Los niños olvidados hoy y siempre

ENVIADO POR EL EDITOR EL Miércoles, 29/01/2025 - 13:22:00 PM

María Eugenia Sánchez Calleja, Niños y adolescentes en abandono moral. Ciudad de México (1864-1926), México, INAH (Historia. Serie Logos), 2014.


Delia Salazar[*]

 

La historia de los menores en situación de calle, expuestos al ritmo y la violencia de las urbes, el abuso de los mayores y sus pares, la criminalidad, la desnutrición, la insalubridad e incluso la muerte, así como los esfuerzos emprendidos por el Estado y la sociedad civil por cobijarlos, normalizarlos o readaptarlos bajo los parámetros de la moral social en turno, han sido una preocupación constante en los diversos ensayos que hasta la fecha María Eugenia Sánchez Calleja había dado a conocer en diversas publicaciones.

 

No obstante, su libro reciente Niños y adolescentes en abandono moral. Ciudad de México (1864-1926), publicado con el sello editorial del Instituto Nacional de Antropología en 2014, resulta el esfuerzo más acabado realizado por la investigadora sobre un campo historiográfico que ofrece importantes aportes para comprender el devenir de múltiples infancias y adolescencias en el pasado. Texto que, sin duda también se relaciona con los cambios y continuidades en las preocupaciones de nuestra sociedad contemporánea por los menores en situación de riesgo y necesidad de mayor protección y entendimiento.

 

Producto de una acuciosa investigación en fuentes de archivo, sobre todo en diversos fondos del Archivo General de la Nación relacionados con el Tribunal de Menores del Distrito Federal y el Consejo Tutelar para Menores Infractores, que se complementan con diversas pesquisas en el Archivo Histórico del Distrito Federal y el Archivo Histórico de la Secretaría de Salubridad y Asistencia, el texto aporta innumerables datos originales y ofrece una interesante interpretación sobre la suerte de los niños y adolescentes que transitaron por las calles de la ciudad de México durante más de seis décadas que traspasan del siglo XIX al XX.

 

Dividido en cinco capítulos, el libro inicia con un interesante apartado que sintetiza gran parte de los discursos producidos por sociedades filantrópicas, científicos y hombres de Estado que tanto en Europa como en América, durante el siglo XIX y los albores del siglo XX, mostraron una preocupación por los niños y las niñas considerados desvalidos por su situación de abandono moral y desatención familiar, muchos de los cuales fueron vistos como un peligro para la sociedad, pues se consideraban candidatos naturales a involucrarse en el vicio y la delincuencia. Discursos que recogieron gran parte de las élites mexicanas que, si bien retoman muchos elementos de la caridad cristiana del llamado antiguo régimen, paulatinamente se secularizan en los postulados de la sociedades filantrópicas —sobre todo en el porfiriato— y las políticas públicas, sobre todo durante la posrevolución, cuando el Estado tomó un papel más activo en la atención de las carencias de los sectores más desposeídos de la sociedad, como lo muestra su autora en el desarrollo de su libro.

 

Ya en el plano nacional, la especialista ofrece un importante acercamiento a la historia de las instituciones de Beneficencia que crearon en México internados y correccionales desde los tiempos del Segundo Imperio. Enseguida, muestra, con una investigación fina, analítica y bien articulada las innovaciones y las permanencias que se vivieron durante el porfiriato, en un lapso en el que los gobernantes consideraban que las élites económicas y sociales del país debían contribuir a solucionar las grandes carencias de la sociedad mexicana.

 

Particular atención muestra la autora en las innovadoras propuestas médicas y pedagógicas que ya desde el siglo XX buscaban atender los problemas de la infancia desvalida, y la preocupación por convertir a los menores en sujetos de derecho y respeto sobre sus particulares características de vida, así como los esfuerzos por reducir la mortalidad y el maltrato, incrementando su acceso a los servicios de salud y los planteles educativos y correccionales de corte moderno.

 

En los últimos dos apartados Sánchez Calleja muestra el tránsito en la conceptualización del niño abandonado y desvalido, hacia un menor que llegó a considerarse “irregular” e incluso “anormal”, bajo algunas perspectivas médicas y jurídicas posrevolucionarias, que señalaban que los niños y las niñas debía ser normalizados para lograr su integración plena a la sociedad de los adultos. Ideal que, a pesar de sus cuestionamientos que hoy en día podríamos hacer, el Estado posrevolucionario pensó haber logrado mediante la construcción de instituciones más acordes con la posibilidad de obtener la regeneración física y moral de los infantes abandonados o delincuentes, como fue el Tribunal para Menores.

 

Y aunque inevitablemente los principales actores de la historia, los niños y los adolescentes en abandono moral, cuyas vidas reales quedan en segundo plano por el peso de los discursos y las acciones implementadas por los mayores bajo el supuesto de protegerlos y normalizarlos, a través de este interesante libro se revelan tras bambalinas las vicisitudes por la que debieron pasar múltiples infancias en el pasado. Tal vez el reto, más allá de los aportes de este interesante libro que bien vale la pena estudiar y analizar con cuidado, será buscar las formas mediante las cuales los niños y las niñas, con sus particulares miradas, sentimientos, temores y expresiones alguna vez tomen la voz que aún se encuentra subsumida entre miles de papeles que nos heredaron sus padres y protectores, a partir de las cuales los estudiosos pretendemos contar sus historias.

 

*[*] Dirección de Estudios Históricos, INAH.