La migración de mujeres profesionistas colombianas a México
ENVIADO POR EL EDITOR EL Miércoles, 13/11/2024 - 13:22:00 PMRosa Emilia Bermúdez Rico, Migración internacional calificada por razones de estudio: colombianas en México, México, El Colegio de México, 2019.
Cristina Sánchez Parra*
El arribo de colombianos a México en condición de migrantes se ha consolidado como una dinámica social recurrente, la cual muestra una tendencia creciente a que sean jóvenes quienes deciden viajar a México para realizar sus estudios de posgrado. Ante esta evidencia, Rosa E. Bermúdez se pregunta por un grupo en particular de dichos estudiantes: las profesionistas en ciencias naturales y ciencias sociales; los contrastes entre los motivos, las experiencias y las subjetividades que testimonian las mujeres seleccionadas son narrados y analizados por la autora a lo largo de los seis capítulos del libro.
Este texto es producto de una investigación doctoral llevada a cabo en el Centro de Estudios Demográficos y Urbanos de El Colegio de México. La autora utilizó metodología de investigación cualitativa, por lo que encontramos a lo largo del libro la voz de las 24 mujeres, entrevistadas por la autora, quienes viajaron a México por motivos de estudio. Hay que señalar que la sistematización de la información recopilada por la autora, por medio de tablas, diagramas y gráficas, permite la comprensión de los datos para dimensionar la importancia de este fenómeno migratorio.
De acuerdo con la autora, las mujeres participantes debían cumplir con tres requisitos: ser profesionistas con experiencia laboral en Colombia, haberse movilizado entre los años de 1990 a 2006 y, que hubiesen egresado de un posgrado en alguna universidad mexicana. A partir de estos perfiles, uno de los objetivos de la investigación es hacer una reconstrucción de la biografía profesional de las mujeres, partiendo del reconocimiento de sus trayectorias familiares, educativas y laborales. El estudio se complementa con el uso de otras fuentes, como las encuestas gubernamentales, los censos y los datos emitidos por el Instituto Nacional de Migración en México.
El libro se estructura analíticamente en dos grandes temas: el primero, que aborda las condiciones estructurales de los Estados implicados (país de origen y país de destino), como características contextuales que motivaron la decisión de salir de Colombia para estudiar en México. El segundo, las narrativas de las mujeres entrevistadas que cuentan sus vivencias, permitiendo identificar algunos patrones de movilidad, rupturas y continuidades del fenómeno. Además, un aporte del libro es el acercamiento analítico a la experiencia migratoria femenina.
En torno al primer tema, se estructuran los primeros tres capítulos del libro, los cuales van a englobar las características sociales y políticas de los países (emisor y receptor de la migración). Al respecto, se señala que desde las últimas décadas del siglo XX y lo que va del actual, puede identificarse una tendencia creciente de la migración calificada por razones de estudio. Bermúdez identifica aquellos destinos hegemónicos predilectos por los profesionistas que buscan seguir estudiando: Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Francia y Alemania; al tiempo que identifica un nuevo bloque emergente compuesto por China, Japón y Malasia. Estas rutas de movilidad académica que nos señala la autora insinúan posibles estudios relacionados con la geopolítica de los países que se disputan la recepción de migración calificada.
En ese mismo sentido, el estudio de Bermúdez también arroja información valiosa para pensar una regionalización de la migración en América Latina; es revelador, por ejemplo, que México sea el principal país de emigración en el mundo, así como que Colombia sea la cuarta colonia extranjera con más presencia en México, después de estadounidenses, guatemaltecos y españoles. Aunque los datos también indican que son los colombianos quienes ocupan el primer lugar en población migrante con nivel de estudios de licenciatura o más.
Esas tendencias se observan en perspectiva histórica en el libro, por lo que no puede dejarse de lado la tradición de la política exterior mexicana de ser receptor de exiliados y de un gran flujo de migrantes en diferentes momentos de su historia. La autora no profundiza en este fenómeno, pero señala a algunos autores básicos de la historiografía mexicana que han trabajado tales asuntos para el siglo XX. De una manera similar, se acude a la historia de Colombia para entender el fenómeno de expulsión de colombianos que, de acuerdo con la autora, se ha configurado en tres grandes oleadas: en los años setenta y ochenta tempranos del siglo pasado, en un momento de radicalización de la política colombiana que motivó la salida de intelectuales como Gabriel García Márquez, en una especie de autoexilio. La segunda ola se presentó a causa del conflicto armado interno que expulsó a un grupo importante de dirigentes políticos que salieron para proteger sus vidas. Finalmente, desde la entrada del neoliberalismo al país y hasta la actualidad, la tendencia ha sido la salida de colombianos por razones laborales o de estudio.
