en la segunda mitad del siglo XX en México. De ahí que el nombre del cuaderno Las batallas por la memoria remite a las palabras que retomo de Halbwachs “[…] la memoria de una sociedad se extiende hasta donde se puede, es decir hasta donde alcanza la memoria de los grupos que la componen […]”.[1] Estas batallas hablan de las múltiples memorias que se constriñen frente una memoria hegemónica y oficial.

 

A los ensayos antes citados, se suma el de Cinthya Luarte, autora que trabaja los distintos significados de la utilidad pública en la tierra a lo largo del siglo XX. A través del análisis que Yair Vázquez desarrolla en su ensayo, titulado “La revista ¿Por qué? y el poder político mexicano. 1968-1974”, propone el estudio de la memoria no desde el testimonio, sino desde la fuente escrita. La memoria de la revista nos enuncia sujetos, grupos, ideologías y contextos que convergieron en este proyecto de discusión y opinión pública, que si bien tuvo una corta vida, aprehende el clima de una izquierda dividida; la aparente transición de una “apertura democrática” a una democracia represiva y la convulsión de los movimientos sociales y armados en Latinoamérica. El interés de Mariana Castro por abordar como sujetos de estudio a las niñas y los niños es un acierto, pues devela la poca discusión historiográfica que existe sobre el tema, ya no digamos de cómo se expresa la memoria en la niñez. Luis Hernández, en cambio, da cuenta de cómo nace el reggae mexicano y las particularidades de éste respecto del jamaiquino.

 

Los textos de Rosa Elena Rodríguez, Alicia de los Ríos, Margarita Pulido y de Ricardo Cuéllar tienen en común el estudiar las experiencias y testimonios de las mujeres insertas en la dinámica del trabajo en espacios urbanos. Rodríguez lo realiza desde la participación laboral de la mujer en el sector conocido como la Playa Renaciente, en Colombia, durante el siglo XX. El propósito del trabajo de Alicia de los Ríos es reconstruir el momento y condiciones en que un grupo de mujeres obreras de las maquilas en Ciudad Juárez deciden incorporarse a la Liga Comunista 23 de Septiembre. Por último, los ensayos de Pulido y Cuéllar presentan la riqueza de las experiencias de dos mujeres costureras que son Magaly y Alicia. Estos testimonios nos llevan de la mano para entender sus expectativas respecto al trabajo, es decir, como una aspiración humana de realización, y la fábrica donde laboran, como un espacio de superación y competitividad.

 

El presente cuaderno constituye un satisfactorio e interesante resultado del Seminario de Historia Social de México siglo XX, coordinado por Mario Camarena en la ENAH. Sin duda, resultado de un valioso esfuerzo colectivo.[2]

 


* Escuela Nacional de Antropología e Historia, INAH.
[1] Maurice Halbwachs, La memoria colectiva (trad. de Inés Sancho Arroyo), Zaragoza, Prensa Universitarias de Zaragoza, (Clásicos 6), 2004, p. 84.
[2] Agradezco especialmente a Carlos Alberto Ortiz Ortiz las observaciones y comentarios realizados.