Alas para un canto libre
ENVIADO POR EL EDITOR EL Jueves, 07/11/2024 - 19:10:00 PMAlas para un canto libre. Tributo a Judith Reyes, México, Fonca / Urdimbre Audiovisual / Ediciones Pentagrama, 2021.
Liliana García Sánchez*
El proyecto
Este disco surge con la intención de crear un disco-documento; parte de un proyecto de investigación de largo aliento, trabajando y reflexionando la vida y obra de esta importante cantautora tamaulipeca, desde la historia oral y social. Ha sido vital la suma de diálogos, voces, memorias, testimonios; detalles e instantáneas del derrotero complejo y radical que defendió Judith Reyes, muestras del mundo social y cultural diverso que constituyó la izquierda de la segunda mitad del siglo XX mexicano. Mujer revolucionaria que debe ser visibilizada, como muchas otras mujeres fundamentales para la historia del arte y la militancia en México. Su riqueza biográfica, aunada a su lírica, teje para nosotros la historiografía velada de los hechos ocultos o signos de lo que ella llamó “la otra cara de la Patria”.
Se convocó a 16 cantautoras mexicanas de diversas trayectorias y generaciones, a fin de recuperar el canto y la fuerza femeninos en el papel cultural que ha cumplido el arte como parte inseparable de los movimientos sociales. Cada una aportó con su voz y su sensibilidad un sello particular, apropiándose de la melodía, haciendo crecer el canto de Judith Reyes a través de su vuelo lírico. Reposicionamos así la obra de una mujer que rompió estereotipos y se atrevió a cantar y actuar contra el poder; y reiteramos la importancia de abrir espacios de expresión para estas figuras. Judith Reyes abrió brecha como mujer, activista y artista, para que actualmente otras continuemos nuestra labor, en lo formal y en lo subterráneo. Este disco es un esfuerzo colectivo, en el que participa Urdimbre Audiovisual A. C. en la producción musical, el músico Juan Pablo Villa en los arreglos y la dirección musical, y Discos Pentagrama A. C. en la distribución. Cabe señalar que este proyecto fue posible gracias a una beca de coinversión del Fonca-2019. Mi gratitud a todos ellos por sumarse a crear este documento sonoro, que ojalá despierte en las distintas generaciones una reflexión hacia el porvenir que deseamos construir.
Canciones de la radicalidad
Se buscó abrir un panorama temático centrado en la denuncia ante la represión, la desaparición, el encarcelamiento político y el despojo, así como las luchas ciudadanas y campesinas, pero también las estudiantiles. Una parte de la lírica de Reyes tocó inicialmente el género ranchero, romántico, comercial y popular. Una segunda parte concierne a su temática política e histórica, de central interés, pues ese giro representa un momento fundamental en la vida de la artista.[1]
“Con los chicanos” (1961) es una canción que permanecía inédita. Dedicada a tantos mexicanos “mojados” cruzando la frontera con Estados Unidos, es testimonio de vivencias propias, cuando Judith cruzó a San Antonio, Texas, para cantarles a los soldados heridos por la Segunda Guerra Mundial; la intérprete, Amelia Escalante, camina con convicción en el arte militante; con su guitarra y voz apoya a diversos movimientos populares, similar a Reyes en muchos aspectos de su trayectoria.[2] También sin grabar estaba la “Canción de los desaparecidos” (1974), dedicada a un problema que seguimos enfrentando cruelmente en la actualidad, el cual Judith Reyes denunció en el exilio y en cada ocasión en que se presentaba. Sabina Barrios realiza una bella interpretación con música de Juan Pablo Villa, al igual que en el caso anterior.[3] La “Canción de los presos políticos de México” (1970) fue parte de este particular instrumento de denuncia de lo que pasaba en México, cuando Judith cantó en Italia, en Francia y Alemania durante su exilio; con una sentida y magistral interpretación de una michoacana universal, Leticia Servín.[4]
El “Corrido a Camilo Torres” (1966) es una muestra del cancionero internacionalista de Judith Reyes; cantos a Cuba, a Vietnam, a Nicaragua, a Guatemala y Haití. Corrido dedicado al “cura guerrillero” colombiano, que dejó el sacerdocio para acompañar las filas del Ejército de Liberación Nacional en 1965. Es interpretado por Norma Chirino, nacida en la Ciudad de México, y que lleva en la sangre el fuego propio de nuestras amadas tierras chiapanecas; un sonido profundo de la feminidad blusera, salsera y sonera.[5]
Judith grabó “Gorilita, gorilón” (1965) en el primer disco con perfil radicalmente político, Los restos de don Porfirio.[6] Argelia Ballesté interpreta esta canción desde la expresividad que le da su trayectoria teatral; crecida entre música, canciones y montajes de teatro popular, aprendió del compromiso y belleza anarquista de su padre, Enrique Ballesté (Ciudad de México, 10 de octubre de 1946 1- 19 de septiembre de 2015), artista, cantor, teatrero, compositor y amigo, entre tantos, de Judith Reyes.[7]
“Tragedia de la Plaza de las Tres Culturas”, o “Tlatelolco”, que originalmente formó parte del disco Cronología del Movimiento Estudiantil de 1968, es interpretada al estilo tradicional por la voz hermosa de María Inés Ochoa. Judith la estrenó ese 1968 en los pasillos de Lecumberri, ante los presos políticos entre quienes estaba su esposo, Adán Nieto Castillo, abogado defensor de obreros y trabajadores.