Precisamente, al detenerse en este último grupo, Bermúdez plantea una contextualización sociopolítica que le servirá para reforzar su hipótesis a propósito de las razones por las cuales las profesionistas colombianas deciden salir del país, entre las que encontramos: la creciente necesidad de aumentar sus credenciales académicas y para atenuar la incertidumbre laboral que se vislumbra compleja e injusta, sobre todo a partir de la reforma laboral (Ley 50 de 1990), caracterizada por la flexibilización laboral, la instauración de los contratos a término fijo, la subcontratación, el salario integral, entre otras reformas que van en detrimento de los trabajadores.
Si bien el panorama esbozado por la autora permite comprender las razones de la salida de los colombianos, el estudio podría profundizar más si se dialogara con los trabajos que estudian el contexto conflictivo del país. Las consecuencias del crecimiento y enfrentamiento entre diversos actores armados (ejército, narcotraficantes, guerrilleros y paramilitares) y el asesinato de líderes sociales y de simpatizantes de organizaciones políticas no tradicionales son, sin duda, una causa más de expulsión de jóvenes del país. Otro elemento que pudo retomarse con más detalle son las características del sistema educativo colombiano el cual, a diferencia del mexicano, no ofrece de manera extensiva estímulos, como las becas. Esto, junto con el prestigio académico, son retomados por las entrevistadas, como los alicientes para elegir a México como lugar de destino.
El segundo gran tema del libro, a propósito de las motivaciones y subjetividades de las mujeres migrantes por razones de estudio, es presentado en los siguientes tres capítulos, los cuales exponen continuos contrastes entre los testimonios de aquellas mujeres que estudiaron disciplinas relacionadas con las ciencias naturales y las que se especializaron en las ciencias sociales. Es interesante la manera en que, al tiempo que se van rescatando las voces de las entrevistadas, es posible ir trazando sus trayectorias profesionales, comprendiendo las exigencias académicas de una u otra área. No obstante, es aún más revelador el hecho de que sea la incertidumbre laboral la motivación principal de expulsión de jóvenes profesionistas de Colombia. Sin duda, el estudio de Bermúdez aporta, en gran medida, a la discusión respecto del fenómeno de “fuga de cerebros”.
La riqueza de los testimonios también permite conocer a estas 24 mujeres en tanto sus experiencias en México, no sólo en el nivel educativo (se señala que en general sus desempeños fueron sobresalientes), sino en su condición de mujeres migrantes solas, en su mayoría. En este punto se revelan las relaciones de género, las lógicas de interacción con los hombres en México, las redes de solidaridad entre colombianos, la relación con sus familias en Colombia, los vínculos afectivos dejados en su país de origen o entablados en el país de destino, además de las oportunidades de crecimiento profesional en México, todos estos factores influyeron en la decisión de quedarse o regresar.
Sin duda, Bermúdez acierta al presentarnos un análisis que, como ella misma señala, se centra en una migración no hegemónica: son mujeres profesionistas, latinoamericanas, migrando a otro país de la región. En tal sentido, un aporte del libro es la detallada caracterización de estas mujeres no sólo en aspectos profesionales sino señalando su subjetividad como factores fundamentales de su experiencia. En general, dice la autora, son mujeres que han construido su autonomía y que se saltan muchos de los preceptos tradicionales que se han construido de las mujeres.
Las relaciones familiares de esas mujeres son otro elemento que se presenta como un factor que estimuló su salida de Colombia. Aunque se trata de casos muy acotados, es sugerente la identificación de la educación como un factor de movilidad social para las clases medias, sector al que se adscribe la mayoría de las participantes en el estudio.
Finalmente, la movilidad de profesionales para cursar estudios de posgrado también permite vislumbrar posibles rutas de trabajo relacionadas con la presencia o ausencia de redes académicas entre los países, aunque la ausencia estatal colombiana contrasta con el apoyo económico que ofrece México a los estudiantes; sería interesante saber qué tipo de redes se han conformado una vez que regresan a Colombia y se integran al mercado laboral. Por otro lado, no son pocas las mujeres que salen de México no para regresar a su país de origen sino para continuar con sus estudios en otro lugar. Con seguridad, todas esas vías son susceptibles de nuevas preguntas de investigación y el trabajo de Bermúdez acierta en este sentido, al señalar otras formas de comprender la migración de mujeres.
* Facultad de Filosofía y Letras-UNAM.