“Las razones de Lucio” es una canción que denota la admiración e identidad que Judith tuvo hacia el líder guerrerense Lucio Cabañas. Julia González canta desde una raíz veracruzana cultivada en lo musical por su padre, Roberto González, nacido en Alvarado.[8]
Elia Crotte eligió desde el principio la canción “Los Monicacos” (1976), pues recuerda haberla cantado cuando formaba parte del grupo Los Nakos y en memoria de la cálida amistad que muy joven tuvo con Judith, quien representó para ella una fuerte influencia e inspiración.[9]
Para la lucha de colonos en el campamento 2 de Octubre, hacia los años setenta, Judith Reyes compuso y dedicó un disco: Iztacalco y la revolución pobrista de América Latina.[10] De ese álbum, Nina Galindo interpreta con su inconfundible voz blusera y un arreglo de aires norteños la canción “Iztacalco”, que homenajea a los líderes, mujeres y niños que enfrentaron y sufrieron los embates de la represión, para lograr la que hoy conocemos como colonia Campamento 2 de Octubre.[11]
“Los restos de don Porfirio” (1964) es una de las primeras canciones políticas que escribió Judith, y da título al primer disco que antes mencioné. Valentina Barrios la interpreta con su grupo, Los Indómitos, logrando una versión rockera, que retoma el enojo y el arrojo para decir las verdades acalladas.[12]
Judith escribió “Rebeldía rural” al involucrarse con los movimientos campesinos del norte del país hacia 1964. Margarita Cruz y Mayra Cebreros, actual miembro de Los Nakos, y Zeiba Kuicani, del trío huasteco Xochicanela, logran un ensamble maravilloso de voces para esta importante canción. La figura de Margarita Cruz sobresale por su trayectoria artística y militante; alternó y conoció de cerca a Judith Reyes, coincidiendo en muchos puntos de vista y motivaciones de su labor.[13]
El disco se encuentra a la venta en librerías de Educal y Gandhi.
* Escuela Nacional de Antropología e Historia.
[1] Véase Judith Reyes, La otra cara de la Patria, México, CCU Tlatelolco-UNAM, 2019.
[2] Amelia es maestra de formación y desde 2007 ha dedicado su talento a la protesta social y la niñez. Es autora musical en el video documental Barricadas de Cherán, de Salvador Díaz. Participa en las actividades del CLETA-UNAM y la Brigada para Leer en Libertad. Además de su constante acompañamiento a diversos movimientos sociales mexicanos, mantiene relaciones con comités de solidaridad internacionalista, cantando para eventos solidarios con Cuba, Nicaragua y Chile.
[3] Sabina nació en la Ciudad de México en 1999. Hija del músico Francisco Barrios, el Mastuerzo, y de la artista plástica y titiritera argentina Julieta Tabbush. Empezó su carrera musical desde los 7 años, dando muestras de una gran sensibilidad acústica y manejo de la voz. Ha continuado su formación y carrera musical en Neuquén, Argentina, siempre con una visión crítica de la realidad.
[4] Leticia es de Morelia, Michoacán. Radica en la Ciudad de México desde 2001. Posee una voz poderosa, profunda sensibilidad y gran capacidad como compositora. Tiene en su haber varias producciones discográficas, la más reciente de 2018, su disco La fiera borrasca, canciones inspiradas en poemas de sor Juana Inés de la Cruz.
[5] Escritora desde muy joven de versos y décimas inspirados y dedicados a la vida, a la naturaleza y a los valores más puros de la humanidad, ha formado parte de otros proyectos musicales, entre ellos el grupo Sonido Psicotropical, además de ejercer la docencia musical infantil desde hace varios años.
[6] Los restos de don Porfirio, México, edición personal, 1965. De fundamental importancia, este disco tuvo una segunda edición en 1973 y una tercera en 1977, esta última ilustrada por Rius.
[7] Argelia es actriz, dramaturga, artesana y cantora, además de estudiante de antropología. En 2015 comenzó a construir el Archivo Enrique Ballesté-Grupo Zumbón. Coordinó la investigación y contenidos del libro Antología dramática: Enrique Ballesté 1 y 2, México, Fonca, 2017.
[8] Julia González Larson fue marcada por la música desde el calor del vientre materno. Su papá, el trovero veracruzano Roberto González, es uno de los destacados miembros de la generación fundadora del rock rupestre en los años ochenta, con el desparecido Rockdrigo González.
[9] Elia Crotte Franco, nacida en Tijuana, es narradora, cantante, actriz, compositora y escritora. Inició su actividad artística muy joven en el Distrito Federal, como integrante del grupo Los Nakos. Con ellos vivió el 68 y las brigadas estudiantiles; proviene del movimiento político y cultural del Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA), compartiendo el canto con Enrique Ballesté, León Chávez Teixeiro, Judith Reyes y José de Molina.
[10] Judith Reyes, Iztacalco y la revolución pobrista de América Latina, México, Cánticos Proletarios, 1976. Nótese la dimensión Latinoamericanista que Judith le da al movimiento de Iztacalco.
[11] Nina ha formado parte del dueto Cayo y Colmillo, el grupo Mezclilla con Roberto Ponce, los Teen Tops, el grupo Follaje, y a partir de 1989 se integra al grupo Y Sigue la Mata Dando.
[12] Valentina Barrios Crotte creó un camino propio continuando la labor de sus padres, Elia Crotte, y Francisco Barrios, El Mastuerzo. Es creadora escénica, compositora, cantante, gestora y trabajadora del arte y la cultura. Los Indómitos son Diego Godínez, Carlos-Charlie Santana y Gonzalo Luna.
[13] Margarita Cruz (Talca, Chile, 1948), cofundadora, con Anthar López, de la Peña Tecuicanime, reconocido centro de difusión de folklore y canto nuevo. Representa a México en diversos foros y festivales internacionales. Como solista participa en la Peña “Chile Ríe y Canta” en Santiago de Chile. Mantiene un homenaje permanente a Violeta Parra, Lucha Reyes y Emiliano Zapata, entre otros.